Vino blanco: la guía básica de lo que tienes que conocer para tomarlo
Con la llegada del verano el vino blanco se convierte en una de las bebidas más top en comidas, cenas y aperitivos
Saber conservarlo en casa y mantener su temperatura idónea hará que probarlo sea toda una experiencia para el paladar
Cada vino se toma, se bebe y se almacena de una forma diferente para que al tomarlo podamos saborear todas sus propiedades y sabores. En este caso, el vino blanco cada vez se hace un hueco más grande en las mesas españolas. Sí que es verdad que los tintos son los más alabados, pero los blancos poco a poco le pisan los talones, en especial ahora con el verano, pues se sirve más frío que el tinto, por lo que es genial para cualquier tipo de comida o una tarde de copas con los amigos en una terraza y así combatir el calor sofocante.
¿Cuál es su temperatura ideal?
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El vino blanco tiene muchas variantes para contentar a todos los paladares, por lo que la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) establece una tabla para saber la temperatura correcta para la conservación de cada uno. Los vinos blancos dulces, como los moscateles, deben conservarse a unos ocho grados, mientras que los secos es mejor a 10 grados y los fermentados en barrica a 12 grados. Poca diferencia, sí, pero le dan el toque perfecto a cada caldo. Eso sí, por mucha prisa que tengas en enfriarlo, nada de congelador.
Una vez se descorcha la botella, nada de llenar la copa, que debe tener forma de U, como mucho por la mitad, aunque un poco menos siempre es lo idóneo. Debido a que el blanco siempre se toma frío, lo mejor es que se sostenga la copa por la base o el pie, de esta manera evitas que se altere su temperatura y se caliente antes de tiempo, perdiendo parte de su encanto, en especial en esta época en la que como verdaderamente sabe es bien fresquito. Por eso es importante que durante la comida o la cena se mantenga la botella fría, para cuando se vuelva a servir esté a una temperatura ideal.
El vino blanco, un gran complemento para todo tipo de comidas
Se suele relacionar el vino blanco con los pescados, pero lo cierto es que va genial con prácticamente todo tipo de comidas. Sí que es verdad que los productos del mar, como pescados blancos o mariscos son ideales, pero las carnes blancas también van fenomenal con este tipo de caldo. Además, es bastante normal tomarlo para aperitivos, como por ejemplo con el queso. Pero no solo eso, el vino blanco marida perfectamente con pastas, arroces o ensaladas. Como ves, parece que el vino blanco va genial con las comidas más ligeras y frescas, y el tinto se reserva para carnes rojas, aunque nunca descartes un buen vino blanco con ellas, pues puede sorprenderte gratamente. Incluso los blancos más afrutados son perfectos para acompañar los postres.
Conservarlo de la mejor manera
Y en el momento de guardarlo en casa no es lo mismo un vino blanco que un tinto, por eso si quieres hacerte con una vinoteca lo ideal es una en la que se puedan tener dos temperaturas, de esta forma hay una zona para los tintos y otra para la correcta conservación de los blancos. Los blancos son vinos en su mayoría jóvenes, que no suelen ganar mucho más sabor con el paso de los años, como sí ocurre con gran parte de los tintos, por lo que eso no es problema para su cata.
El vino tinto siempre es mejor conservarlo en posición horizontal, en lugares en los que no haya cambios bruscos de temperatura, que el ambiente sea preferiblemente fresco y no hayan vibraciones que puedan afectar a los caldos. El blanco se guarda generalmente de la misma forma, aunque no es necesario que sea en horizontal, ya que se pueden mantener de pie y no afectará ni a sus propiedades ni a su sabor.
Ahora que llega el verano, el vino blanco, con ese sabor más afrutado, es perfecto para acompañar comidas más ligeras, para tomar el aperitivo o para una tarde de copas en una terraza con los amigos. Su frescor y su sabor suave lo convertirán en tu mejor aliado durante la época estival y que no dudarás en catar de vez en cuando también en los meses de invierno.