Una vez que has escuchado a tu piel, ¿vas a creer ciegamente en las cremas casi milagrosas que cada septiembre nos ofrecen las casas de cosmética? De la mano de un grupo de dermatólogas y especialistas en medicina estética vamos a descubrir qué principios activos son los mejores para la piel de los mayores de 50, 60 y 70 años. Y, si quieres darte un capricho, qué tratamientos de cabina son los más adecuados.
Existe un envejecimiento cronológico en el que influyen la edad y los factores hormonales y un envejecimiento extrínseco relacionado con los hábitos y el estilo de vida. Si nos protegemos o no del sol, si fumamos, si tenemos una dieta variada o si hemos cuidado nuestra piel adecuadamente son factores que cuentan en nuestra apariencia física y que, de hecho, va a hacer que el envejecimiento se pronuncie o se ralentice porque la piel tiene memoria: es el mapa de nuestras vivencias. En el caso de las mujeres hay, además, una variable importante: la menopausia, un momento clave en la belleza de las mujeres. “En la perimenopausia y en la menopausia propiamente dicha, los cambios hormonales hacen que la piel esté más seca, más fina y que haya un aumento de la pigmentación”, explica la doctora Elia Roó, miembro del Grupo de Dermatología de la Asociación Española de Dermatología (AED) y directora de la Clínica Dermatológica Roó.
Los hombres, por su parte, tienen la piel constitucionalmente más gruesa, con mayor densidad de colágeno, elastina y glándulas sebáceas. Por ello, no suelen mostrar una atrofia de piel como en las mujeres. Sin embargo, la piel masculina pesa más y genera un descolgamiento facial y un desplazamiento de las estructuras. En consecuencia, los hombres suelen más papada y más pérdida de la definición del contorno mandibular y unas arrugas de expresión más profundas que las mujeres.
La zona de la mandíbula y el contorno de ojos sufren una reabsorción ósea a partir de los 50. Este fenómeno, unido a la pérdida de producción de colágeno y elastina, produce flacidez y desplazamiento de la piel, junto a surcos y pliegues profundos. Entrecejos marcados, patas de gallo o las clásicas líneas de marioneta en los surcos nasogenianos son las manifestaciones más comunes. ¿Qué momento es crítico? “Hay que estar especialmente alerta en algunos momentos de la vida. Durante los cinco primeros años de la menopausia se pierde un 30% del colágeno de la piel y también se pierde la capacidad de retener agua. En esta fase también se evidencian cambios cutáneos provocados durante la exposición solar como léntigos o manchas de sol”, explica la doctora Mar Mira, directora de la clínica de medicina estética Mira + Cueto.
En las década de los 60 y 70 años todo este proceso del envejecimiento se acelera aún más. Es cuando empieza a notarse un descolgamiento facial importante, con pérdida de definición del óvalo facial, hundimiento de la ojera, surcos nasogenianos muy marcados, pérdida de proyección de la mejilla, flacidez de párpados acentuada con la caída de las cejas y atrofia de la piel… ¿Es posible evitarlo? Las marcas de cosmética y los laboratorios farmacéuticos crean cada temporada productos cada vez más específicos y con activos más potentes que prometen la remodelación del óvalo facial, por ejemplo, acabar con las arrugas que más nos molesten y estar radiantes. ¿Hasta qué punto son promesas realistas? Y si lo son, ¿hay que arruinarse? “Los principios activos no son necesariamente caros, pero las grandes marcas tienen un presupuesto añadido de marketing, packaging… Todo eso encarece el producto”, afirma Elia Roó. “Una buena crema no tiene por qué ser cara, siempre con un límite porque los productos excesivamente baratos contienen siliconas que asfixian la piel y pueden usar principios menos eficaces”, explica la farmacéutica Esther Sansi, directora de Sansi Farma, farmacia especializada en dermocosmética.
La mayoría de los expertos coinciden en que una buena piel en la edad madura se ha trabajado en la juventud, una etapa en la que precisamente por vernos bien, los cuidados no son exhaustivos. Respecto al poder real de las cremas, “depende de tu estilo de vida. Si no te has protegido del sol, has fumado, no has realizado una buena higiene… poco pueden hacer las cremas, por buenas que sean”, explica Elia Roó. “Podemos pedirles que cuiden, que mejoren la calidad y el aspecto de la piel, pero, evidentemente, no un lifting”, concluye.
Todos los especialistas consultados afirman que la limpieza, la hidratación y la protección son los tres imprescindibles de cualquier protocolo para mujeres y hombres, quienes, aunque cada vez más incorporan tratamientos estéticos a su cuidado diario aún les cuesta cuidar su piel, al menos de manera diaria. “La piel es el órgano más extenso de nuestro cuerpo. Cumple un papel fundamental: es la barrera frente a agresiones de todo tipo y va adelgazando un 5% cada década, no sólo en el rostro, sino en el cuello, escote, antebrazo y dorso de las manos”, explica la doctora Roó. Proteger la piel es, por tanto, una cuestión de salud, teniendo en cuenta que a partir de los 50, hay necesidades específicas.
Para los dermatólogos, los 50 es la década más crítica. Para Esther Sansi, “por la noche habría que incorporar alguna crema regeneradora que además incorpore nutrición para la piel. La exfoliación será básica en esta etapa al igual que las mascarillas”. En esta etapa son también fundamentales tratamientos de choque para usar durante un mes, preferiblemente en septiembre a la vuelta de la playa o en primavera para preparar la piel. Es el momento de utilizar productos globales con altas concentraciones de colágeno y elastinas. Algunos expertos apuestan incluso por la nutricosmética como elemento fundamental, aunque para otros especialistas no tenga tanto valor. “No hay estudios científicos que avalen la eficacia para la piel del colágeno ingerido”, explica Elia Roó. En cualquier la ingesta de antioxidantes, vitaminas y oligolementos a través de la dieta siempre aporta un extra para una piel cuidada.
Es la edad perfecta para hacerse un chequeo global. El zinc, como mineral, es vital porque refuerza la inmunidad. Las cremas deberán ser con mayor concentración de activos siempre adecuado al tipo de piel, ya que en dermatología, la tipología ‘piel normal’ no existe. Para la doctora Mar Mira, en los cuidados diarios cobra protagonismo la protección al sol (siempre con factor de protección 50, incluso en invierno) y a la contaminación, incluida la lumínica. “La fotoprotección es fundamental en el tratamiento de lesiones pre-malignas, como las queratosis actínicas, que son frecuentes en estas edades. Para estimular colágeno y elastina y aumentar el espesor de la piel recomendamos el uso de retinoles y alfahidroxiácidos, como el ácido glicólico. Además, para uniformizar el tono de la piel utilizamos sustancias despigmentantes, como la hidroquinona, el ácido kójico o el ácido tranexámico”, explica.
Si la limpieza siempre es fundamental, en esta década y posteriores se convierte en el tratamiento estrella. La profundidad de las arrugas hace que la piel madura presente diferentes niveles de sebo y desechos. “Dentro de las arrugas profundas se concentran mayores niveles de suciedad que requieren productos de limpieza más fuertes, pero entonces correríamos el riesgo de resecar el resto de la piel”, advierte la doctora Roó. Por ello, lo ideal es realizar una técnica de limpieza mixta: “en las arrugas tenemos que aplicar una limpiadora más potente y en el resto, jabones suaves sin jabón o extragrasos, que no deterioren la barrera natural de la piel”, explica esta dermatóloga.
En cuanto los principios activos más adecuados para esta década, son buenas “las cremas con factores de crecimiento, ya que estimulan la producción de colágeno en las capas más profundas de la piel”, afirma la doctora Mira.
Después de cuidarnos en casa, la medicina estética ofrece la posibilidad de ofrecer nuestra mejor versión. “Nuestro objetivo es reestructurar la piel y restaurar el desplazamiento y pérdidas de volúmenes faciales. Para esto usamos el ácido hialurónico que confiere soporte y nos ayuda a reestructurar los depósitos grasos y el desplazamiento de la piel”, explica Mar Mira. Para esta dermatóloga, siempre previa valoración médica y en función de las necesidades de cada paciente, la estrategia ideal sería combinar una buena higiene de vida con los siguientes tratamientos:
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