José Moro y el vino: "Cuando uno descorcha una botella espera venirse arriba"
La pasión de José Moro por los vinos empezó cuando tenía que limpiar las cubas de vino. No le gustaba; ahora lo agradece
En veinte años, le gustaría mantener el espíritu y la filosofía del José Moro de la juventud.
En la entrevista habla de los consejos de su padre, del vino español y de todo lo bueno que este caldo saca de nosotros
A José Moro, la pasión por el vino le viene desde niño. Mucho antes de ponerse al frente de la bodega, que primero lideró su abuelo y luego su padre, solía meterse en una cuba con una vela y un cepillo para limpiarla. Entonces, no pensaba que su perseverancia y su ilusión acabarían convirtiendo Emilio Moro en una de las bodegas más internacionales de la Ribera del Duero. Desde 2007, también cuenta con un proyecto personal, Cepa 21, cuya elaboración define como "boutique".
Asegura que no le daría ningún consejo a su yo de 20 años, pero sí reconoce que le gustaría mantener el espíritu y la filosofía del José Moro de la juventud. Seguramente, le ayudarán a conseguirlo sus hijas, su gente, su guitarra y, por supuesto, el vino, del que está convencido que "se acopla a nuestro estado sentimental para que demos lo mejor de nosotros".
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En varias ocasiones has contado que solías limpiar las cubas con un candelabro y cepillo. ¿Recuerdas qué se te pasaba por la cabeza cuando estabas allí metido?
Lo que quería era irme a jugar porque no me gustaba nada estar metido en una cuba con aquella humedad. Pero, al final, todos aquellos ratos no tan agradables que pasé en mi niñez son mi verdadera pasión hoy. Lo agradezco mucho ahora.
¿Cuáles son los mejores consejos que te ha dado tu padre y tu abuelo?
Mi padre tenía una frase magistral: "siempre hay que ir con la cabeza bien alta". Eso implica tener valores e ir por la vida haciendo el bien.
¿Les has hecho caso a lo que te decían o has preferido forjar tu propio camino?
Siempre he seguido sus consejos. Y es lo que trato de inculcarles a mis hijas. Pienso que el cumplir con tu gente, el ser perseverante, el luchar cada día y hacer el bien son valores absolutamente necesarios.
El vino, si estamos tristes, nos va a poner alegres; y si estamos a alegres, nos pondrá aún más alegres.
Cuando vas a descorchar una botella, ¿qué esperas?
Es todo un ritual. Implica que, al poco tiempo, cuando echemos el vino a la boca, van a salir tres, cuatro, cinco, veinte años de recorrido que haya tenido la cosecha que estemos catando. Pero siempre, uno espera que esa botella que descorchamos nos haga venirnos arriba.
¿Piensas que el vino saca lo mejor de nosotros?
Creo que cuando catamos un vino, siempre con moderación, el vino se acopla a nuestro estado sentimental para que demos lo mejor de nosotros mismos. Si estamos tristes, nos va a poner alegres; y si estamos a alegres, nos pondrá aún más alegres. Sin duda, saca lo bueno que tenemos dentro.
Eres un abanderado de la innovación, ¿qué han ganado los vinos de tus bodegas gracias a ella?
Lo que ha aportado la innovación principalmente es mayor conocimiento de los vinos. Y cuanto más conocimiento, menos intervención; y cuanta menos intervención, vinos más naturales. La innovación que estamos aplicando a nuestros vinos hace que sean exquisitos, sutiles, elegantes y con una bondad enorme.
En las últimas dos décadas, el consumidor tiene más conocimientos sobre el mundo vitivinícola. ¿Juega eso a favor o en contra?
Que el consumidor conozca las variedades y las zonas, que aprenda a catar, que visite cada una de las zonas vitivinícolas de España juega siempre a favor. Le enrique culturalmente y le hace tener su propio criterio a la hora de elegir o hablar de un vino. También implica que habrá mayor exigencia por su parte, por lo que nosotros tenemos que estar bien atentos para dar la máxima calidad.
En tus muchos recorridos por el mundo con una botella bajo el brazo, seguro que has vivido más de una anécdota. ¿Alguna memorable?
En mi largo y duro trabajo comercial he vivido muchas situaciones inverosímiles. Me ha tocado catar en sitios que no sé si sería capaz ahora. Hay una anécdota muy divertida sobre una cata en Ohio. Me tocó hacer una presentación a nuestro distribuidor con su perro, un pastor alemán, lamiéndome los zapatos. Reconozco que no lo pasé nada bien. El perro me puso muy nervioso. Entonces, pensé: madre mía, lo que hay que hacer para vender vino.
El vino español irá escalando posiciones porque la relación calidad-precio es única
¿Qué dicen los franceses o los americanos del vino español?
Son dos consumidores totalmente diferentes. El francés es más chovinista. Piensa que lo suyo es lo mejor. Y no es que sea mentira porque tienen unos vinos espectaculares. Bien es cierto que el vino español ha evolucionado de una manera sorprendente con una relación calidad-precio impresionante. Entre otras cosas, tenemos un terroir del mejor del mundo para producir vinos de calidad. El americano es más abierto, le gusta diversificar, le gusta catar las distintas variedades (en este caso del tempranillo español). Creo que tenemos una buena imagen en el mercado americano.
¿Está el vino español donde debería o aún le falta camino por recorrer?
Poco a poco irá ganando más de esa tarta mundial que representa la distribución de vinos por su calidad. Tiene que escalar aún algunas posiciones. Porque insisto, la relación calidad-precio del vino español es única. Los vinos que se están haciendo en las diferentes denominaciones de origen en España son increíbles.
¿Qué hace José Moro cuando no está entre viñedos, barricas o vendiendo vino por el mundo?
Me gusta disfrutar de mi casa y de mis hijas. A veces, me gusta no pensar en nada y desconectar completamente. De hecho, en muchas ocasiones, de estos momentos surgen nuevas ideas. También estoy encantado cada vez que tengo una buena comida con mis amigos y acabo tocando la guitarra. Pero sobre todo, lo que más me gusta es vivir el presente.
A mi yo de dentro de veinte años le pido que siga conservando la pasión que tiene ahora
¿Tocas la guitarra?
Aprendí siendo joven. Es un instrumento muy versátil. Da muchísimo juego para pasar un buen rato con los amigos o tú solo con el silencio de una noche de verano.
¿Qué consejo le darías al José Moro de dentro de veinte años?
Ojalá estemos aquí dentro de 20 años, eso lo primero. Le diría que siga aplicando la filosofía que está aplicando, que viva el presente. Le diría que no olvide vivir con ilusión y que procure que no se le acabe la pasión y que de lo mejor de sí en cada momento, por lo menos mientras tenga fuerza.
¿Tienes claro cuál va a ser el vino con el que vas a brindar estas navidades?
Aún lo tengo que pensar. Me daré una vuelta por la bodega de mi casa. Miraré bien las etiquetas de los vinos que tengo por allí. Y el que despierte en mí más emociones, ese será el que escoja para una navidad tan especial como esta.