La moda actual es un cambio constante de nuevas tendencias, parece que los estilismos llevan todo pero a la vez nada en concreto; algunas de ellas nacen y mueren una misma temporada, pero otras perduran por décadas. En moda existe un mecanismo según el cual los expertos afirman que la moda se transmite de una clase a otra, pues toda clase imita a la inmediatamente superior. La moda pues facilita tanto la integración como la diferenciación. Nos gusta seguir las tendencias porque eso nos ayuda a identificarnos con personas que están a nuestro mismo nivel o en un nivel superior.
Y que incluso se vuelven icónicas y van mejorando conforme pasan los años, algo así como un buen vino. Es probable que mucho de ello se deba a las historias detrás de cada una de ellas y a las personalidades que se encargaron de posicionarlas como los objetos del deseo de varias generaciones de amantes y seguidoras de moda. Comprar un bolso de lujo puede sonar excesivo para muchos, pero si te encanta la moda, lo más probable es que lleves años fantaseando con algún modelo de carteras clásico. Y es que desde la tradicional cartera Chanel que se fabrica desde 1955, a la Dior que la princesa Diana se negaba a soltar, este es una inversión segura.
El aumento del precio.
En estos tiempos de crisis que estamos viviendo, uno puede preguntarse porque algunos de los bolsos de lujo no paran de aumentar sus precios. Con los años, los costes de fabricación, el nivel de vida aumenta. Pero nada justifica estas subidas frenéticas de precios. ¿La razón?
El lujo tiene seguir siendo accesible para unos pocos. Las marcas que cuentan con grandes bolsos, se las ingenian en elegir su clientela para guardar cierta imagen de marca, y eso solo se puede hacer aplicando precios alto. Cuanto más caro es, más lo queremos.
Hace unos 10 años el icónico 255 de Chanel se vendía por unos 1800€, hoy no es nada raro verlo de segunda mano por más de 4000€.
Lo vintage está de moda.
En efecto, la moda es un eterno reempezar. Si la tendencia actual está en los 90’s, ¿porque no adquirir una pieza de época, que tendrá más caché y carácter?Comprar Vintage, es demostrar carácter y originalidad. Para modelos como los grandes clásicos como el Birkin o el Kelly de la casa Hermès, tener que esperar varios meses, es algo ya muy corriente y normal. Comprar de segunda mano es muchas veces la mejor o incluso única opción para adquirir la pieza de nuestros sueños. Algunas clientas no dudan en pagar el más alto precio para la inmediatez de la compra. Y eso es lo que explica que los precios suban de forma increíble.Hay que tener en cuenta que existen una serie de factores que influyen precio de un vintage: marca, modelo, antigüedad, estado, piel, color y, lo más importante de todo, la demanda existente.
Herencia familiar.
Imagínate que tu madre o tu abuela tuviera una cartera Chanel Vintage esperándote. Uno de los argumentos más recurrentes de las vendedoras de marcas de lujo es convencer a sus clientas que cuando se gastan auténticas fortunas en un bolso, en realidad lo que están haciendo es invertir, pues como la moda es cíclica, seguro que cuando sus hijas crezcan podrán lucir lo adquirido y presumir de poseer una pieza vintage, que muy bien podría pertenecer a un coleccionista o estar en un museo.
Símbolo de estatus social.
En moda existe un mecanismo según el cual los expertos afirman que la moda se transmite de una clase a otra, pues toda clase imita a la inmediatamente superior. La moda facilita tanto la integración como la diferenciación. Nos gusta seguir las tendencias porque eso nos ayuda a identificarnos con personas que están a nuestro mismo nivel o en un nivel superior.
El bolso no siempre ha sido como lo conoces ni ha tenido el mismo uso. Este accesorio de moda está cargado de historia. En la sociedad burguesa del siglo XVI era considerado un símbolo de estatus y era utilizado tanto por mujeres como por hombres, y desde finales del siglo XX el bolso se convirtió en una pieza fundamental en el vestuario femenino. Actualmente, el bolso constituye un complemento importante y sigue marcando un estatus social, pero también es funcional y los hay de todos los colores, materiales, tamaños y diseños, para el gusto de todas.
Sentido común.
Diseño, calidad, material, peso, presupuesto, utilidad y relación calidad precio, son sin duda, asuntos que viene bien tener presentes. Pero hay más, como en la vida misma, y nunca está de más hacer énfasis en ellos. Lo mejor es apelar al sentido común: que se vaya a adaptar bien al uso que quieras darle. Es importante el color, el material, la hechura y que, como toda prenda de vestir, nos haga sentir cómoda.
Un buen bolso es para toda la vida. Parece que está mucho más aceptado en la sociedad gastarse 700 euros en un teléfono móvil de última generación que en un bolso. Si comparamos la durabilidad de ambas cosas, mejor quedarse con el bolso.