¿Por qué los huevos no están refrigerados en el supermercado, pero en casa sí debemos conservarlos en la nevera?
Aunque parezca contradictorio, lo correcto es guardarlos en diferente lugar dependiendo de si estamos en casa o el súper
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El huevo es un alimento básico en nuestra dieta: además de su versatilidad, aporta muchos nutrientes que son necesarios para el correcto funcionamiento del organismo. Los huevos son ricos en proteínas de alta calidad, grasas saludables, vitaminas y minerales esenciales, lo que los convierte en un ingrediente muy nutritivo y beneficioso para la salud.
La proteína de los huevos es completa, lo que significa que contiene todos los aminoácidos esenciales que el cuerpo necesita para construir y reparar tejidos. Además, los huevos contienen vitaminas y minerales esenciales como vitamina D, vitamina B12, ácido fólico, hierro y selenio, entre otros.
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Respecto a su uso, los huevos son fáciles de preparar y pueden ser utilizados en una variedad de platos, desde desayunos hasta cenas, y desde dulces hasta salados. Su versatilidad y disponibilidad hacen que sean una opción accesible y conveniente para incorporar en la dieta diaria.
Los huevos deben guardarse en la nevera para mantenerlos frescos y seguros para el consumo. Es recomendable colocarlos en la parte inferior, ya que es la zona más fría y estable. Además, es importante almacenarlos en su envase original o en una caja de huevos limpia para protegerlos de la humedad, los olores y la posible contaminación cruzada. Pero, ¿por qué en el supermercado están sin refrigerar?
Por qué los huevos no están refrigerados en el supermercado
El objetivo de su concreta ubicación en el supermercado es evitar los cambios de temperatura. Si se daña la cutícula del huevo, la clara y la yema podrían infectarse y suponer un riesgo para la salud
La distribución de los productos en los supermercados no está escogida al azar, más bien todo lo contrario. Las tiendas de alimentación, tanto grandes como pequeñas, ponen en práctica distintos trucos para conseguir aumentar sus beneficios económicos. Técnicas que tienen como objetivo que el cliente compre más y, por tanto, gaste más dinero.
Ahora bien, hay aspectos que no están relacionados con estrategias de marketing, sino que la razón es evitar que el producto se estropee y sea perjudicial para la salud del consumidor, pudiendo incluso sufrir una intoxicación alimentaria.
Es lo que ocurre con los huevos, los cuales, nunca se conservan en la zona refrigerada, algo que sí hacemos en casa y así lo recomiendan desde el Instituto de Estudios del Huevo. Pero, ¿por qué en el supermercado no están conservados en frío, si es eso lo que recomiendan los expertos? Te explicamos la principal y única razón de por qué en el supermercado están a temperatura ambiente. Porque existe una explicación lógica al respecto.
El objetivo es evitar los cambios bruscos de temperatura, los cuales pueden dañar la cutícula, es decir, la capa fina que envuelve el huevo y la cual preserva el interior de la contaminación bacteriana, en especial de la salmonela, la más común en este alimento.
Si los huevos estuvieran en la zona refrigerada en los supermercados, al sacarlos para seguidamente transportarlos a casa, el huevo podría dañarse debido a la contracción y dilatación del cambio de frío a calor, provocando que las bacterias que se suelen acumular en la cáscara entraran dentro del huevo, ‘infectando’ la yema y la clara.
Asimismo, los expertos señalan que exponer este alimento de forma repentina a una temperatura ambiental más alta, también puede causar una condensación de agua en la superficie del huevo, dando lugar al desarrollo de microorganismos que, debido a las características de la cáscara, la cual destaca por ser muy porosa, podrían pasar hasta el interior del huevo.
Diez consejos para conservar huevos
- Comprar huevos con la cáscara intacta y limpia, de granjas autorizadas.
- Respetar la fecha de consumo preferente impresa en el envase.
- Guardar los huevos en el frigorífico y no los lavarlos antes de colocarlos en la nevera.
- No cascar el huevo en el borde del recipiente donde se vaya a batir, para evitar que caigan trozos de cáscara en el interior.
- No separar las claras de las yemas con la propia cáscara.
- Cuajar bien las tortillas y mantenlas en refrigeración hasta su consumo, si no es inmediato.
- Preparar la mayonesa con la máxima higiene, y con un chorrito de vinagre o limón, y conservarla en el frigorífico hasta su consumo.
- No dejar nunca los huevos ni los alimentos preparados con huevo a temperatura ambiente.
- Conservar siempre en el frigorífico pasteles, natillas, salsas, etc. y consumirlos en las 24 horas siguientes a su elaboración.
- No poner en contacto alimentos crudos, o poco cocinados, con alimentos listos para comer, ya que pueden pasar microorganismos de un alimento a otro (contaminación cruzada).