Si nos pidieran que dijésemos cuál es la bebida alcohólica más representativa de España, no dudaríamos nunca en la respuesta, de inmediato viene a la mente la sangría. Y es que no hay lugar en España donde no se consuma esta tradicional bebida, con una receta muy peculiar y sencilla, y con las variaciones que cada uno quiera poner en su mezcla. La sangría es una bebida que pese a su contenido alcohólico es muy refrescante, rica y sencilla de preparar.
Hay muchas historias y leyendas sobre el origen de la sangría, pero una de las más históricas dice que se remonta al año 1800, y que fue creada por los campesinos de España y Portugal, que solían prepararla con los productos de la tierra que tenían en ese momento a su disposición: vino, manzanas, melocotones y cítricos.
Hay otra versión, que cuenta que el origen de la sangría se remonta al año 1700, y que fue idea de un grupo de marineros británicos. En esa época en las Antillas había una prohibición de beber alcohol, y enmascararon el ron español con miel, especias, frutas locales y vino, para que pareciera un zumo de frutas, y eludir así la prohibición.
Para 8 personas
Para hacer esta bebida típica comenzamos disolviendo el azúcar en 75 ml de agua caliente para formar un almíbar y lo que facilitará su disolución en el vino. En un recipiente amplio o un bol grande, ponemos el vino y el almíbar y añadimos el zumo de una naranja removiendo para que se mezcle bien.
Vamos pelando las frutas y cortándolas en trozos pequeños, lo que facilitará su posterior maceración. Hacemos esa operación con todas a excepción de la otra naranja que no pelamos sino que cortamos en gajos o medias rodajas. Echamos todos los pedazos de fruta al bol con el vino y añadimos el zumo de un limón y un palo de canela, dejando que repose entre dos y tres horas para su maceración.
Una vez haya macerado, se vuelca a una jarra transparente y se sirve la sangría acompañada de unos cubos de hielo, adornando si se quiere con una larga peladura de naranja como adorno. Si lo que quieres es servirla rápido y muy fría puedes aprovechar y meter el día antes muchos de los ingredientes en la nevera, con lo que conseguirás que la sangría esté lo más fría posible.
Maridar bien con una sangría no es difícil. Una bebida con tantos matices, por la cantidad de aromas que se añaden a la base de vino, permite una combinación idónea con una gran variedad de platos. Para hacer un buen maridaje es importante que ni el sabor de la sangría ni el de la comida se imponga sobre el otro, sino que se complementen y se aprecien ambos.
Una buena opción es beberla con carne. Combina bien con cualquier tipo, desde el tradicional asado de cordero lechal hasta las carnes blancas. También es muy habitual maridar la sangría tinta con carnes rojas y de caza, aves, asados y platos castellanos tradicionales. El jamón serrano y la charcutería en general son apuestas seguras. Quesos con sabor intenso, ya sean muy curados o azules es otro acierto seguro. El grado de acidez de la bebida también la hace idónea para tomar con pastas, pizzas y platos picantes.
Productos de calidad
Lo primero y más importante a la hora de hacer una buena sangría es que lo productos que eches en ella siempre sean de gran calidad. El vino debe ser tinto y seco y jamás ‘pelón’, aunque también es cierto que hay quien hace la sangría con vino blanco. Además, las frutas deben estar en su punto ni muy maduras ni muy verdes.
Zumos naturales
No cometas el error de comprar el zumo de naranja envasado para hacer tu sangría. El zumo de naranja natural le dará un sabor mucho más auténtico.
El día antes
El vino de la sangría siempre debe macerar con las frutas, por ello es necesario que la sangría quede en reposo al menos dos horas aunque lo más recomendable es que la sangría se prepare dos días antes de ser consumida para que tenga el mejor sabor.
Sin azúcar añadido
Las propias frutas expulsan los azúcares necesarios para que la sangría tenga su toque de dulzor perfecto, así que no es necesario añadir azúcar extra, tal y como recomiendan en muchas recetas.
No eches hielo en la sangría
La sangría siempre debe estar muy fría pero no es buena idea que eches los cubitos de hielo directamente en la jarra, ya que entonces la sangría se aguará. Es mucho mejor que utilices un envase que te permita meter la sangría en un bol con hielos, como si de una botella de vino se tratase o si no queda más remedio, echar el hielo directamente en el vaso para no estropear toda la jarra.
Contenido… y continente
Esta bebida debe prepararse en un recipiente amplio como un bol o una tartera. Sin embargo, es mejor evitar el plástico y optar por usar una jarra o un bol de cristal, si no se posee una jarra de barro.