Quien acostumbra a llevar traje o americanas sabe que dan un toque de elegancia increíble en cualquier ocasión. No obstante, la prenda de por sí no lo hace todo, la talla, el corte y cómo combinarla son algunos detalles que harán que, por muy elegante que sea la chaqueta, pueda crear el efecto totalmente contrario si no se utiliza bien. Y en esa fina línea está abrochar un botón o no, y para ello está la sencilla regla del tercer botón, que te ayudará a conocer hasta donde debe ir cerrada tu chaqueta para llevarla como se debe.
Es bien conocido, especialmente entre aquellos que llevan blazers con frecuencia, que el último botón nunca se abrocha, solo el de arriba. En caso de que la chaqueta sea de tres botones, el de arriba solo a veces —puede ir desabrochado— y el de en medio siempre abrochado. Así es el protocolo para llevar la americana bien de verdad. Pero ¿de dónde viene esta norma no escrita que los hombres llevan siguiendo a rajatabla durante décadas?
Pues cuenta con un origen histórico que el creador de contenido Píldoras Culturales ha explicado a través de sus redes sociales. El botón inferior de las chaquetas de traje no se abrocha nunca por una anécdota relacionada con el rey Eduardo VII de Inglaterra.
El monarca que reinó brevemente a principios del siglo pasado se caracterizaba por ser bastante corpulento, ganando algo más de peso durante su etapa adulta en la que surgió una curva más llamativa en su barriga, lo que impedía que pudiese abrocharse la totalidad de los botones de sus chaquetas, en concreto ese último botón, que siempre dejaba libre.
Ante esa situación y por respeto al entonces rey, la alta sociedad adaptó la moda de entonces y entre la aristocracia británica y europea se empezó a ver cómo los hombres empezaban a dejar desabrochado el último botón de las chaquetas de sus trajes para ir en sintonía con el monarca. Desde entonces, esa tendencia quedó establecida y ha permanecido hasta nuestros tiempos, siendo un signo más de buena vestimenta masculina.
No obstante, a lo largo de los años también han surgido otras teorías sobre por qué nunca se abrocha el botón de abajo, entre las que destaca que así es más cómodo para los hombres sentarse, o que así se pueda lucir bien el chaleco que se lleva debajo, siempre que lo haya.