A todos nos gusta un buen plato de pasta con una rica salsa o un sabroso arroz, pero si hay algo que nos frena es lucir el tipo. En Uppers hemos encontrado la solución: el konjac, que es una pasta sin calorías que “nos puede ayudar a adelgazar gracias a la sensación de saciedad que provoca por la fibra que contiene y su prácticamente nulo aporte calórico”, detalla Leticia Garnica Baselga, nutricionista colegiada en el CODINMA.
“Se debe usar como un complemento, no como un alimento en sí mismo”, puntualiza Garnica. De modo que podría sustituir esporádicamente a la pasta tradicional de trigo y a otros cereales si se combina con aquellos alimentos de buena calidad “que contengan micro y macronutrientes. Es decir, vitaminas y minerales, hidratos de carbono, proteínas y grasas saludables”, destaca la nutricionista.
Distintas marcas comercializan la pasta de konjac en versión fetuccini, noodles y espaguetis e incluso como un arroz. Nosotros lo estamos empezando a conocer para cuidar el físico, sin embargo, en Asia se consume desde el siglo VI.
¿Qué es el konjac en realidad? Es un tubérculo que crece en los bosques tropicales de Japón, China, Indonesia o Vietnam. En latín se escribe Amophophalus konjac, y lo que se utiliza es el bulbo o raíz que está bajo tierra y del que se extrae el glucomanano, una fibra dietética que el organismo no digiere totalmente.
El bulbo se deja secar y se procesa su pulpa para obtener una especie de harina. Ésta se mezcla con hidróxido de calcio y agua hasta obtener una fórmula viscosa. Después se hierve y se enfría en forma de bloques sólidos que luego se transforman en fideos, espaguetis o arroz.
La raíz del konjac es muy rica en vitaminas y en minerales. No obstante, la pasta de glucomanano es un 10% de fibra y un 90% de agua. Nutricionalmente hablando, nada más que aporta al organismo unas siete calorías por cada 100 gramos, menos de un 10% del aporte calórico de una pasta tradicional. En realidad, “las propiedades nutricionales son casi nulas”, destaca Garnica. No tiene hidratos de carbono, ni proteínas, ni grasas.
Por su parte, con la ingesta de arroz o de pasta de trigo introducimos en nuestro organismo unas 130 calorías con grasas, hidratos de carbono, sodio, potasio, proteínas, calcio, hierro, magnesio y vitaminas del tipo B.
Durante siglos, la raíz del konjac ha sido empleada como medicamento natural por sus interesantes propiedades físicas y nutricionales. Ya transformada en pasta sus ventajas giran en torno a que es solo fibra. Leticia Garnica las enumera:
Por otro lado, la nutricionista destaca que “este tipo de pasta no está aconsejada para niños, ni personas mayores ni aquellas con dificultades para deglutir o problemas gastroesofágicos”.
Tal como explica: “Al hincharse con el agua puede dar lugar a la obstrucción de las vías respiratorias altas”. Además, no se disuelve en la boca como otras gelatinas ni con la presión de la lengua. Necesita una masticación intensa para digerirla de manera segura.
En resumen, ¿cuál es el consejo para comer la pasta sin calorías de konjac? Complementarla con alimentos que nos aporten los micro y macronutrientes que necesita el organismo: vitaminas, minerales, hidratos de carbono, proteínas vegetales o animales y grasas saludables. Y también dar sabor a los platos; es insípida. Os animamos a probar dos recetas de konjac.
Es tan sencillo como rehogar unos ramos de brócoli y media cebolleta en rodajas con AOVE, salpimentar al gusto e incorporar los fetuccini tras cocinarlos como indique el fabricante. Por último, añadir un hueco poché. ¡Delicioso!
Otra opción es picar cebolla, pimiento rojo y ajo, freír con aceite de coco y, ya pochadas las verduras, incorporar el calamar en rodajas. Se cocina a fuego medio hasta que evapore todo el agua que suelta el calamar.
A continuación se echa una cucharada grande de tomate triturado y después un vaso de arroz konjac. Se rehoga todo y se añaden tres vasos de caldo de pescado.
El último paso es dejar secar el arroz hasta que adquiera cierta transparencia y que repose cinco minutos tapado.