Si eres un barbudo de pro y no uno de esos sucios conversos que se la afeitaron a toda prisa con la llegada de la pandemia, te habrás dado cuenta de lo molesto que es llevarla con mascarilla y cómo ha aumentado el número de cuidados que le prodigas desde que llevas esa barrera de protección sobre la cara. La rutina de cuidados de tu barba es esencial, y sí o sí vas a tener que dedicarle más tiempo y buscar buenos productos para cuidarla.
A los barbudos, fieles de la pelambrera en el rostro que les distingue de los hombres aniñados de cara lisa, la mascarilla les ha traído varios problemas que antes no tenían. El primero, que su barba se ensucia mucho más rápido que en condiciones normales. A eso hay que añadir eccemas, enrojecimiento de la piel, mayores dificultades para peinarla; el conocido como ‘maskne’, o acné de las mascarillas.
Entonces, ¿cuál sería le mejor rutina de cuidados para la barba si llevamos mascarilla?
A ser posible, hazte con un cargamento de las que estén hechas con un material menos agresivo para la piel. Tela suave, algodón transpirable, terciopelo. No olvides la comodidad, más importante que ir a la última con un trapo estéticamente bonito pero que raspa como un condenado.
El único factor que no puedes controlar es el de la largura de la barba. La mayoría de las mascarillas no están hechas para combinar bien con una barba larga. Aunque la mascarilla sea lo bastante grande, el efecto visual será como si llevaras una de una talla que no te corresponde.
Con la mascarilla, el acné, las rojeces en la piel y la irritación es doblemente importante llevar una rutina de barba militar y concienzuda. De nada sirve, por ejemplo, que sigas utilizando ese champú barato del supermercado, con el mismo respeto al PH de tu piel que un terrorista suicida. Jabón específico para barba usar deberás, como diría Yoda. Es una de las partes más importantes de la rutina semanal de barba en todo hombre que quiera llevarla encima con la lisura de la seda.
Jamás, por tu vida y la de tus hijos, apliques gel hidroalcohólico en el pelo de la cara, una idea de bombero que se puso de moda entre ciertos hombres, carne de fake news y conspiranoia, al principiod de esta pandemia que no deja de aburrirnos.
El roce con la mascarilla suele provocar que la barba se enrede, se erice y se vuelva más áspera y seca, por lo que un segundo paso en tu rutina de limpieza, si es que no eras converso, es el acondicionador. Muchos hombres se bastan con el champú, pero en realidad eso es solo la mitad del trabajo. Un buen acondicionador limpia, desinfecta y nos aporta un extra de suavidad al pelo de la cara. En combinación con un suero de ácido salicílico, es una bomba de limpieza. Una cara como nueva y una barba de diez.
La ventaja de los champús y acondicionadores específicos es que además limpian y desinfectan el pelo de la cara en profundidad, y en combinación con la mascarilla, ya casi tienes todo el trabajo hecho.
Un aparatito que muchos barbudos no conocen, y deberían: facilita muchísimo el trabajo de limpieza semanal. Las cerdas son bastante largas, y penetrarían hasta en la barba de un poblador del nuevo mundo. Los filamentos de silicona y las ondas sónicas acaban con un gran porcentaje de la grasa, el sudor y las células muertas de la piel acumuladas en la barba, y además acondiciona la cara y la piel para cuando quieras afeitarte esos pelos rebeldes sobre la mejilla o el cuello. La marca Foreo tiene una línea muy interesante de productos de ondas sónicas (cepillos, en su mayoría) orientados a la limpieza de la barba.
Llevar mascarilla nos obliga a atender a las recomendaciones de los especialistas. La mayoría recomiendan que nos exfoliemos la piel de la cara y de la barba una vez a la semana. Si es con algún producto de peeling químico, mejor que mejor.
Igual que se sanea el pelo, la barba también necesita que la macheteen y le metan la desbrozadora de cuándo en cuándo. Si hablamos de una auténtica bestia, una barba más larga que los meses de pandemia, mejor ponerse en manos de un profesional y abandonar la fe de los tutoriales de Instagram y Youtube, que han potenciado los desastres entre los que creyeron que despoblarse la barba era igual a dejar unas calvas del tamaño de la selva amazónica, y todo por no saber elegir bien los números de su recortadora. Para quitarle capas y reducir el volumen tienes a tu barbero, tu Caronte guiándote en el enrevesado bello con su máquina cortadora, sus cepillos y sus aceites traídos de un harén turco. Recórtala, sanéala y quítale un poco de masa en la barbería al menos una vez al mes.