Si los ríos hablaran, podrían contar de corrido la historia de la humanidad. Los lechos fluviales han sido desde épocas inmemoriales los lugares favoritos de los humanos donde asentarse. De esos asentimientos han nacido muchas civilizaciones... varias toneladas de basura después. Porque las sociedades nacen con desechos incluidos. Cómo deshacerse de ellos ha sido una constante desde que el mundo es mundo. Pero antes de llegar a las sofisticadas estrategias de gestión de residuos de hoy, los ríos parecían estar dispuestos a ocultar lo que los hombres no querían ver o, simplemente, perdían en sus aguas.
Así las cosas, durante miles de años, los seres humanos han perdido sus posesiones y han arrojado su basura en ríos como el Támesis. El río oscuro -tal es su etimología- fue declarado biológicamente muerto en 1950 por la cantidad de residuos vertidos en él. Hoy ha recuperado algo de vida convertido en uno de los yacimientos arqueológicos más extensos y variados del mundo. Para los expertos, sus bancos de fango esconden en su interior un vínculo tangible con el pasado y, por extraño que parezca, también un vínculo con los espacios naturales, escasos en la City.
Lara Maiklem se mudó a Londres a los 20 años. Atraída por la ciudad, pronto se encontró desubicada, añorando el contacto con la naturaleza. En las orillas del Támesis descubrió el 'mudlarking', la costumbre de hurgar en el barro en busca de objetos desechados por generaciones de londinenses. Durante los siguientes quince años, sus jornadas de trabajo estuvieron marcadas por el ritmo de las mareas. Cuando el tiempo y la marea eran propicios, se dedicaba a buscar los objetos que el río desenterraba: desde pedernales neolíticos a horquillas romanas, de hebillas de zapatos medievales a botones o espadas -como la de la imagen de abajo- de los Tudor, de pipas de arcilla georgianas a medallas de guerra perdidas o descartadas. Desde las mareas del río en el oeste de la ciudad hasta su desembocadura en el mar, 'Mudlarking' (Capitán Swing) es la historia del Támesis y sus gentes a través de estos objetos y también el nombre del libro que acaba de publicar Maiklem.
Lara Maiklem (52) creció en una granja de Surrey, al sur de Londres, donde se trasladó a principios de los años noventa. Durante varios años, el Támesis fue su lugar de referencia para superar el bullicio de la ciudad. Desde entonces, el río forma parte de su vida, ya sea dando paseos por su ribera y los barrios aledaños o en las sombrías marismas del estuario. Aprendió a 'hablar' con el río, y este comenzó a mostrarle sus tesoros ocultos. Estos pertenecen a la Autoridad del Puerto de Londres y si tienen más de 300 años, deben ser comunicados al British Museum, el organismo que registra los objetos históricos descubierto en campos, ríos y playas de Inglaterra y Gales.
En 2012, Maiklem se convirtió en la primera persona en mostrar el mudlarking al mundo en las redes sociales como 'The London Mudlark', algo así como 'La chica que remueve el barro de Londres'. En inglés, 'mudlark', también tiene la acepción de 'pillo' o 'chico de la calle', así que el alias elegido resume la actitud nada ceremonial de esta buscadora de tesoros.
Lo que comenzó como una actividad anónima para pasar el tiempo atrajo rápidamente a muchos seguidores y la atención de los medios de comunicación. La afición dio paso a la literatura con dos libros: el mencionado 'Mudlarking. Historia y objetos perdidos en el río Támesis' (2019) y 'A Field Guide to Larking: Beachcombing, Mudlarking, Fieldwalking and More' (2021).
Además, es una conocida articulista y comunicadora. En 2022 fue elegida miembro de la Sociedad de Anticuarios y continúa narrando regularmente sus experiencias a través de las redes.
En su cuenta de IG publica casi a diario los 'tesoros' encontrados. En la foto de arriba, restos de cerámica del siglo XVI, monedas, abalorios y un corazón de plata que, por su brillo, puede corresponder al siglo XXI. Pasado y presente unidos por las aguas y ahora unidos también en la marea de las redes.