El aislamiento es, desde el pasado sábado 14 de marzo, una obligación dentro de todo el territorio nacional decretado por el estado de alarma ante la crisis del coronavirus. Nada de quedar con familiares y amigos, ir de restaurantes, salir a pasear o hacer actividades de ocio... que se han sustituido por reuniones virtuales, aplausos por la ventana, televisión, cocinar en casa y soñar con los restaurantes que vamos a poder visitar una vez podamos volver a la vida a la que estábamos acostumbrados. Todo pinta que coincidirá para primavera, por lo que además saldremos con ganas de sol y terraceo.
Decirdirse por un grupo de música, un tipo de cine o un vestido ideal suele ser una tarea complicada. Lo mismo ocurre con los restaurantes. Elegir cuesta mucho cuando la oferta es tan amplia como la de la de España. No obstante, hacemos un esfuerzo para chivarte los diez mejores restaurantes que visitar tras la cuarentena. Toma nota.
Este año han recibido el sello Bib Gourmand de la prestigiosa guía Michelin. Cuenta con dos espacios con mucho ambiente comedor y barra. Ambos espacios son holgados, estilosos, bien iluminados (e insonorizados). Escoger uno u otro dependerá del tono de la velada porque comparten varios platos y el nivel de disfrute es muy similar.
Materia prima de primera y un tratamiento impecable. Las zamburiñas a la marinera son buena prueba u must a la hora de pedir. Dejarse caer por algunos de sus pescados y mariscos resulta obligatorio. Otro de sus fuertes es el rabo de toro, acabaras untando el plato con el pan para no dejarte nada. En definitiva, respetable cocina tradicional bien ejecutada. Una atención y servicio de casa formal y tiempos medidos entre cocina y sala. Ha prestado especial atención a la carta de vinos.
Entre sus platos más destacados, las que se presentan con almejas y con callos. En la carta no faltan sus famosas lentejas, los calamares a la andaluza, las croquetas, el pisto con huevo, el gallo rebozado, las albóndigas, la perdiz en escabeche y el mero empanado con pisto.
Eso aparte del gran icono de la casa, el filete de ternera empanado, gigante, impecable, núcleo de su ADN, que ha dado origen a otro monumental con huevo y trufa negra en Fismuler. Los postres, que no abandonan su estilo casero, espuma de chocolate, natillas, mantienen el listón al nivel de lo salado.
Si seguís a foodies en Instagram habréis visto que todos ponen a Fismuler por las nubes, y no les falta razón. Tienen el mejor producto fresco, y lo tratan con mimo y cariño. Es por eso que presentan unos platos muy creativos pero tradicionales a la vez. Famosa es su Dorada curada con uva y almendras, sus Navajas o el que seguramente sea el Pastel de queso más fotografiado (y rico) de Barcelona.
Comida saludable y variada. Ubicado en el barrio del Poblenou, ofrece comida casera con ingredientes naturales sobre unas cintas Kaiten que dan vueltas alrededor del local. Cada persona escoge su menú personalizado, dependiendo de los platos que quiera probar. Con la opción “buffet libre” se puede disfrutar de todo lo que salga de cocina. No os perdáis su especialidad, las katacroquetas.
Si algún sitio destaca por su impecable y variada gastronomía es el País Vasco. Cuna de infinitos chefs con estrella Michelin pero también de cocina local indispensable. El Asador Ekaitz es uno de esos indispensables entre los locales. Su ubicación en el Monte Igueldo bien lo hace motivo de excursión. Restaurante con una carta amplia, sirven comida tradicional, con productos excelentes. Muy buen pescado y una chuleta a la brasa excelente. Cuentan también con una buena variedad de postres. No te puedes ir de allí sin probar la tarta de queso, merece la pena.
Que en Sevilla el comer es uno de los mayores placeres de los que poder disfrutar es una afirmación que pocos pueden poner en duda. Nos acercamos al Gallinero de Sandra en pleno centro de la capital hispalense, en una calle peatonal con una agradable terraza climatizada. Un servicio de lo más cordial, sabrosas propuestas en su variada carta y un ambiente agradable hacen que la experiencia gastronómica de comer en su restaurante sea absolutamente memorable.
Es pensar en Málaga y que en nuestra mente se dibujen irremediablemente tres elementos: sol, playa y chiringuitos. Viajamos a esta ciudad para visitar el restaurante Pez Tomillo, cocina mediterránea y fresca. Situado en el barrio de Pedregalejo, y con unas vistas al mar que quitan el sentido, con solo poner un pie en su interior ya nos sentiremos, como bien definen sus dueños, como en casa. Ensaladilla con langostinos, el toro con suave crema de patata, el ceviche de atún con leche de tigre de mandarina o la rosada frita con salsa chipotle y la ensalada de temporada son sus platos estrella. La torrija de brioche al tiramisú te dejará con ganas de repetir.
En Alicante se come de rechupete, lo sabemos de primera mano, y os acercamos a La Taberna del Gourmet, donde se puede escoger entre el picoteo en la barra o en mesa. Cuenta con una enorme variedad de tapas de calidad, las verduras son de su propio huerto ecológico y entre su selección de productos cuentan con embutidos y salazones típicos de la zona, así como los mariscos y pescados locales. También son especialistas en arroces A Banda, del Señoret con rape, gamba y calamar, con pulpo, con pluma... y muchos más.
La capital herculina tiene casi 1000 restaurantes pero nos adentramos en La Herculiana, un antiguo taller de coches que ahora es un espléndido restaurante de dos alturas, de estilo moderno, con un enorme lucernario en el techo que permite iluminar un espacio que arquitectónicamente aporta grandes sensaciones. La gran protagonista es la parrilla, tanto para carnes como para pescados. Cocina simple, de producto y de temporada. Sin grandes artificios y muy buen resultado.
Terminamos el periplo en Q’Tomas de la capital del Turia. Restaurante que busca cocinar la materia prima respetando sus cualidades y sabor, sin que las elaboraciones la enmascaren, algo presente en todo el menú. Los platos tradicionales valencianos son los protagonistas, como no podía ser de otra manera, desde la típica paella valenciana a la fideuá de langostinos y sepia, pasando por arroces melosos de pollo de corral y trufa o de bogavante.