Óscar García Blesa: "De alguien con canas me fío, ni por un segundo he pensado pintármelas"
Bienvenidos a ‘Santa Cana', un homenaje al pelo blanco, libre y natural en el que reunimos a cuatro melenas plateadas, ilustres e inspiradoras, que representan el disfrute de ser upper
En esta tercera entrega entrevistamos a Óscar García Blesa, escritor y director que lleva más de 25 años en la industria de la música. Él, que conoce de primera mano el idilio del rock y la cana, nos cuenta por qué le gusta que lo reconozcan como ‘el del pelo blanco’, cómo la música les salvó a él y a su familia durante el confinamiento y por qué necesitamos la cultura para vivir
"Me encantan las canas, ni por un segundo se me ha pasado la idea de tapármelas, pintármelas o ponerme gorras. Es un atributo además, que está asociado a mi persona. Me dicen 'el del pelo blanco', ese soy yo"
Tener canas en 2020 es un plus. Llevarlas habla de plenitud y naturalidad y se ha convertido en un gesto de liberación que abanderan los uppers. Y aquí no podemos estar más de acuerdo. Tras unos meses difíciles, en los que a esta generación bisagra le ha tocado hacer honor a su nombre, siendo sostén para sus padres y brújula para sus hijos, toca rendirles homenaje. Y celebrar también lo bueno que llega cuando se suman años. En 'Santa Cana' hemos entrevistado a cuatro representantes de este nuevo sentir del peinar canas para que nos cuenten cómo viven (¡y disfrutan!) esta etapa plateada. Ya hemos hablado con el presentador Carlos Sobera y la modelo Pino Montesdeoca, y hoy le toca el turno al escritor y guionista Óscar García Blesa. Tras 25 años en la industria musical y con el documental El mundo fuera, creado junto a Alejandro Sanz, recién salido del horno, nos habla del idilio del rock y la cana.
"¿Te puedo pedir un favor?", le pregunta Óscar al fotógrafo Alberto Van Stokkum cuando termina su sesión. "¿Si saco mi juguete me harías una foto con él? Es para uso personal".
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-Sí, claro
Óscar saca de su mochila un gramófono dorado pequeñito.
-Joder, ¿eso es un Grammy?
García Blesa no es un habitual de los focos. Es más bien de los que acompaña al artista. Pero hoy le ha cogido el gusto. Quizás porque él y Van Stokkum se han pillado el rollo rápidamente. El primero lleva un cuarto de siglo trabajando en la música, escribiendo y grabando documentales: "Lo primero que hago cada mañana -y esto es literal- es poner un disco". El segundo puede presumir de haber colocado delante de su objetivo a lo más varipopinto de la escena musical española: desde La Zowi a Dani Martín. Y es además el autor del que probablemente sea el mejor retrato de Alex Turner (Artic Monkeys), ese en el que fumaba un piti en la portada de Rolling Stone.
Lo de sacarse la foto con su Grammy Latino, cuenta antes de pasar al set de la entrevista, le hacía especial ilusión. Cuando lo recogió en Las Vegas por su trabajo como codirector de Sanz: Lo que fui es lo que soy (2018), una película documental sobre la trayectoria del artista gaditano que también es amigo, no le dio tiempo a sacarse una foto en condiciones en el photocall. Así que aprovecha el fondo blanco y el flashazo tipo fotomatón para quitarse la espinita. Y Van Stokkum encantado: "Nunca he fotografiado un Grammy".
Relajado después del momentazo, Óscar se sienta y empieza a contar: "Las canas la verdad es que me han acompañado durante muchos años. Mi padre tenía canas desde que era muy jovencito y yo las llevo peinando mucho tiempo. Me encantan las canas, ni por un segundo jamás se me ha pasado la idea de tapármelas, pintármelas o ponerme gorras. Son un atributo además que está asociado a mi persona, normalmente me dicen ‘el del pelo blanco’. Ese soy yo".
Ya en los albores de nuestra cultura las melenas y barbas blancas se asociaban a la sabiduría y eran símbolo de poder. Algo que el sistema capitalista destronó -la cana equivalía a dejar de ser productivo y eso, claro, no interesa-. Pero ahora la generación que las pinta, la del baby boom, las vuelve a poner en el centro y el mercado ha despertado también al respecto: la silver economy. "La cana, por lo menos para mí, tiene un atributo de confianza. Yo de alguien con canas me fío. No sé si es bueno o es malo, pero me da seguridad. No significa que luego no me la pueda jugar, pero la gente con canas me da ese punto de tipo serio".
Es también una cuestión de identificación: "Cuanta más gente de tu generación o de tu quinta ves en la televisión, en los medios, más cerca te sientes de ello. Más representado. Probablemente haya un paso adelante de que no solo lo joven -que por supuesto es fabuloso- se ponga en valor. La experiencia, la madurez, la plenitud o la serenidad, son atributos importantes a la hora de verse reflejado, de generar confianza o de alguna manera recibir un mensaje que te tranquilice".
La experiencia, la madurez, la plenitud o la serenidad, son atributos importantes a la hora de verse reflejado, de generar confianza o de alguna manera recibir un mensaje que te tranquilice
Algo que ha quedado patente durante estos meses de incertidumbre, en los que la cana y la figura de los expertos se ha revalorizado. Hemos permanecido atentos a lo que, en España, nos decían voces con trayectoria como Margarita del Val o Fernando Simón. Y el fenómeno se ha repetido en otros tantos países: en Estados Unidos, por ejemplo, no solo acaban de confiar el cambio de gobierno al presidente más mayor de su historia (Joe Biden, 78). El inmunológo Anthony Fauci, de 79 años y melena cana - el Simón estadounidense-, que ha liderado la lucha contra la Covid-19 y contra la desinformación del Predisente en el país, ha sido reconocido como uno de los Guardianes del Año por la prestigiosa revista TIME.
"Parece que poco a poco la gente se va dando cuenta de que la madurez es un estado fabuloso y que acercarse a ella es siempre interesante", dice García Blesa. A sus 49 años, él lo está experimentando en sus propias carnes. "La cana la dejo al aire y va ahí a su ritmo. Pero con la arruga sí que con el tiempo me he comprado alguna crema. Pero no tengo idea ni intención de hacer nada contra ellas tampoco, hidratarlas para taparlas tímidamente y que vayan creciendo y recorriendo la cara a su libre albedrío".
En general, dice a pierna cruzada y y firme: "Mi relación con mi envejecimiento es estupenda. Yo me encuentro -y esto no es ningún cliché- ahora mismo mejor que nunca. Estoy en un momento de absoluta plenitud, capacitado para escoger las cosas que quiero hacer, con la dosis de experiencia necesaria para saber si me va bien o me va mal. Y si me va mal, saber que no pasa nada, que de los errores se aprende y ayudan a continuar".
Parece que poco a poco la gente se va dando cuenta de que la madurez es un estado fabuloso y que acercarse a ella es siempre interesante
Parece que a él le ha salido bien: "Desde pequeño he vivido rodeado de discos, fui creciendo haciendo fanzines, con una banda de rock and roll y acabé en lo que me gustaba que era el negocio de la música. Algo que afortunadamente he podido seguir haciendo hasta el día de hoy. Mi primer trabajo fue en Warner Music en el 95 y el artista más importante en la compañía en aquel momento era Alejandro Sanz". Con diferentes reencuentros por el camino, Alejandro y él han ido echando canas a la vez , trabajando en muchos proyectos en los últimos años. "Trabajar cerca de él siempre es bonito, es enriquecedor y siempre se aprenden cosas. Es un artista que siempre te enseña".
Óscar es el autor de la única biografía autorizada de Sanz, #Vive (2017). Y ahora acaban de sacar su última colaboración: El mundo fuera, el documental que han montado durante el confinamiento. "Alejandro lanzó una invitación al mundo durante el encierro en el mes de abril para que enviaran sus historias. Recibimos más de 4.500 vídeos y 12.000 horas de vídeos de todas partes del mundo. Con eso se ha construido una narración colaborativa donde todos de alguna manera nos vamos a ver representados. Todos hemos vivido ese momento de soledad, de reflexión, de estar incomunicados con la gente que está lejos y la gente que quieres".
Un tiempo en el que la música ha jugado un papel clave dentro de las casas. Óscar, como tantos otros padres de su generación, ha hecho convivencia intensiva con sus hijos estos meses. Y eso ha sido muy enriquecedor. "Siempre hay como una especie de corriente de que los padres son los que van aleccionando a los hijos y no, yo creo que hay que tener los oídos bien abiertos".
La suya con ellos, explica, es una "comunicación de ida y vuelta con la música como hilo conductor". "La afición y esas ganas de escuchar artistas y canciones se la he transmitido a ellos. Es algo de lo cual me siento feliz y me encanta que ellos de alguna manera también hayan adquirido ese hábito de escuchar canciones". Con el paso de los años, cuenta, son ellos los que le enseñan artistas nuevos, "como The Weeknd o Lil Peep, que me hijo es el que me lo manda a mí y me lo inocula".
Esa conexión familiar se materializó en una lista de 100 canciones que se puede escuchar en Spotify. "Mi hijo Óscar y yo cogimos un disco de Bob Marley que tenía un mensaje muy esperanzador (Everything is gonna be alright) y lo pusimos en Instagram. Estábamos todos muy asustados con lo que iba a pasar. Recibimos muchos mensajes de amigos, así que al día siguiente pusimos otra, y al día siguiente otra... y así durante 100 días. Había una audiencia real (aunque pequeñita), que esperaba cada día la canción del confinamiento que le enviábamos y que les empujaba un poco a tener ánimos y a decir 'pronto saldremos y la música nos acompaña".
En la importancia de la música como compañía insiste: "Ha sido esencial en el confinamiento". Las cifras le dan la razón: las plataformas de música en streaming registraron un aumento del 20% de uso durante esos meses. "Se ha demostrado que la cultura es una herramienta vital para el ser humano. Que escuchar buenas canciones, ver buenas películas, leer buenos libros es fundamental. ¿Qué hubiéramos hecho en la soledad de nuestras casas sin esos compañeros de viaje tan elementales?".
Mi relación con mi envejecimiento es estupenda. Yo me encuentro -y esto no es ningún cliché- ahora mismo mejor que nunca. Estoy en un momento de absoluta plenitud
Sin embargo, los trabajadores de su industria se están llevando la peor parte. En cálculos de Alerta Roja, 700.000 familias viven en España del sector de los espectáculos y eventos. El cierre de locales, la cancelación de eventos y conciertos "les ha dejado indefensos y desnudos. Yo creo que a quien le competa, que supongo que será a la gente que nos gobierna, debería encontrar soluciones y montar herramientas para que en periodos como estos, los músicos, los actores y toda la gente que es dedica al arte tengan algún tipo de refugio, de defensa", reclama. "Parece mentira que los que nos dan goce, que son los artistas, las estén pasando canutas. Sin cultura no somos nadie. Un país sin cultura es mucho más pobre".
Cada melena blanca tiene su historia, por eso en Uppers hemos reunido a cuatro perfiles diferentes que nos cuentan cómo es abanderar esta revolución desde su propia experiencia. En este vídeo de aquí arriba puedes ver un resumen de todas ellas. El 21 de diciembre publicamos la primera entrevista, con Carlos Sobera, que ha visto crecer sus canas bajo los focos de plató. Nos contó que a sus 60 años se lo pasa mejor que nunca, que acompañar en tiempos difíciles desde la tele ha sido un regalo y que lo mejor de esta etapa blanca es saborearla junto al "amor de su vida" y sus dos hijas.
El día 21 hablamos con Pino Montesdeoca, que empezó su carrera en la moda a los 53 años demostrando que la edad es solo una etiqueta y es referente del nuevo (y mucho más libre) paradigma de belleza. Y el 30 de diciembre estrenamos nuestra conversación con Alicia Sánchez 'La Metichara'. Ella nos contará la parte más compleja del proceso: explicar a quien aún no se entera que la cana es alegría y cómo seguir adelante sin que pese la crítica, creyendo en esta transición.