¿Qué tipo de césped artificial es mejor para tu terraza?
Ya sea una gran terraza o de dimensiones diminutas, el césped artificial la convierte en un espacio más confortable y relajante a la vista por su intenso verdor
El precio por metro cuadrado de césped artificial crece en función de su calidad, su tacto, su color o su resiliencia
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El verdor relaja e incluso reduce la sensación de calor, así que nuestra propuesta es transformar la terraza de casa en un oasis particular, si tienes la suerte de contar con ella, aunque sea muy pequeña. Llenarla de plantas adecuadas al clima y a la humedad y complementarla con unos muebles de exterior es lo más habitual, sin embargo, hay que prestar atención al suelo. En Uppers te sugerimos el césped artificial para tu terraza, cubre el pavimento cuando está desgastado o envejecido y embellece la estancia gracias a su característico color verde intenso.
Ahora bien, la gama de césped artificial que se oferta en el mercado es demasiado extensa y conviene seleccionar el tipo adecuado para cubrir el suelo de la terraza de una vivienda o de un porche. Estos son los aspectos que se deben considerar:
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El uso
La utilización que se le da a la terraza condiciona el tipo de tapiz. Es decir, tal vez es un espacio tan pequeño que solo importa la decoración o, en cambio, en esa terraza se cena a diario, juegan los niños, es una zona de mucho tránsito, solo es de paso a la piscina o la pisan las mascotas. En este caso, la calidad y sus prestaciones van unidas al precio, sin embargo, para una terraza tampoco es necesario instalar un tipo tan caro como el que requiere el uso deportivo, por ejemplo para un campo de fútbol, que soporta la máxima agresión.
La longitud
El césped artificial es como una alfombra de pelo largo pero de materiales plásticos como el polietileno (PE), el polipropileno (PP) y la poliamida (PA). Tiene una base de látex o poliuretano con capacidad de drenaje para que no se encharque si llueve y sobre ella se adhieren los filamentos o fibras. Si se pretende limpiar con el aspirador, que es lo más cómodo, estos filamentos no deben medir más de 4 centímetros de longitud. Menos longitud no proporciona la sensación visual y táctil mullida que se busca y mayor longitud compromete la limpieza y el mantenimiento.
El color
Para que este tapiz artificial simule el césped de verdad los fabricantes emplean filamentos de tonos verdes, marrones y hasta de color beige que entremezclan. Lógicamente, todo se traduce en un precio superior. De ese modo, depende del presupuesto disponible. Las tonalidades que se consiguen en las gamas más caras y de mayor calidad quedan preciosas y al ser una terraza es probable que con unos metros sean suficientes así que el importe total es inferior al que se cree. No obstante, las opciones económicas también son resultonas y cuando se estropean se pueden cambiar sin un desembolso importante.
La textura
Como sucede con los colores, los fabricantes juegan con las texturas. Los de mayor grado de suavidad son también más delicadas y las resistentes al tacto son menos agradables pero más duraderas. La utilización del espacio cubierto por el tapiz en este caso también condiciona la elección de la textura. De este modo, si se le va a dar mucho trote la opción más resistente y menos suave será la correcta.
Las puntadas
Sobre el tapiz se adhieren los filamentos a modo de puntadas y cuantas más unidades por metro cuadrado más acolchado y mullido será pero en proporción igualmente asciende su precio. Los de mayor calidad tienen unas 20.000 puntadas y su grado de confort es superior. Los tapices de calidad media oscilan entre las 10.000 y 15.000 puntadas.
Por otro lado, los fabricantes añaden que junto al grado de confort es importante valorar la resiliencia, que es el grado de recuperación de la verticalidad de los filamentos tras la pisada, y el grado de suavidad al tacto. Así, ésta última característica será básica si en la terraza van a jugar los niños que sobre todo tienden a tirarse al suelo y a descalzarse.
La instalación
En cuanto a su instalación, el césped artificial permite colocarlo sobre las múltiples superficies con las que se rematan las terrazas, ya sea un suelo de baldosas de barro, listones de madera o plaquetas cerámicas. Si se elige un modelo con la suficiente calidad proporciona una gran durabilidad, además hay determinados tipos con una garantía de hasta siete u ocho años.
Por otra parte, no necesita regarse ni pasar la segadora para cortarlo cada semana como el césped de verdad, no acumula insectos y es ignífugo. En contrapartida, es imprescindible mantenerlo limpio y en buen estado para que visualmente y al pisarlo la sensación sea placentera. La acumulación de suciedad y los restos que trae el viento se eliminan con el aspirador o con un rastrillo. Las manchas se limpian fácilmente con una esponja, agua y un jabón neutro y cada seis meses necesita una desinfección profunda para que no proliferen las bacterias.