¿Vinos tranquilos? Existen: cuáles son y cómo diferenciarlos
Los mayores de 50 años consumen el 73% del vino doméstico, y este, en su mayoría, corresponde a los denominados 'vinos tranquilos'.
Se llaman vinos tranquilos aquellos que fermentan de manera natural por la acción de levaduras y pueden ser tintos, blancos o rosados, con más o menos azúcar.
Los vinos 'nerviosos' tienen gas disuelto a consecuencia de una doble fermentación. En ellos y el más famoso: el champán.
Los mayores de 50 años consumen el 73% del vino que se bebe en las casas. Entre ellos, las personas de más de 65 son los compradores más activos. Los que superan el medio siglo son quienes realizan el mayor consumo per cápita, con una compra media de 17,34 litros por persona y año, una cantidad superior en casi un 83% a la media nacional: casi ocho litros más persona y año respecto a los otros grupos de edad.
Los datos que sitúan a los uppers como campeones en el consumo de vino aparecen en el último Informe de Consumo Alimentario en España realizado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. El mismo informe revela que los vinos más consumidos son los tranquilos. Sí, has leído bien: tranquilos. ¿Hay vinos más serenos que otros? Y si los hay, ¿existen también los vinos nerviosos?
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La culpa es de Dom Perignon
Imaginemos: Francia, siglo XVII. El monje Dom Perignon, el mismo que hoy da nombre al champán, calificó a sus vinos obtenidos por el método de la doble fermentación como vinos 'nerviosos' o 'del diablo'. Parece que al clérigo no le hizo mucha gracia el vino chispeante que apenas dos siglos más tarde sería el emblema del glamour y la riqueza.
Durante un tiempo, el término 'nervioso' pervivió para definir a los vinos espumosos, aunque ya está en desuso y suele utilizarse en catas y entre expertos para referirse a los caldos sin reposo en bodega. En cualquier caso, la ocurrencia del monje dio lugar a otra clasificación que sí se sigue usando: los vinos tranquilos.
Proceso natural
En enología se denominan vinos tranquilos a aquellos obtenidos mediante la fermentación alcohólica natural del mosto o zumo de la uva. La fermentación debe producirse por la acción de levaduras que transforman el zumo en vino.
Es decir, en la elaboración de estos vinos apenas se produce gas carbónico. Los vinos tranquilos no tienen burbujas, así que, de forma genérica lo que se entiende comúnmente por vino, ya sea tinto, blanco o rosado (y seguramente lo que tienes casi siempre en casa) son vinos tranquilos.
El azúcar, otra de las claves
Dentro de estos caldos, hay otra clasificación importante según la presencia de más o menos azúcar, dando lugar a un abanico que va del vino seco al dulce. La presencia en azúcar tiene una correlación en la dieta: cuanto más dulce es el vino, más son sus calorías vacías. Es decir, tiene bastantes calorías y nutricionalmente es pobre.
Los vinos secos tienen menos de 5 gramos de azúcar por litro de vino. Los semi-secos, entre 5 y 30 gramos. Los semidulces, entre 30 y 50 gramos por litro, y el vino dulce, más de 50. Si estás buscando mantener tu peso o no subirlo, ya sabes, mejor el vino seco.
¿Nerviosos? Mejor espumosos
Los vinos espumosos o espumantes son aquellos que sí presentan gas disuelto. El gas de estos vinos proviene, generalmente, de la segunda fermentación de un vino tranquilo dentro de la propia botella cerrada o dentro de depósitos. El anhídrido carbónico resultante no puede escapar y se disuelve en el líquido.
A su vez, los vinos espumosos dan origen a otros tipos, en función de la cantidad de gas que presenten. El vino de aguja posee gas carbónico a una presión entre 1 o 2 atmósferas. Si lo probamos, notaremos que es el espumoso con menos CO2, apenas una pequeña sensación de gas. Le sigue el vino de perla o perlado, con 2 o 3 atmósferas.
El champán francés, el cava español o el prosecco italiano son los espumosos propiamente dichos: en botella cerrada y a 20 grados, el gas carbónico disuelto se encuentra a una presión superior a 3 atmósferas. Por último, el vino gasificado es que aquel al que se añade gas carbónico a presión durante el embotellado.
Entre 70 y 120 calorías
Al igual que con los vinos tranquilos, la graduación del azúcar da lugar a varios tipos de espumosos. El más ácido es el Brut nature, con hasta 3 gramos de azúcar por litro. El Extra Brut posee entre 3 y 6 gramos. A partir de aquí, los caldos son más calóricos: el Brut posee hasta 12 gramos; el Extra seco, entre 12 y 17; el Seco, entre 17 y 32; y el Semiseco, entre 32 y 50.
El espumoso Dulce es una auténtica bomba calórica, con más de 50 gramos de azúcar por litro, lo que le hace menos indicado si estás a dieta. Para hacerse una idea, una copa de 100 mililitros de de cualquier espumoso Brut nature tiene 70 calorías, mientras que la variedad Dulce supera las 120.