El jamón es uno de esos productos que no puede faltar en las fiestas navideñas. Ya sea porque lo hemos comprado nosotros mismos, porque un amigo o familiar nos ha obsequiado con una pieza o porque la cesta de Navidad de la empresa incluía uno, el jamón está siempre presente en nuestras mesas durante estas últimas semanas del año. De hecho, son muchos los que aprovechan estas fechas especiales para darse el gustazo y adquirir una pata de altísima calidad, de esas que cuestan varios ceros.
Elegir un buen jamón, sin embargo, no es fácil. A pesar de ser uno de los productos tradicionales de nuestra gastronomía, todavía existe mucho desconocimiento alrededor de su proceso de elaboración y curación, lo que puede generarnos un buen puñado de dudas a la hora de adquirir uno.
Uno de los primeros conflictos a los que debemos enfrentarnos en estos casos es si es mejor el jamón o la paleta. Si bien existe la creencia generalizada de que la paleta es peor que el jamón, lo cierto es que la calidad de ambos productos es exactamente la misma. No obstante, hay un par de diferencias que conviene tener en cuenta.
Una de ellas es el sabor, que resulta más intenso en la paletilla que en el jamón. La otra es el tamaño: el jamón, al proceder de las patas traseras del cerdo, suele tener un peso mayor, que oscila entre los 6 y los 8 kilos, mientras que la paletilla, que sale de las patas delanteras del animal, suele tener un peso de entre 4 y 5,5 kilos. Por este motivo, la paletilla suele ser la opción más recomendable para los hogares pequeños, ya que una pata de jamón puede tardar demasiado en consumirse y acabar deteriorándose.
Además de la eterna duda entre paletilla y jamón, en los últimos años también ha surgido un nuevo conflicto: ¿es mejor comprar la pata entera o el producto cortado y envasado?
A pesar de que la pata de jamón tiene un valor simbólico que el envasado nunca va a poder aportar, es importante que antes de decantarnos por esta opción sepamos cómo cortar el jamón. De lo contrario, podemos deteriorar la pieza y acabar con una pata con grandes hendiduras y zonas más duras y secas que otras.
Además, también debemos tener en cuenta que es probable que no podamos consumirlo en su totalidad durante las fiestas, por lo que tendremos que buscar la manera de conservarlo para que no pierda sus cualidades. Para ello, es recomendable que busquemos un lugar oscuro y fresco y que cubramos la pata con papel de film transparente o aluminio para que no se reseque.
El jamón ya cortado y envasado al vacío, en cambio, permite que el producto mantenga todas sus cualidades intactas, por lo que es mucho más fácil conservarlo que la pata entera. Si estas Navidades no vamos a consumir mucho jamón, esta opción suele ser la más recomendable, ya que no corremos el riesgo de que el producto se reseque. Asimismo, el jamón ya envasado resulta mucho más cómodo que la pieza entera, ya que no tenemos que preocuparnos ni por el espacio ni por los cortes.
A la hora de adquirir estos productos ya loncheados, no obstante, debemos asegurarnos de que están envasados al vacío, especialmente si no vamos a consumir todo el producto durante la cena o comida. Este detalle es importante, ya que el resto de envasados no tienen capacidad para mantener las propiedades del jamón intactas durante mucho tiempo. Por eso, a la hora de hacer la compra, lee bien la etiqueta y no te la juegues: lo agradecerás.