Hasta hace unos años, comprar unos huevos era una tarea bastante fácil: bastaba con bajar al supermercado o la tienda de turno y coger una huevera cualquiera. Como mucho, la única duda que podía surgirnos era por el tamaño, ya que podíamos elegir entre unos más grandes y otros más pequeños. Ahora, sin embargo, cuando bajamos a comprar lo que nos encontramos son estanterías repletas de hueveras con huevos de hasta cuatro tipos distintos: camperos, ecológicos, de gallinas criadas en suelo y de gallinas enjauladas.
Estas categorías se pueden distinguir por el código que llevan impreso los huevos en su cáscara, siendo el 0 para los camperos, el 1 para los ecológicos, el 2 para las gallinas criadas en suelo y el 3 para las enjauladas, y hacen referencia, más que al propio huevo, a la manera en la que estos se han producido.
En los últimos años, la preocupación de los consumidores por el origen del que proceden sus alimentos ha aumentado. Cada vez son más quienes cuestionan los modelos de producción y sus efectos nocivos tanto para el medioambiente como para el propio bienestar de los animales y quienes buscan alternativas más ecológicas y sostenibles que les permitan reducir, en la medida de lo posible, su impacto contaminante.
Según el “Análisis de la caracterización y proyección de la producción ecológica española en 2019”, un documento elaborado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) y publicado recientemente, en 2019 el gasto de los consumidores en productos ecológicos creció un 8,4%, alcanzando los 2.363 millones de euros y representando en torno al 2,24 % del consumo alimentario total de España, incluyendo tanto los hogares como el sector HORECA.
Este creciente interés se ha trasladado a todo tipo de productos, entre los que se encuentran los huevos. Así se explica que ahora podamos ver cuatro etiquetas distintas, unas etiquetas que no hacen referencia a los componentes del huevo, sino a la manera en la que se han criado las gallinas de los que se han obtenido.
Así, los huevos ecológicos proceden de gallinas que viven en corrales al aire libre y que se alimentan, principalmente, de pienso procedente de agricultura ecológica, aunque también pueden picotear hierba e insectos por sí mismas. Además, en los campos en los que se crían, no se utilizan plaguicidas u otros productos químicos. Por su parte, los huevos camperos son aquellos que proceden de gallinas también criadas al aire libre, aunque, en vez de alimentarse con pienso, lo que consumen es maíz, así como bichos y hierbas.
En el extremo contrario, en cambio, encontramos los huevos que proceden de gallinas criadas en suelo, que proceden de gallinas que han sido criadas dentro de un recinto cerrado, y los huevos que proceden de gallinas enjauladas que, tal y como dice el propio nombre, proceden de gallinas que viven en jaulas, en recintos cerrados y con luz artificial, sin libertad. Como curiosidad, en España este último tipo está previsto que desaparezca de las grandes cadenas de supermercados de cara a 2025 y, de hecho, en los supermercados de Lidl ya no pueden encontrarse. Además, en Francia está previsto que desaparezcan el próximo 2022.
A pesar de las diferencias en el método de producción, todos los huevos que se venden en los supermercados, independientemente de cómo se hayan criado las gallinas, cumplen con unos criterios objetivos de calidad y presentan unas propiedades que, si bien no son del todo iguales, sí son semejantes. Es decir: algunos tienen un poco más de sabor y otros una yema más o menos anaranjada o amarillenta.
Entonces ¿por qué los huevos ecológicos son mucho más caros que los que proceden de granjas? ¿De dónde sale la diferencia de precios entre los cuatro tipos?
Muy sencillo: del coste de producción. Seguir un modelo de producción sostenible, en el que las gallinas puedan vivir en espacios grandes y abiertos y consumir alimentos ecológicos, resulta mucho más caro que utilizar un modelo de producción más clásico, en el que las gallinas viven enjauladas, bajo luces artificiales y consumen pienso tradicional. Por ello, los huevos ecológicos son los que se venden a un precio más alto, seguido por los camperos: para hacer frente a los gastos.
¿Cuál debo elegir cuando voy a comprar? Eso dependerá de tus ideales y de la importancia que le das al bienestar animal y a la contaminación medioambiental. Si crees que los animales tienen derecho a vivir de una manera relativamente digna y que los medios de producción deben ser más ecológicos, entonces deberás apostar por los huevos que cumplan con estos criterios, independientemente del precio. La decisión, eso sí, es toda tuya.