Has quedado en un restaurante con unos compañeros de trabajo. Os conocéis desde hace unos años. Tienes confianza con ellos en el mundo laboral, aunque no tanta fuera de la oficina. Cada uno pide un plato y llega el momento de elegir el vino. Si hay algún entendido en la mesa, todo se resuelve enseguida, porque pregunta a los comensales sobre sus preferencias y se erige como “el solucionador”.
Las dudas aparecen cuando todos los invitados estamos a la par y nos sentimos desamparados ante la extensa carta de vinos que nos muestra el camarero. En Uppers queremos saber si elegir el segundo vino más barato de la carta es la elección correcta, según aconseja “la rumorología” cuando somos unos inexpertos.
El precio del vino en la carta puede servir de guía para tomar la decisión adecuada, sobre todo si no hay una confianza total entre los comensales. Por un lado, decantarnos por el más barato podría dar a entender que somos unos roñicas. Por otro lado, seleccionar el de mayor precio sin tener conocimiento subirá la cuenta en exceso y podrían pensar que vamos de “sobrados”.
Hay una solución por la que muchos se decantan: pedir la segunda botella más barata. La editorial Atlas Obscura realizó una encuesta entre sus lectores al respecto. El 50% de ellos admitió recurrir a esta estrategia en alguna ocasión y el 21% la escogía con regularidad. El 25% de los lectores que participaron optaban por preguntar al camarero. A cerca de esta última opción, el problema está en que no todos son capaces de ayudarnos por desconocimiento, aunque sí le ponen interés.
Se rumorea que los restaurantes, a sabiendas de que los comensales seleccionamos la segunda botella más barata, suben su precio de forma exagerada. Principalmente si la comparamos con la de la tienda. Con lo cual, escogerla sería una mala decisión porque estamos pagando por ella mucho más de lo que vale.
Dos investigadores de la American Association of Wine Economists, David de Meza y Vikram Pathania, quisieron ahondar sobre el tema y en marzo pasado publicaron el trabajo “¿Es el segundo vino más barato una estafa? Economía vs. Psicología en precios por tipo de productos”. En busca de respuestas, analizaron la carta de más de 235 restaurantes de Londres para concluir que los rumores no tenían razón de ser. Según su estudio, el sobreprecio de la segunda botella más barata es menor que el de las posteriores y el de las anteriores. Incluso, toma nota, sería la elección más rentable a la hora de pagar la cuenta.
Según las conclusiones de este trabajo, es en los vinos intermedios donde los restaurantes disparan el porcentaje en busca de una mayor rentabilidad con un sobreprecio que llega a ser un 50% superior al de las botellas con el precio más justo. El porcentaje aplicado en los vinos baratos es del 25% y, aunque parezca sorprendente, sobre los caldos más caros casi no se añade ningún porcentaje con el objetivo de que sean elegidos y tengan salida. Por tanto, si uno se lo puede permitir, los mejores vinos también serán los más rentables.