Se llama Jackfruit (o yaca) y es una de las frutas más grandes del mundo. Seguro que alguna vez la has visto pero ni siquiera te has parado a pensar que sería comestible. Puede pesar hasta 40 kilos y viene a Asia, aunque lo normal es que aquí no supere el tamaño de un melón. Pese a que cuando está madura su sabor recuerda al plátano y la piña, su textura y consistencia cuando está verde es más similar a la de la carne, por lo que cada vez es más empleada para platos vegetarianos como una alternativa a esta. Es un verdadero trampantojo. Su pulpa es pálida y puede deshilacharse fácilmente por lo que es perfecto para comer en guisos, imitando al famoso pulled pork estadounidense. Te contamos cuáles son sus beneficios, dónde encontrarlo y la mejor forma de cocinarlo.
Pese a ser una fruta y tener las características nutricionales comunes a todas ellas: mucha agua, poca grasa y azúcar, la yaca posee, además, una alta cantidad de proteína (sobre todo cuando se consume poco maduro). Por cada 100 gramos, dos son proteína, algo significativo comparado, por ejemplo, con los 0,3 que tiene el mismo peso de manzanas. Además, si hablamos de su semilla, que se come cocida, tostada o incluso hecha harina, la concentración proteica se dispara y alcanza hasta los 6 gramos por cada 100. Sin embargo, no hay que dejarse engañar, no es nada si la comparativa se hace con otros productos de origen vegetal como la soja que tiene 36 gramos o la mayoría de los frutos secos que tienen entre 19 y 24. Por esto, no puede ser una alternativa a la carne sin complementarla con algún alimento más como las legumbres ya que su concentración proteica no sería suficiente para cubrir los requerimientos diarios de un adulto.
¿Qué otras propiedades tiene? Aporta un alto contenido en calcio, muy similar al de la leche, y también vitaminas C, B y fitoquímicos, compuestos producidos por las plantas que son capaces de contribuir a la prevención del cáncer actuando en diferentes etapas del proceso, según un estudio publicado en la revista Nutrition Reviews y realizado por el Instituto Madrileño de Estudios Avanzados en Alimentación (IMDEA). También es interesante su aporte de fibra, con 100 gramos de esta pulpa cubriríamos la dosis diaria recomendada.
Encontrarlo no es sencillo. No te vamos a engañar. Adquirirlo en el supermercado o en la frutería de tu barrio es, de momento, poco realista. Sin embargo, es cada vez más común en tiendas vegetarianas o veganas, herboristerías o incluso en supermercados asiáticos. Habitualmente se compra en conserva y es especialmente importante fijarse en la etiqueta para saber si se trata de la fruta madura o verde. En función de esto, nos servirá para uno u otro uso. Si el líquido contiene azúcar o almíbar lo podrás utilizar para postres, solo o elaborado, sin embargo, si solo tiene ácido cítrico, te servirá para platos salados. En este caso, debemos tener en cuenta que la pulpa tiene un sabor totalmente neutro, por lo que para que adquiera un gusto sabroso es muy importante condimentarlo con especias u otros alimentos que contrarresten y aporten personalidad a la preparación.
Entonces, ¿Cómo lo preparo? Tal y como te hemos contado al principio, lo más atractivo de este fruto es que se parece en textura a la carne y que se puede deshilachar fácilmente. Para ello, lo primero que debes hacer es sacar la pulpa del bote, pasarla por agua y hervirla durante 10 minutos. Una vez pasado ese tiempo, escúrelo, envuélvelo en un paño y aplástalo con ambas manos para extraer el agua y obtener la textura deshilachada de la que hablábamos. A partir de ahí, al gusto. Utilízalo como lo harías con una carne cualquiera.