La actualización 23.6 del Diccionario de la lengua española, presentada estos días por la Real Academia Española, incorpora, entre otras palabras, 'edadismo', definida como "discriminación por razón de edad, especialmente de las personas mayores o ancianas".
¿Quizá te parece un nuevo 'palabro' que no terminas de entender? el informe 'La discriminación por razón de edad en España', de la Fundación HelpAge España señala cómo los estereotipos construidos en torno a lo que significa ser mayor permiten justificar un tratamiento diferenciado en el ámbito social, en las políticas y el Derecho.
La ONU calificó esta discriminación como "una sigilosa pero devastadora desgracia para la sociedad" en un informe publicado en marzo de 2021 donde surge el término 'edadismo' y lo explica como "Forma de pensar (estereotipos), sentir (prejuicios) y actuar (discriminación) con respecto a los demás o a nosotros mismos por razón de la edad". De esta denominación se deriva el adjetivo "edadista".
En esta discriminación por edad también se incluyen los prejuicios dirigidos hacia los jóvenes. Cada vez que a un chaval le cuestionamos algo y le decimos que es demasiado joven para opinar y hablar de algo, estamos siendo edadistas. ¿Te suena más? Desde esa perspectiva, seguramente encontrarás actitudes, expresiones y maneras de proceder en las que la edad cuenta. Y no para bien.
No es algo que la sociología o la psicología estén estudiando, pero haberlo, haylo. Cuando una persona empieza a excluirse de un entorno o una actividad por razón de su edad, está siendo edadista consigo mismo. Involuntariamente, también está contribuyendo a cronificar el estereotipo edadista en la sociedad. Cuando cree que es mayor para aprender determinada habilidad o se elimina a sí mismo de un proceso de selección porque "se ve mayor", está comportándose de manera edadista.
No es exagerado. La consecuencia más frecuente del impacto de una discriminación sostenida en el tiempo es, precisamente, que el colectivo afectado termina normalizando los términos de esa discriminación.
A este respecto, el Ministerio de Sanidad ha detectado en su guía de Prevención del Edadismo, algunas actitudes edadistas que también interiorizamos de manera involuntaria:
Poner límite a estas actitudes no es fácil porque al estar tan interiorizadas no somos conscientes de cuándo surgen. Para prevenirlas, los expertos que han elaborado la guía del Ministerio de Sanidad establecen unas pautas para minimizarlas. Entre las más destacadas, comprender el envejecimiento como una etapa más de la vida, contrarrestar los conceptos negativos con el reconocimiento de la diversidad en la vejez y promover la participación de las personas mayores en la toma de decisiones, especialmente en aquellas en las que están implicadas.
Poner coto al edadismo, tanto el externo como el propio, no es tarea fácil. Pero hacerlo tiene importantes implicaciones. Según la ONU, la mitad de la población mundial es edadista con respecto a las personas mayores. La discriminación por edad tiene consecuencias emocionales y físicas. La OMS advierte que las personas que padecen actitudes negativas podrían vivir 7,5 años menos que las que asumen adecuadamente la edad. El estrés cardiovascular es la enfermedad que más se asocia a la discriminación edadista. ¿No son razones suficientes como para dejar de pensar en la edad como algo negativo?