Las zapatillas, que son tan cómodas y maridan con casi cualquier outfit, solo tienen un problema; cuando se ensucian es difícil dejarlas como nuevas, sobre todo las blancas de loneta o de piel y las de colores chillones. En Uppers sabemos cómo lavar zapatillas en la lavadora aplicando unos trucos básicos para que no se estropeen. Antes de seguir nuestras instrucciones hay que tener presente que pocos modelos son aptos para lavarse en la lavadora según las especificaciones de los fabricantes.
Ciertamente, en cada zapatilla se emplean distintos materiales además de que se combinan texturas y colores, lo que complica su limpieza. Meterlas en la lavadora no es el proceso más seguro porque si se hace de forma incorrecta se corre el riesgo de que se despegue la suela, se descosa algún remate o se oxiden los embellecedores metálicos de los ojales. Por esta razón, se debe prestar mucha atención al detergente utilizado, a la temperatura del agua, al programa de lavado y al centrifugado. Aun así, a ciertos materiales como el ante un lavado en lavadora les perjudica tanto que no compensa arriesgarse ni siquiera siguiendo al pie de la letra estas instrucciones.
Estos son los trucos para que no se estropeen las zapatillas en la lavadora:
Antes de meter cualquier par en la lavadora conviene sacudirlas en el exterior o cepillarlas para eliminar el exceso de suciedad, polvo, barro o tierra. En cuanto a la suela, además de sacudir una contra otra hay que retirar cualquier resto que se haya quedado pegado. En este proceso es necesario utilizar guantes por higiene.
Lo más efectivo es lavar los cordones por separado. Quedan impecables si se dejan en remojo unos 30 minutos en un recipiente con detergente y agua tibia y después se frotan para eliminar las manchas. Otra opción es atar uno con otro, meterlos en una bolsita de malla para lavar la ropa interior y después lavarlos junto a las zapatillas.
Las plantillas son uno de los elementos más delicados y comprometidos por los materiales que se emplean en su fabricación. Nunca hay que introducirlas en la lavadora porque incluso se corre el riesgo de que se deshagan. Lo correcto es lavarlas a mano con agua fría y un jabón para prendas delicadas.
En caso de que tengan manchas difíciles se debe intentar eliminarlas antes de meterlas en la lavadora. Para ello se prepara una solución mezclando tres partes de detergente con una de bicarbonato en un recipiente y se frota la mancha con un cepillo mojado en ella. Se espera unos diez minutos y se vuelve a cepillar. Nunca usar lejía o un detergente blanqueante porque dañan los tejidos y los materiales.
Cualquier par sufre mucho menos en la lavadora cuando se mete dentro de una bolsa para ropa delicada de malla o de tela con cierre, en vez de introducirlas directamente en el tambor. En caso de no disponer de una, pues es necesario que sea de buen tamaño, se puede utilizar una funda de almohada vieja con cierre de cremallera.
Aunque se hayan metido dentro de una bolsa o de una funda de almohada el movimiento del tambor hace que ambas se choquen y se golpeen contra las paredes. Se pueden amortiguar esos golpes en cierta medida metiendo una toalla vieja dentro de la lavadora para que se lave a la vez. De este modo se daña menos el calzado y el propio tambor.
Cada par se debe lavar solo dentro de la citada bolsa o funda y con una toalla vieja que sirva de amortiguador. No es recomendable mezclar con otras zapatillas ni con ninguna prenda de ropa.
El programa que conviene seleccionar es el corto, para prendas delicadas y siempre en agua fría. Hay muchas probabilidades de que cualquier otra opción genere daños irreparables.
Los detergentes son agresivos por naturaleza pero los materiales de este tipo de calzado son delicados. En este caso conviene utilizar el jabón más suave y echar una cantidad mínima.
Los programas para ropa delicada reducen el centrifugado a la mínima expresión. Es mejor que las zapatillas salgan de la lavadora empapadas a que sufran las millones de vueltas a gran velocidad que da un tambor con el fin de secar las prendas.
El calor directo estropea los materiales y los textiles. De este modo, se tienen que dejar secar en un lugar bien ventilado, lejos de los rayos directos del sol o de una fuente de calor, como sería un radiador en invierno. Tampoco es acertado agilizar el proceso con un secador de pelo. Por su parte, la secadora es el peor enemigo del calzado.
Antes de ponerlas a secar, un truco para evitar que se deformen es llenar el interior de las zapatillas con papeles de periódico. Sobre todo los tejidos de tela tienden a encoger tras el lavado; el papel ayuda a que vuelvan a su estado original. Además, se trata de un gran absorbente de modo que agiliza que se sequen antes. Conviene cambiar los papeles que ya estén húmedos por otros secos cada cierto tiempo.