El 93% de las mujeres mayores de 50 años se tiñe, según datos de Infobae. Sin distinción de edad, seis de cada diez mujeres cambian el color de su pelo, mientras que solo uno de cada diez hombres lo hace. La necesidad y la motivación cambian en uno y otro caso porque la manera en la que percibimos las canas en hombres y mujeres son muy distintas. Dos casos recientes de periodistas mujeres que han sido despedidas oficialmente "por cambios en el consumo de los espectadores" y extraoficialmente por un físico no tan joven lo demuestran. ¿Por qué ese doble rasero con el pelo blanco?
El mismo año que Claire Chazal era despedida como presentadora del informativo de mayor audiencia de Francia, en España celebrábamos los 25 años de Ana Blanco al frente del Telediario de TVE1. Corría 2015.
Chazal nació en 1966 y Blanco, en 1961. Solo les separan cinco años y, sin embargo, la periodista francesa sabía, según sus propias declaraciones, que algún día recibiría la llamada que la relevaría de su puesto a favor de alguien más joven.
En Canadá, su periodista-estrella ha sido fulminada por dejarse las canas al aire. Lisa LaFlamme fue una de las mujeres que decidieron abandonar el tinte durante la pandemia. Sigue siendo bella y atractiva, pero los directivos de la cadena, que no han admitido que su decisión tuviera que ver con su color de pelo, sí confirman que nadie "le dio permiso para que dejara de teñirse". La rigidez de criterios asusta: a partir de una cifra, se es viejo y poco atractivo. A partir de ciertas canas, ya no estamos al día y somos prescindibles. Y si no queremos serlo, al menos hay que pedir permiso. ¿En todos los casos?
Hoy Ana Blanco sigue presentando informativos (sin canas, a diferencia de su compañero de cadena Carlos Franganillo) y otros periodistas con años, experiencia y cabello plateado, como David Cantero y Pedro Piqueras, se mantienen al frente de sus espacios. Pero, junto a estos casos, hay señales indisimulables de que los retos y las expectativas a las que se someten las mujeres son distintas a las de los hombres, incluso cuando las mujeres están en la cima de sus carreras.
Afirmar que alguien ya no es tan válido como antes por su edad no es políticamente correcto. Lo tachamos de edadista. Sin embargo, lo que atañe al aspecto físico de las mujeres va más allá del edadismo y entra en la misoginia; especialmente, cuando se trata de mujeres que 'dan la cara' ya sea en una pantalla de televisión, en el cine o ante un público determinado. Y aquí entramos de lleno en el cliché: los hombres están atractivos con canas; las mujeres nos acercan a la vejez.
La polémica de Lisa LaFlamme ha abierto alguna que otra herida sobre lo que hay que aparentar para mantener un puesto de trabajo. No todas las mujeres pueden permitirse dejar de teñirse si eso implica la pérdida del empleo que necesitan para vivir. Por otra parte, ¿por qué y para quién se tiñen las mujeres? "Cada vez que me miro al espejo, con las canas ocultas bajo el tinte, pienso '¿para qué me tiño? No tengo por qué hacerlo: ¡soy una profesora!", afirma la socióloga canadiense Amanda Watson.
Las palabras de esta socióloga vuelven a incidir en el cliché: hay profesiones en las que las mujeres deben mostrarse frescas y lozanas, y profesiones en las que se puede estar al margen de la convención. Pero, en realidad, las últimas tendencias en belleza no hablan de colores de pelo o de más o menos arrugas, sino de cuidados saludables y de bienestar interior. Ya no se concibe la belleza sin salud. Tampoco con imposiciones: la diversidad es lo normativo, como cada vez muestran más campañas de publicidad, desde los champús para las canas, a la lencería curvy o los desodorantes para todos los tipos de cuerpo.
Sin embargo, los despidos de estas periodistas y un simple vistazo a los medios lanzan fuertes señales de edadismo, de falta de diversidad y, sobre todo, de misoginia. Pensemos en cuántos periodistas hombres de los que salen en televisión resplandecen con canas y años, y cuántas periodistas mujeres que 'dan la cara' se atreven a dejar de teñirse.
Existe un doble rasero que permite a los hombres mostrar su edad y seguir trabajando. En la televisión norteamericana, abundan los ejemplos de seniors al frente de formatos. Larry King estuvo 64 años en activo, hasta su muerte en 2021 con 88 años.
En el caso canadiense, presentadores como Peter Mansbridge o Lloyd Robertson, a quien la propia LaFlamme sustituyó cuando se retiró a los 77 años, dan cuenta de que la edad es un activo para los hombres. Aun se cree socialmente que las canas masculinas tienen que ver con cierta autoridad, experiencia, confianza y atractivo.
En el caso de las mujeres, el sesgo sexista lo asocia a lo viejo. La socióloga Amanda Watson lo expresa de manera contundente: "Ya no es solo que no toleremos ver envejecer a alguien que está desempeñando un rol público, es que no queremos ver a una mujer que envejece. Es la misma historia de siempre, una y otra vez, el tópico del que no nos podemos librar. Y es irritante".