¿Te has planteado alguna vez si estás guardando tus botellas de vino o tus licores de la mejor forma? Muchas veces compramos ese vino que tanto nos gusta y lo dejamos en la despensa hasta que llega esa ocasión especial que nos lleva a descorcharlo y a disfrutar de su aroma y su sabor. Lo mismo con el whisky, la ginebra, el vodka… ¿Realmente los conservamos adecuadamente? Cada bebida tiene su complejidad y si quieres disfrutarla al 100% mejor será que guardes cada botella y bebida como es debido.
Comenzamos por un básico español, porque sí, somos de cañas en los bares, pero también nos encanta servirnos una en casa cuando vienen amigos o en los almuerzos del fin de semana. Lo primero que hay que saber es que una vez que abrimos la botella o la lata no hay vuelta atrás, hay que bebérsela. Por su parte, las cervezas en botellas de cristal es mejor conservarlas en vertical y, si es en la nevera para tomarla fría, que la temperatura ronde los 10 grados. Mientras, si la mantienes fuera, mejor que sea en un lugar seco, oscuro y con una temperatura fresca.
Entramos en un terreno complicado en el que hay muchas opiniones. El vino tinto debe conservarse en posición horizontal por un motivo: de esta manera el corcho no se seca al estar en contacto con la bebida y así impide el paso del aire. Otra opción es colocarla inclinada hacia arriba para que el sedimento se acumule en el fondo, pero hay riesgo de que el corcho se seque, por lo que ante la duda, lo mejor siempre es mantenerla en horizontal. Esto es algo innecesario en vinos blancos o en el champagne, pues se pueden mantener en vertical perfectamente.
Un error que podemos cometer bastante es mantener las botellas en la cocina, lugar donde la temperatura cambia bastante, y eso es algo perjudicial para el vino, así que mejor en otro lugar donde no hayan cambios bruscos de temperatura ni variedad de olores que afecte a su calidad. Además, lo idóneo es que sea un lugar oscuro, nada de sol, con una humedad entre el 60 y el 70% para su correcta conservación.
En ocasiones, la botella de vino no se acaba, por lo que hay que guardarla para el día siguiente o la próxima reunión. Para ello el tapón es indispensable para que no entre aire. Y ahora viene la gran duda: ¿nevera sí o no? Lo ideal sería que sí para conservarlo, aún así, siempre existe la posibilidad de guardarlo en un lugar oscuro y fresco a temperatura ambiente, que no debería superar los 20 grados.
El whisky o el brandy son bebidas que se pueden conservar perfectamente cerradas o una vez abiertas en lugares con una temperatura ambiente fresca y sin estar directamente expuestos al sol para evitar su evaporación, por lo que también deben ir bien sellados. Estas bebidas, a diferencia del vino, mejor siempre en posición vertical.
Algunas bebidas más claras, como el vodka o la ginebra, necesitan una conservación similar a la de los licores oscuros. Una vez abiertos se pueden guardar de la misma forma, alejados de la luz solar y con la botella bien cerrada. Hay quien decide mantenerlos en frío, pero realmente no es necesario.
Por su parte, están los licores más dulces y cremosos, como el Bailey’s, que están preparados con leche o nata y que sí que son mucho más delicados en cuanto a conservación. Si llevan mucho tiempo abiertos, aunque hayan estado en la nevera, lo mejor es desecharlos porque se deterioran con mayor rapidez debido a su composición en azúcar y los productos lácteos que llevan.
Conservar las botellas de alcohol parece que no, pero tiene cierta complejidad si no quieres que la bebida se estropee, en especial si una vez abierta no te la terminas. El sol y la temperatura son sus verdaderos enemigos, por eso es importante mantenerlos siempre en lugares frescos, sin cambios bruscos de temperatura y bien sellados para que el aire no oxide la bebida y la termine deteriorando antes de tiempo.