Ahora mismo las mentes y los pies están dentro de las chanclas o de las zapatillas todoterreno para aprovechar hasta el último segundo de las vacaciones pero en cuanto termine el verano hay que volver a vestir impecable. En Uppers hemos recopilado las tendencias de moda otoño invierno 2024-2025 para hombre que arrasarán.
Louis Vuitton, Prada, Dries Van Noten, Kenzo, Kidill, Kidsuper, Loewe, Hermès, Mihara Yasuhiro, Dsquared2, Gucci, Egonlab, Botter, Magliano, Fendi, Givenchy o Missoni son algunas de las firmas en las que nos hemos fijado para planificar las directrices con las que completar el fondo de armario.
La prensa especializada en moda salió de los desfiles con muchas nuevas propuestas que comunicar, sin embargo, se podría decir que ha regresado una intención bastante común entre los diseñadores y las casas de moda: “Menos es más”, pero “sin que resulte aburrido”. Esto significa que el lujo retoma sus aires discretos y van desapareciendo poco a poco los logotipos y las insignias con estridencias a la vista en las prendas, en los zapatos y en los bolsos.
Casas como Fendi proponen para el otoño y el invierno próximos trajes para los más atrevidos que han acortado sus pantalones incluso hasta media pierna. Los frioleros no podrán quejarse porque se llevan con medias o calcetines muy altos.
Algo más serios que otras temporadas son los colores seleccionados por los grandes para recibir las estaciones frías. El marrón chocolate, el beige, el gris, el negro y el marino invaden el armario para fundirse con la tierra y la naturaleza en descanso mientras aguardan el estallido de la primavera.
El estilo cowboy se moderniza junto a la reinterpretación de las prendas indígenas pero no se lleva todo junto como si fuera un disfraz sino aportando toques a otros estilos. Las pasarelas se llenaron en enero pasado de camperas afiladas de piel labrada, tacones poderosos y elegantes espuelas doradas en miniatura; chaquetas bordadas; flecos; cuellos rematados; o corbatines.
Mensajes con fuerza, con un toque de humor, buscando al público juvenil, recordando estilos musicales e incluso sin sentido se trasladan de las típicas camisetas a las americanas y a las chaquetas, sobre todo en la espalda. En ocasiones cobran tal protagonismo que se funden con los tejidos.
Grandes cabezas de animales, cebras, peces, leones o elefantes inundan sudaderas, camisetas y camisas en las mejores marcas dejando a un lado los estampados print.
Prácticamente todos los hombres rematan el conjunto acompañándolo con un bolso ya sea tipo bandolera, en talla XXL de lana trenzada, grandes bolsas bordadas por artistas, una riñonera a la altura del pecho o muy minimalista por debajo de la axila, un talego de pescador… lo cierto es que todo vale con tal de aligerar los bolsillos de llaves, móvil, cartera…
El tejido vaquero dejó de ser una horterada. Ya forma parte de cualquier tipo de atuendo en la gama más completa de color jugando con los desteñidos, los degradados, los lavados o con dibujos incluidos. La prenda más buscada es la cazadora vaquera recta, con dobles costuras y bolsillos en el pecho que se cierran con los típicos botones redondos en metal ya sea en liso o estampada.
Las propuestas de siempre de las marcas especializadas en la montaña llenas de bolsillos han convencido definitivamente a los mejores diseñadores de su sentido práctico. Están de moda los pantalones ajustados en la cintura de tejidos gruesos y pata ancha con bolsillos cargo y las cazadoras de telas mega resistentes con bolsillos que se duplican y se cuadruplican en el pecho y en las caderas. En realidad son reinvenciones de los uniformes irrompibles fabricados para los trabajadores obreros del siglo XX.
Puede que sea una herencia del confinamiento. Las casas de moda saben que sus clientes quieren salir a la calle con la prenda más cómoda del mundo y que cumple tal requisito sola hay una y es el pijama. También influye que las redes sociales han hecho trizas la diferencia entre lo público y lo privado de modo que ya no hay que preocuparse por vestirse para salir a la calle; sirve un buen pijama, más bien una parte de arriba camisera y un pantalón largo fluido con cintura elástica y bolsillos laterales.
Los pilotos militares fueron los que utilizaron la chaqueta bomber como parte de su uniforme y los diseñadores se la han adueñado hasta convertirla en la prenda preferida y la más versátil del fondo de armario. Lo que sí se ha hecho es suprimir los parches en tela de aviones y de banderas y darle una vuelta de tuerca para que sea pura elegancia o extravagancia. Las chaquetas bomber de la temporada de otoño e invierno se cubren en piel negra, se llenan de pedrería, se abrigan con pelo o se mezclan tintes y se destiñen.