Tomarse una buena copa de vino puede ser un verdadero ritual. El aroma, la textura, el sabor o las notas de un buen caldo pueden transportarte al paraíso en tan solo unos segundos. Pero, ¿y si además lo acompañas de un entorno incomparable? Te proponemos una ruta enológica bajo tierra, por cinco bodegas subterráneas en las que se ha detenido el tiempo para conservar la calidad intacta de sus productos.
Es una de las 120 bodegas que forman el entramado subterráneo de Aranda de Duero. Su origen se remonta a finales del siglo XIV, tiene una longitud de siete kilómetros y está excavada a una profundidad de 13 metros. En estos túneles se mantiene una temperatura y humedad estable durante todo el año y poseen una excelente ventilación exterior gracias a sus ‘zarceras’ (pequeñas chimeneas que funcionaban como respiraderos).
Durante el siglo pasado, los caldos arandinos se producían y conservaban en estas galerías que a día de hoy, bien merecen, al menos, una parada. Las bodegas ofrecen visitas guiadas y teatralizadas, que se pueden acompañar, entre otras cosas, de una degustación de sus caldos o de un curso de iniciación a la cata, con o sin ibéricos.
Cambiamos de denominación de origen y llegamos hasta La Rioja. A más de 12 metros bajo tierra se encuentran estas bodegas, donde antaño estaban las Montecillo que datan de 1874. Además de pasear por sus calados de sillería, en una de sus salas subterráneas encontrarás una pequeña capilla cristiana o dos lagos de azulejo de vidrio sobre los que se elaboraba el vino.
Por 15 euros por persona podrás pasear por sus galerías sustentadas en arcos de medio punto de piedra, además de observar el proceso de elaboración del vino. Para terminar el tour, una cata comentada, maridada de vinos Selección Especial y Reserva, y acompañada de productos riojanos.
De vuelta la ribera del Duero, estas famosas bodegas se sitúan en las entrañas del castillo de Peñafiel. Surgieron en 1927, con capacidad para 3.500 barricas de roble dispuestas en dos kilómetros de galerías laberínticas excavadas bajo tierra. Desde entonces muchas han sido sus ampliaciones, hasta el punto de haber dos instalaciones totalmente diferenciadas. Por un lado, la antigua, que recorre el interior de la montaña a los pies del castillo, por otro la nueva, diseñada por Rogers Stirk Harbour y Alonso Balaguer.
La visita guiada básica incluye un tour de hora y media por ambas y una degustación de un Verdejo y un Crianza, que además puedes comprar a través de Vivino. A esta opción se puede añadir una cata también de su Reserva por 16 euros por persona, o incluso de su Gran Reserva por 25.
Se sitúa cerca de Zamora, en Femorselle, conocido como 'el pueblo de las mil bodegas', todas excavadas en la roca y unidas unas a otras mediante arcos que forman un recorrido laberíntico. Ocellum Durii data de principios del siglo XVIII. Sus pasadizos se mantienen todo el año a una temperatura estable de 15 grados con una humedad constante del 90%, creando el ecosistema perfecto para la conservación de sus caldos.
Las viñas donde cría sus uvas se encuentran entre 400 y 800 metros de altitud, sobre suelos pizarrosos de mica y cuarzo, de los que sale una fruta de calidad que meter bajo tierra. La visita a esta bodega se realiza mediante reserva previa y en grupos pequeños.
En Laguardia, a siete metros de profundidad, se encuentra esta bodega medieval, localizada bajo el Palacio de los Samaniego (lugar donde nació el famoso fabulista Félix María Samaniego). La principal curiosidad de esta bodega es que todavía elabora sus vinos en los calados subterráneos, siguiendo la forma tradicional.
Estas bodegas son las que más opciones ofrecen a sus visitantes. Cuatro experiencias diferentes para descubrir su historia, rincones, vino y gastronomía, que se pueden disfrutar desde 8 euros por persona. Además, permite descubrir las fábulas más famosas de Samaniego en su tour teatralizado.