A lo largo de los años se han ido publicando diversos estudios científicos que respaldan el consumo de vino moderado por los beneficios saludables de la uva y su fermentación. Además, en Uppers hemos tomado nota de que uno de los más recientes concluye que incluso reduce el riesgo de contraer diabetes tipo 2.
Sin embargo, un número superior de investigaciones respaldan que las repercusiones negativas que el contenido alcohólico provoca en el organismo son muchísimo mayores que los citados beneficios que se rebajan hasta unos mínimos. Con ello, la mayoría de la profesión médica defiende que es mejor decantarse por otros alimentos y bebidas sin alcohol que generan esas mismas reacciones positivas que por el vino.
Este último estudio sobre que beber un poco de vino, en concreto con la cena, puede ayudar a reducir el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, se presentó en 2022 en Chicago durante la Conferencia de epidemiología, prevención, estilo de vida y salud cardiometabólica que cada año organiza la Asociación Estadounidense del Corazón. El trabajo fue llevado a cabo por investigadores de la Facultad de Salud Pública y Medicina Tropical de la Universidad de Tulane de Nueva Orleans, en el estado de Luisiana.
La diabetes tipo 2 se desarrolla generalmente debido al sobrepeso u obesidad, a la falta de actividad física o por predisposición genética. Los niveles de glucosa o azúcar en la sangre, que proviene de los alimentos consumidos, son demasiado altos porque baja la producción de la hormona de la insulina o no actúa como debe. La insulina tiene como función que la glucosa ingrese en las células para brindarles energía. De este modo, si la insulina no cumple su función la glucosa permanece en la sangre.
Las consecuencias de la diabetes tipo 2 para el cuerpo son muy significativas: problemas oculares, como cataratas y sensibilidad a la luz; úlceras e infecciones en los pies y la piel difíciles de sanar; dificultad para controlar la presión arterial y el colesterol con un posible ataque cardíaco o accidente cerebrovascular; daños en los nervios con dolor, hormigueo y entumecimiento con la consiguiente dificultad para digerir el alimento o enfermedades intestinales; afección renal que puede terminar en diálisis o un trasplante; además de complicaciones serias en el sistema inmunitario.
En el estudio realizado en la Universidad de Tulane tomaron como referencia los datos aportados por un total de 312.400 adultos del Biobanco del Reino Unido. Todos ellos se habían declarado bebedores habituales de alcohol y se sometieron a un seguimiento sanitario durante una media de 11 años. Al analizar todo ese volumen de datos, los expertos comprobaron que alrededor de 8.600 participantes habían desarrollado diabetes tipo 2 al contrario que el resto de personas.
A partir del estudio los investigadores además extrajeron otras conclusiones relevantes como que “el consumo de alcohol con las comidas se asoció con un riesgo 14% menor de diabetes tipo 2 en comparación con el consumo de alcohol sin ingerir alimentos”.
A su vez, los investigadores subrayaron que la ingesta de alcohol había generado ese beneficio potencial exclusivamente si se había acompañado de alimentos. Del mismo modo, “la asociación beneficiosa entre el consumo de alcohol con las comidas y la diabetes tipo 2 fue más común entre los participantes que bebían vino frente a otros tipos de alcohol”. Por otra parte, los datos recogidos en el estudio revelaron que, frente al vino, “una mayor cantidad de cerveza o licor se asoció con un mayor riesgo de diabetes tipo 2”.
Un aspecto significativo es lo que en esta investigación se consideró que implica un consumo moderado de alcohol. En concreto, una copa de vino (150 mililitros) u otra bebida alcohólica al día en el caso de las mujeres y hasta dos copas de vino (300 mililitros) al día en el caso de los hombres.