Takishima Mika, la japonesa de 90 años que sigue dando caña a sus alumnos de halterofilia
"Cuando me puse a hacer ejercicio, a los 65, decidí que quería un trasero apretado y bonito como el de las brasileñas".
Duerme cuatro horas diarias y dedica otras cuatro a entrenarse, come poco y solo productos de calidad, y activa su mente aprendiendo inglés y mejorando sus competencias digitales.
Tras comprobar que sus vídeos mejoraban el ánimo de la gente, desde hace años viaja por el país para compartir sus ejercicios y lograr que las personas más vulnerables recuperen las ganas de vivir.
Con una población centenaria de más de 80.000 personas en 2020, Japón es el país más longevo del mundo. En el país nipón es frecuente ver a mayores en activo que rinden igual que los jóvenes. La instructora de fitness Takishima Mika, que cumplió 90 años el 15 de enero de 2021, es una de ellas.
Mika es un ejemplo de que la edad es solo un número y que nunca es tarde para empezar a cuidarse. Su caso recuerda al de Nahida Abden, la libanesa de 88 años que entrena a mujeres mucho más jóvenes. Como Abden, Takishima empezó a hacer deporte tarde, a los 65 años. Lo que no sospechaba es que lo que comenzó como un simple método para perder peso se convertiría en un modo de vida y, sobre todo, en una fuente de inspiración para ella misma y para otras personas.
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"Sólo me puse en forma porque quería perder peso. Sin embargo, una vez que lo hice, decidí que quería tener un trasero apretado y bonito como una mujer brasileña. Y lo siguiente que supe fue que estaba dando clases de aeróbic. Nunca soñé que mi vida sería así", asegura la entrenadora japonesa en declaraciones a Deustche Welle. Hoy, es la entrenadora más antigua de Japón. ¿Qué rutina le ha permitido llegar hasta aquí?
Caminatas y carreras por la mañana
La actividad diaria de Takishima es incesante. Solo duerme cuatro horas. Se levanta antes de salir el sol para caminar y correr. "Salgo de casa a las 4 de la mañana, camino cuatro kilómetros y corro otros tres. Termino andando un kilómetro de espaldas. Lo hago todos los días, a menos que llueva. Son dos horas que se me pasan volando", afirma en nippon.com.
Después del ejercicio, llega el desayuno, formado por proteínas de alta calidad y fermentados, buenos para la microbiota. Jurel o salmón asado, nattō (soja fermentada), huevos, tofu, kimchi (col fermentada) y nukazuke (encurtidos de salvado de arroz) forman parte habitual de su dieta.
La mañana pasa entre tareas domésticas que combina con estiramientos y un hábito curioso: andar de puntillas para fortalecer piernas, abdomen y espalda, algo que también intenta hacer cuando ve la televisión. Según explica, no significa para ella mayor esfuerzo porque, tras ver los resultados, se ha convertido en parte necesaria de su rutina.
Dos horas de entrenamiento por la tarde
La comida de Takishima consiste en un almuerzo ligero: un plátano y un yogurt desnatado. Dedica toda la tarde a entrenar, ya sea recibiendo clases de su instructor o bien como profesora, a veces en sesiones online.
El deporte es sagrado para ella. Si no tiene clase, hace ejercicios fundamentalmente de fuerza, con pesas y discos de halterofilia. Dedica dos horas diarias a esta actividad y no va desencaminada, ya que os ejercicios de fuerza son buenos para fijar el calcio de los huesos y evitar la sarcopenia, la enfermedad de los 'huesos de cristal', que afecta en edades avanzadas.
La cena es el momento 'gastro' del día: menú poderoso regado con un poco de vino, blanco o tinto. "Primero saboreo mi vino y luego ceno sin prisas. A menudo tomo sopa de verduras con pollo; le pongo, por ejemplo, col china, setas, patatas, zanahoria y konnyaku (gelatina de almidón del tubérculo de konjac). Lo cuezo todo bien y luego añado la carne. El jugo dulce que sueltan los vegetales está riquísimo. Me encantan las verduras de temporada, así que en invierno le echo un montón de cebolla china", explica.
Adiós a los conservantes, hola aprendizaje
Esta instructora de fitness come equilibradamente a lo largo del día y no consume nada que lleve aditivos ni conservantes. Hace años que come así, algo que no es extraño en Japón, cuya dieta, rica en pescado fresco, algas, legumbres, fermentados y los antioxidantes de frutas, verduras y especias, le sitúan en una posición privilegiada en cuanto a hábitos saludables.
Esto en cuanto a la salud física. ¿Y la mental? Takishima también se preocupa de manera natural por aprender cosas nuevas. Es el mejor ejemplo del envejecimiento saludable. En su tiempo libre, normalmente después de la cena, repasa las últimas novedades fitness en el móvil o en el ordenador, mejora sus competencias digitales y estudia inglés. Su deseo es "conectar con cuanta más gente del mundo mejor".
A punto de alcanzar su sueño
Ya es la instructora de fitness más longeva de Japón. ¿Qué otros sueños persigue? "Un día me llegó un mensaje de alguien que había visto uno de mis vídeos. Esta persona me decía que solo tenía ganas de morir, pero que al verme tan llena de energía cambió de idea. En adelante viviría con una actitud positiva".
Este mensaje supuso un punto de inflexión para Takishima: "pensé que lo que yo hago podría servir para reducir el número de personas solitarias, que nunca salen de su habitación, y el número de muertes en soledad", dos de los problemas más graves de la sociedad nipona. Con ese objetivo desde hace años recorre las 47 prefecturas de Japón para compartir sus entrenamientos con muchas personas. "Si les tocaba el corazón, seguro que iban a entrarles ganas de mover el cuerpo. Quiero llegar a los 100 años ejerciendo como instructora e inspirando vitalidad a los demás. Ese es mi sueño", concluye esta mujer de voluntad y actitud superlativas.