Un cartel desolador preside la página web del mítico restaurante Zalacaín. "Estimados clientes, sentimos comunicarles que Zalacaín permanece cerrado debido a la situación sanitaria. Disculpen las molestias". Ahora, el cierre definitivo se ha hecho oficial. Zalacaín, uno de los establecimientos culinarios referentes de nuestro país, ha anunciado el fin de su actividad después de meses de complicaciones económicas debido a la pandemia del coronavirus, que le ha obligado a echar la persiana. De esta forma, pone punto y final a una trayectoria de más de 50 años, en los que se ha convertido en el primer restaurante español en alcanzar las tres estrellas Michelin, por delante de locales míticos como Arzak, El Racó de Can Fabes o El Bulli de Ferran Adrià.
Las pérdidas de este año, que superan el millón de euros desde que cerrase sus puertas al inicio del confinamiento, ha imposibilitado que el servicio continúe, pese a que el año pasado se logró remontar la tendencia descendente que asolaba al restaurante al ingresar cerca de 5 millones de euros y haber dado de comer a más de 30.000 comensales, según informa Voz Populi. Aún así, el auge que estaba experimentando el restaurante quedó paralizado durante los meses de cuarentena, en los que no se dieron comidas a domicilio, y ello ha terminado por enterrar las aspiraciones de una vuelta por todo lo alto.
Fue fundado en el año 1973 por Jesús María Oyarbide y en 14 años de actividad consiguió las tres estrellas Michelin. Tras la marcha de Oyarbide, pasó a maneos de Luis García Cereceda, empresario y dueño del Grupo LaFinca. Por sus mesas han pasado algunas de las personalidades más influyentes de nuestro país, como el Rey Juan Carlos, que acudía a menudo para cenar en un ambiente íntimo junto a doña Sofía. También es conocido por haber albergado muchas de las comidas oficiales del Real Madrid, tanto de su directiva como de los jugadores. Desde Emilio Butragueño hasta la infanta Elena y Jaime de Marichalar, Zalacaín ha ofrecido sus servicios a importantes comensales de España.
En la actualidad, la propietaria principal era Susana García Cereceda, quien intentó "alcanzar las cotas históricas de satisfacción de sus clientes", según se detalla en la web. Zalacaín contaba con un espacio para grandes celebraciones, Zalacaín LaFinca; un servicio de catering, Zalacaín Catering, orientado a satisfacer grandes eventos aunque también a fiestas privadas; y por último, el Club de Golf Somosaguas, en el que las comidas estaban preparadas por los profesionales del restaurante.
Ahora, el número 4 de la calle Álvarez de Baena se queda sin su restaurante más icónico. El cierre que se ha anunciado es definitivo y no parece que haya muchas esperanzas en una futura reapertura, aunque sea a largo plazo. Queda saber qué pasará con el local, si será vendido, alquilado o el mismo grupo que lo tiene en propiedad, Grupo LaFinca, le dará una segunda vida. Lo que es seguro es que, al menos por un largo tiempo, los fogones permanecerán apagados y los delantales colgados.