Las bodegas más antiguas de España son el testimonio de la tradición y evolución de nuestra industria vitivinícola durante milenios. De hecho, la elaboración y guarda de vinos en territorio peninsular es una actividad que se remonta a varios siglos antes de Cristo.
Que el vino es una bebida con alta presencia entre los diferentes pueblos, culturas y civilizaciones que han existido en “Hispania” es un hecho incuestionable. De ello dan fe los numerosos restos encontrados en diferentes lugares.
Concretamente la bodega más antigua de la que se conservan restos arqueológicos se encuentra en Requena (Valencia). Según los estudios realizados, estos restos datan del siglo VII a. de C., es decir, tienen una antigüedad de unos 2700 años.
La tradición vitivinícola de España se remonta muy atrás en el tiempo y buena prueba de ellos son las bodegas antiguas centenarias que aún hoy elaboran en nuestro país vinos de gran calidad, tanto que algunos son famosos en medio mundo. Estas bodegas, algunas de ellas dirigidas aún por generaciones de la misma familia fundadora, constituyen un importante legado empresarial no sólo de España sino también de Europa.
De las muchas bodegas que hay en España, hay cinco que son auténticos tesoros que guardan un legado hoy en día contado por sus descendientes, los cuales, generación tras generación, y motivados por su pasión por el vino, han sabido mantener la filosofía de sus antepasados fundadores. Otras han pasado por varios propietarios, aunque manteniendo siempre el nombre y la esencia de la bodega. Pero todas ellas esconden entre sus paredes historia, evolución y, sobre todo, mucho vino.
¡Recorremos las cinco bodegas más antiguas de España!
Considerada la bodega más antigua de España y una de las más antiguas del mundo. Codorníu es una empresa familiar avalada por 466 años de historia y situada en San Sadurní D'Anoia (Barcelona). El edificio de la bodega, declarado desde 1976 Monumento Histórico Artístico, fue mandado a construir por Manuel Raventós, gran impulsor del cava y de Codorníu, al arquitecto Josep Puig i Cadafalch (coetáneo de Gaudí).
Bajo de esta majestuosa bodega se encuentran las cavas, donde desde hace más de un siglo se fermentan y crían los vinos. En 2001 la bodega fue la primera en elaborar un cava rosado con la variedad Pinot Noir 100%. Actualmente, la bodega ofrece multitud de visitas con degustación y maridaje, así como cursos de iniciación a la cata y recorridos en bicicleta.
La historia de esta bodega comienza en la localidad sevillana de Villanueva del Ariscal, en una antigua hacienda convertida en bodega para la crianza y envejecimiento de vinos finos y generosos. Gracias a las exportaciones que se realizaban al nuevo mundo, las bodegas cercanas de Sevilla comenzaron a crecer y adquirir mayor importancia, algo que se ve reflejado en esta bodega que ya va por su séptima generación.
Durante su cuarta generación, Don Rafael de Góngora, adquirió unas partidas de vinos viejos amontillados, olorosos y dulces, los cuales se han conservado con el paso de los años reservándose única y exclusivamente para la familia Góngora. Actualmente, esos vinos constituyen la Selección Imperial de vinos de Bodegas Góngora. Hoy en día, la bodega aún conserva algunas de las bodegas de crianza, como la Bodega 126 o la pequeña bodega de Pata de Hierro, donde se encuentran los vinos más viejos en botas de más de trescientos años.
Diego de Alvear y Escalera se trasladó a Montilla y allí cultivó su afición por el campo y más concretamente por el viñedo. Así en 1729 construye Bodegas Alvear. La bodega conserva desde entonces el carácter familiar y actualmente es la octava generación la que se sigue haciendo cargo de la bodega. De entre los descendientes de Diego destaca Ponce de león, quien, sin olvidar su pasión por los vinos de su familia, tuvo una intensa vida militar y política que le llevó a ser capitán de la fragata Mercedes, hundida por los británicos en la batalla del Cabo Santa María. Así pues, las siguientes generaciones que se han sucedido a lo largo de los años, no se han olvidado ni de preservar el legado arquitectónico ni de implementar algunas modernizaciones necesarias para seguir elaborando vinos en la actualidad.
Su nombre proviene del pago vitivinícola donde se sitúa, la Casa los Frailes, que perteneció a la Orden religiosa de los jesuitas hasta que la familia Velázquez la compró en subasta pública adquiriendo finca, viñedos y bodegas. Desde entonces la Bodega Los Frailes siempre ha pertenecido a la familia, tratando de impulsar la variedad autóctona Monastrell. A partir del año 1999 también plantaron Cabernet Sauvignon, Tempranillo, Garnacha y Shiraz, como complemento a la Monastrell.
También han introducido una agricultura ecológica, con novedosas técnicas para el control biológico de plagas. Actualmente han construido una nueva bodega con la última tecnología en la elaboración de vinos, mientras que la antigua ha sido restaurada para ser utilizada como bodega de estabilización. La bodega, situada a 80 km del mar mediterráneo y a 600 m de altitud, posee un total de 162 hectáreas, algunos con 45 años de antigüedad, y todos ellos cultivados con una agricultura biodinámica que busca un equilibrio entre nuevas tecnologías y el respeto por la flora.
El Grifo es la bodega más antigua de las Islas Canarias, se sitúa en San Bartolomé de Lanzarote y lleva desde 1775 en pie. Hoy en día aún conservan las primitivas instituciones, las cuales utilizan como museo del vino, y mantienen vinos de 1881. Esta bodega con solera fue la primera en introducir en Canarias el acero inoxidable en vinificación, los equipos de frío y las prensas de membrana. Hoy en día las labores de la viña las siguen realizando manualmente, e incluso en sus vinos Canary y Glass todavía mantienen sus antiguos métodos de producción. Actualmente, sus viñedos han aumentado sus viñedos a 61,5 hectáreas y, aunque las instalaciones se han modernizado, la uva sigue siendo la protagonista.