Disfrutar de una deliciosa tostada de tomate y aceite de oliva virgen extra es uno de los grandes placeres de nuestra gastronomía, y es que empezar el día con energía resulta realmente sencillo con esta receta. Sin embargo, hay mucha controversia alrededor de la preparación de este clásico desayuno español: ¿qué se echa antes? ¿El tomate o el aceite?
No hay una respuesta clara y generalizada, ya que depende del lugar en el que preguntes. Parece ser que la distribución regional es la que da respuesta a este enigma.
Generalmente, en Cataluña y en Aragón se echa siempre primero el tomate y luego el aceite: es una costumbre de hace tanto tiempo que no se recuerda ni el origen. Pero lejos de rallar o triturar el tomate aparte y luego echarlo en la tostada, en Cataluña nos enseñan que el tomate se frota directamente sobre el pan.
Esta costumbre de echar primero el tomate en la tostada se ha ido extendido por muchas parte de España. Sin embargo, en Andalucía, y no en todas las provincias, sostienen firmemente que se debe echar antes el aceite y después el tomate. ¿Pero cuál es el verdadero motivo de estas dos formas de preparar la tostada? ¿Responde a razones culinarias o se trata de un tema de costumbres?
En Cataluña se conoce como pa amb tomàquet y es una receta muy sencilla pero con unas reglas sagradas muy específicas que se deben cumplir a rajatabla a la hora de prepararla. Primero se frota el tomate en el pan y luego se le añaden las gotas de aceite. Fácil, rápido y sencillo. De hecho, si cambias el orden, puedes llevarte más de una mirada de odio de tus acompañantes. Debido a su cercanía geográfica, en Aragón tampoco hay discusión en este debate ya que se prepara de la misma forma.
Pero si viajamos a Andalucía, la cosa cambia, y mucho. Se utilizan los mismos ingredientes pero de una forma totalmente distinta. En Andalucía la preparación tradicional dice que primero se debe echar el aceite de oliva y luego el tomate, previamente rallado o triturado, incluso a veces se trata de una emulsión de tomate. Y es que el aceite de oliva es uno de los ingredientes estrella de los andaluces. Según ellos, se echa primero el aceite para que empape bien el pan, algo que no ocurre si antes se le echa el tomate.
Es muy posible que en un principio las rebanadas de pan se untaran solo con ajo, aceite y un poco de sal y es que el tomate no llegó a las tierras de Iberia hasta el siglo XVIII.
En aquellos tiempos la gente no se podía permitir el lujo de desperdiciar la comida ni, por supuesto, el pan. Cuando llegaron los tomates alguien tuvo la feliz ocurrencia de “restregar” los tomates maduros sobre rebanadas de pan, que ya estaba un poco duro, añadir un chorrito de aceite y ya tenían listo un almuerzo o una merienda.
Las primeras referencias escritas sobre el pan con tomate proceden de 1884 y cuenta como esta era la forma en que los payeses aprovechaban el pan que se había endurecido. En tierras catalanas, valencianas y mallorquinas ha estado presente en todas las mesas y ha sido la merienda ideal de muchos niños; afortunadamente su uso se ha extendido por toda la península y ya lo podemos disfrutar en gran cantidad de bares y restaurantes.
Por ejemplo, para preparar rebanadas suficientes para cuatro personas, necesitamos lo siguiente:
¿Ya lo tenemos todo a mano?, pues ahora vamos con la preparación:
También, si te apetece, puedes añadir un poquito de ajo y jamón serrano. El ajo lo podemos poner de dos maneras: nada más tostar el pan frotamos un ajito o bien, una vez que tengamos todo preparado le echamos un poquito de ajo molido.