Tomarse un café es un hábito universal. Del café con leche para desayunar al café solo o en cualquier otra forma, se trata originalmente de una infusión con la que queremos ganar energía o hacer un paréntesis en la agenda diaria. El café también es algo cultural y social, sinónimo de encuentro con familia y amigos, y una manera de hacer relaciones sociales.
El café es originario de Etiopía donde en el siglo XI se encontraron los primeros cafetos, el árbol del café, y se descubrieron las propiedades de las semillas encerradas en su fruto. Actualmente, el café se cultiva en muchas partes de las zonas tropicales y subtropicales de África, América y Asia. Según el tipo de café (arábica o robusta) se plantan en terrenos de altitud, por encima de los 800 metros sobre el nivel del mar o bien en zonas más bajas.
Nutricionalmente, una sola taza contiene riboflavina (vitamina B2), ácido pantoténico (vitamina B5), manganeso, potasio, magnesio y niacina. Además, también contiene antioxidantes como polifenoles, compuestos bioactivos que ayudan a luchar contra los radicales libres. Según la OMS, tomar hasta 400 miligramos de café, unas tres tazas, tiene beneficios para la salud precisamente por esos polifenoles que ayudan a prevenir enfermedades neurológicas y nos ayuda a mantener un nivel de concentración y energía altos.
Otros investigadores como Walter Longo, experto en longevidad, afirma que el café es algo neutro para nuestro organismo: depende del estado de salud individual y del tipo de café que consumamos. Según cada perfil, el consumo de esta bebida también puede tener contraindicaciones con efectos secundarios como insomnio, irritabilidad, aumento temporal de la presión arterial y cardiaca, diarrea o naúseas, según la Fundación Española del Corazón.
Según señalan los expertos, el café, por tanto, puede tener peores efectos a edades avanzadas. A partir de los 55 años, la ingesta de café debe moderarse.
Un estudio publicado en el periódico finlandés 'Helsingin Sanomat' muestra los efectos que puede tener el café en 8.451 personas mayores de 60 años, utilizando muestras que se encuentran almacenadas en el biobanco de Reino Unido.
La investigación desvela que tomar más de tres tazas de café al día está relacionado con un rápido deterioro de las capacidades cognitivas en los adultos mayores. También se comprobó que esta disminución era menor en las personas que no consumían café, en concreto, un 8,83% respecto a quienes no consumían esta bebida.
En cualquier caso, la investigación debe seguir para que los datos se consideren definitivos. El 60% de la muestra corresponde a mujeres y no se ha tenido en cuenta cuánto café han consumido cuando eran más jóvenes. Además, también es importante el tipo de café que se consuma y el formato. Por ejemplo, el café orgánico y de tueste natural parece que conserva mejores propiedades nutricionales que el no orgánico torrefactado.