La mujer que trabaja y conduce a los 101 años: sus consejos para tener una vida larga
Jayne Burns sigue cogiendo su coche cada mañana para ir a trabajar a sus 101 años y no piensa parar
La mujer cuenta los que creen que son sus grandes secretos para superar los 100 años en perfectas condiciones
El secreto del culturista más longevo del mundo para seguir en forma a los 90
Hace unas décadas llegar a los 100 años era algo inaudito. Sin embargo, el paso de los años y la mejora de la calidad de vida ha hecho que el número de centenarios alcance máximos en el mundo. Otra cosa es de qué manera lleguen a tal edad que, como es obvio, unos lo hacen de mejor manera que otros. Pero de lo que no cabe duda es que detrás de cada uno de ellos hay historias increíbles, como la de Jayne Burns, una mujer de 101 años que, pese a su edad, sigue trabajando.
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Una vida activa
El estilo de vida de Jayne ha llamado la atención principalmente porque hace años que debería haberse jubilado, pero ella decidió hace 25 años seguir trabajando en una tienda de Mason, en el estado de Ohio. Lo hace en un turno de media jornada y, además, considera que ese es uno de los secretos de haber logrado vivir tantos años. “Tienes que seguir moviéndote y no sentarte en casa todo el día”, asegura.
Y no solo eso, a sus 101 años cada vez que le toca trabajar coge su coche y sale a la carretera. “Me gusta trabajar y el entorno laboral”, dice. De normal suele trabajar tres días a la semana de 9 de la mañana hasta media tarde manipulando telas que debe cortar y colocarlas para a venta. Un trabajo que requiere de muy buena vista y de fuerza física, pero nada se le resiste.
Durante su carrera Jayne Burns fue principalmente contable, pero en la década de los 90, tras la muerte de su marido, su hija le presentó a los dueños de la tienda. “Me gustaban las telas, así que el gerente me preguntó si quería trabajar. Empecé, me gustó y me quedé”, recuerda.
El secreto de su longevidad
¿Cuál es su secreto? Ni ella lo sabe del todo. En cuanto a alimentación, asegura que come de todo y no se priva de absolutamente nada. Durante un tiempo evitó el azúcar, pero ya no porque afirma que “me gustan demasiado los dulces”. Eso sí, nunca ha fumado y, desde que falleció su marido, no ha vuelto a beber alcohol.
También asegura que siempre ha mantenido una vida activa. “Creo que es lo que más me ha ayudado”, cuenta. Durante su vida ha hecho siempre ejercicio y, por ejemplo, para su 101 cumpleaños salió por ahí a celebrarlo con unas amigas.
En cuanto a problemas de salud, en los 90 se sometió a una operación de cáncer de colon que habían detectado a tiempo y por el que no necesitó quimioterapia. Ahora lo único que sufre es de artritis en las manos y las rodillas, lo que le impide moverse todo lo que le gustaría, pero tampoco es ningún obstáculo.
Y para mantenerse joven por fuera también se cuida utilizando cremas hidratantes y un poco de maquillaje, algo que lleva haciendo toda la vida por lo que “no voy a parar ahora”.