Cuando apareció la primera hasta te hizo gracia, ¡tu primera cana! Pero después apareció la segunda, la tercera, y cuando te diste cuenta habías perdido la cuenta, tu pelo empezaba a aclararse. En ocasiones el desencadenante es natural, por la edad, o simplemente por genética si tus antepasados eran canosos. Pero hay una explicación más allá de los factores habituales que siempre ha estado asociado a la aparición de las canas: el estrés. En numerosas ocasiones se ha dicho que el estrés provoca la aparición de mechones de pelo blanco, y ahora la ciencia lo ha demostrado.
Solo hay que ver a los entrenadores de fútbol o a los presidentes del Gobierno, para no irnos muy lejos, el propio Pedro Sánchez. Cuando accedió al poder allá por junio de 2018 lo hizo con un cabello prácticamente oscuro que poco a poco se ha ido aclarando y que, ahora mismo en plena crisis del coronavirus, se ve mucho más gris. No cabe duda que presidir un país no es, precisamente, un trabajo del todo tranquilo.
La formación de las canas es la simple decoloración del cabello, un proceso natural que dependiendo de diversos factores puede hacer que unas personas lo sufran antes o después. Cada folículo piloso que rodea la raíz de cada pelo tiene células madre de melanocitos, que son las que producen el pigmento que da color a cada pelo, ya sea negro, marrón, rubio o rojo.
En el proceso natural, esas células desaparecen poco a poco con el paso del tiempo y como un síntoma más del envejecimiento, provocando, irremediablemente, ese tono grisáceo de los mechones, siendo el tinte tu única solución. Pero más allá del envejecimiento, las canas pueden aparecer antes de lo programado si la desaparición del pigmento se acelera, y en eso el estrés tiene mucho que ver.
Un equipo de científicos de la Universidad de Harvard ha conseguido resolver la duda de si efectivamente el estrés provocaba la aparición de las canas. En efecto, en su estudio realizado con ratones han demostrando como el estrés podría afectar al sistema nervioso, produciendo un daño en las células madre encargadas de generar el pigmento del pelo, de darle color. De esta manera, es probable que por ese daño el pelo se aclare.
Durante la investigación, el estudio se centró en el sistema nervioso simpático, que se encarga de dar respuesta al cuerpo en situaciones de peligro, generando estímulos en el organismo para reaccionar ante emergencias o estrés. A pesar de que obviamente es beneficioso, los científicos advirtieron como esa respuesta del sistema nervioso es capaz de agotar las células madre de melanocitos que producen el pigmento capilar, por lo que es normal que a través de esas situaciones se acabe la fuente color del pelo.
En esos episodios de estrés, el sistema nervioso libera noradrenalina, un neurotransmisor que aumenta sus niveles cuanto mayor es el estrés y que repercute directamente en el pelo. ¿De qué manera? Pues esta hormona puede hacer que el folículo piloso pierda sus células madre de melanocitos, por lo tanto, la pigmentación no podría volver a generarse, blanqueando el cabello.
Aún así, esto no significa que con un día de estrés se pueda perder el tono natural del cabello. Según el estudio, para ello se necesita que la persona esté expuesta constantemente a episodios estresantes. Entonces sí, la raíz dejaría de pigmentarse y el color del cabello comenzaría a ser blanco. Así que sí, el estrés provoca daños en nuestro pelo y cambios en el aspecto de cada uno si no se controla, aclarando las melenas poco a poco.
A pesar de asociarse con el envejecimiento, el estrés y la aceleración de la pérdida de pigmentación que este provoca puede hacer que las canas aparezcan antes de lo esperado, y una vez se pierde la pigmentación, no hay forma alguna de recuperarla, por lo que ese pelo blanco será permanente. El estrés del día a día afecta de forma distinta a cada uno, pero al final siempre hay una repercusión en el organismo, por lo que saber relajarse y modificar aquello que nos puede irritar en nuestro entorno es importante para que esas canas no aparezcan antes de lo debido.