El clima, la lluvia o la luz, algunos de los elementos naturales que impactan en la calidad del vino
El lugar donde se encuentran las viñas o el clima de la zona son de gran importancia para el resultado final del vino
Además de factores naturales, otros procesos más técnicos, como la poda, juegan un papel fundamental en su calidad
En la calidad del vino entran muchos elementos en juego. Ese caldo tan especial que descorchas en las ocasiones más especiales lo guardas precisamente por su calidad, por ese sabor que tanto te gusta y que se diferencia del resto de vinos que tienes guardados. Está claro que uno de los factores que más se involucran en la creación del vino es el tipo de uva, que hace que cada uno cuente con un sabor, aroma y apariencia diferente al resto. Pero hay otros elementos del entorno que afectan, y mucho, al sabor de cada vino. ¿Quieres saber cuáles?
Climas suaves para una mayor calidad
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El clima es uno de esos factores muy importantes en cuanto a la calidad del vino. Desde luego es algo que no se puede controlar, pero es uno de los elementos que determinan cómo serán las cosechas del año. Los veranos cálidos son ideales, así como inviernos lluviosos, eso sí lo ideal es que no haya una diferencia de temperatura demasiado grande entre las estaciones. La temperatura, como el clima, juega un papel fundamental en el crecimiento y la maduración de las uvas, pues lo idóneo es que se mantenga entre los 16 y los 22 grados.
La luz es otro de los elementos clave que afecta, principalmente al sabor final del vino. Sin ella no se podría generar la fotosíntesis de la viña, por lo que obviamente es de gran importancia, ya que también hace que su porcentaje de glucosa aumente. Aún así siempre hay un pero, pues un exceso de luz puede ser fatal porque podría quemar la piel de la uva, cambiando por completo el sabor final del vino.
Por su parte el suelo también tiene algo que ver con el clima, pues es necesario que sea uno con buen drenaje que retenga el agua. Además, la vid no necesita grandes nutrientes, por lo que lo ideal es que sea una tierra pobre en ellos. La edad de cada viñedo tiene un papel sobre su sabor más que importante. Las viñas más jóvenes, si son de calidad, tendrán un buen sabor, pero los años va haciendo de su sabor algo cada vez más especial y marcado, en parte debido a que con el paso del tiempo los viñedos están ya completamente adaptados al clima y la luz del lugar donde se encuentran.
Técnicas que mejoran su producción
La poda es la técnica que limita su tamaño y también ayuda a controlar su producción, pues gracias a ella se podría conseguir una mayor exposición al sol que aumente sus niveles de glucosa. Este proceso siempre se hace estratégicamente en momentos puntuales que puedan ser beneficiosos para la producción final de la vid.
En el otro lado de este proceso se encuentra la vendimia, que también depende de otros factores ya nombrados. A pesar de que suele mantener una fecha orientativa, esta se puede adelantar en caso de que las condiciones meteorológicas puedan empeorar la calidad de las uvas, como un exceso de lluvia, que afectaría directamente a la calidad final del vino. En estos casos se suele recomendar la vendimia mecánica porque es muchos rápida. En cambio, la vendimia manual es más lenta, pero permite una selección de la uva mucho más minuciosa y, por lo general, los racimos reciben menos daños.
Antes de crear el vino, la uva y la viña pasan por un proceso de maduración muy importante para la creación final del vino y su calidad. El clima, la lluvia o la luz son algunos de los factores naturales que más afectan en la producción de las uvas, así como la calidad del suelo y su porcentaje de nutrientes. Todo ello conforma que la uva sea la adecuada, pero la poda o la vendimia también juegan un papel fundamental para que el resultado final al descorchar la botella sea exquisito.