No solo estética: las enfermedades que se pueden detectar por las bolsas de los ojos
Las ojeras y las bolsas de los ojos se asocian a la edad, pero también pueden ser señales de algunas patologías
Una correcta hidratación también ayuda a eliminar las bolsas
Algunas enfermedades de la piel pueden favorecer la aparición de las antiestéticas bolsas
Es uno de los problemas estéticos que más nos preocupan. Nos referimos a las ojeras y las bolsas de los ojos, dos defectos difíciles de eliminar que suelen ir asociados a la edad y que otorgan un aire de cansancio al rostro, tanto de los hombres como de las mujeres.
Hay numerosas razones que pueden provocarlas, incluidas algunas causas relacionadas con la salud. Te contamos las principales.
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Anemia
Existen muchos tipos de anemia y muchos factores que pueden producirla, pero, en general, se resumen en una carencia de vitaminas B6 y B12, necesarias para procesar azúcares, grasas y proteínas, así como para la formación de glóbulos rojos y el mantenimiento del sistema nervioso central; C, el motor del sistema inmune, y K, asociada a la producción de tejidos y huesos.
La falta de estas vitaminas puede verse a simple vista en el tono y estado de la piel, pálida y de aspecto quebradizo, lo que provoca que tanto bolsas como ojeras se acusen más.
Falta de agua
Las bolsas bajo los ojos se forman por acumulación de grasa y líquido. Si bebemos muy poco y a nuestro organismo le falta agua, el riñón va a trabajar peor y a un ritmo menor. Por tanto, la secreción renal se deteriora y las bolsas aparecen o bien aumentan.
Enfermedades de la piel
Las afecciones cutáneas pueden estar detrás de las bolsas de los ojos. Una de las más típicas es la dermatitis de contacto. Esta enfermedad provoca una erupción cutánea acompañada de rojeces y de descamaciones, con sensación fuerte de picor. Este componente inflamatorio, más los frecuentes rascados, hace que las bolsas se acentúen.
Envejecimiento
Es el factor más conocido. La zona de los ojos es un área delicada y fina, con muy poco colágeno natural, una proteína cuya producción, además, disminuye con la edad. Por tanto, la elasticidad del tejido ocular y de los músculos alrededor de los ojos va cediendo, provocando que la grasa que sostiene toda la zona vaya a la superficie.
Agresiones
Cualquier tipo de agresión en los ojos puede provocar bolsas. Por ejemplo, el cloro de la piscina o la simple presión de una zambullida puede impactar en la zona ocular. Si hay picor por cualquier tipo de alérgeno y nos rascamos, también provocaremos la inflamación de la zona.
Alergias
Las bolsas empeoran si sufrimos alguna alergia. Las personas alérgicas al polen, al pelo de algunos animales y a ciertos cosméticos son las más propensas a sufrir estas alteraciones, ya que la respuesta del organismo a cualquier reacción alérgica es la inflamación.
Además, los perfumes de ciertos cosméticos pueden provocar alergias que se traducen tanto en inflamación en la zona periocular como en diferentes tipos de urticaria.
¿Cómo se tratan las bolsas?
Afortunadamente, hay maneras de reducir las bolsas. En casa, son clásicos la aplicación de frío, desde cubitos de hielo, rodajas de pepino o abluciones de agua fría. Algunos aceites esenciales anti-inflamatorios, como el de rosa mosqueta, también son de ayuda.
El estilo de vida también es importante. Mantener una buena higiene de sueño, con las horas suficientes y con un buena almohada, puede hacer milagros.
Las fluctuaciones hormonales, más habituales en el caso de las mujeres, son otro factor que nos hace más propensos a las bolsas. Se hacen más notorias justo antes del ciclo menstrual y disminuyen cuando ha terminado.
Cuando las bolsas no remiten, es necesario acudir a un profesional médico para que nos prescriba los fármacos específicos. En casos graves, podemos plantearnos una blefaroplastia, el procedimiento quirúrgico para quitar el exceso de piel y bolsas de grasa.