Mi pareja no quiere ir a terapia: ¿debo ir yo?
En la mayoría de las ocasiones, insistir es contraproducente
Almudena Sos, mentora y terapeuta personal y de pareja: "Las personas que han tenido una madre absorbente no quieren que les dirijan su vida en la edad adulta"
"Cuando haces terapia de pareja puedes llegar a sentirte una persona nueva"
Ocurre muchas veces en la pareja. Alguien se da cuenta de que hay que recibir ayuda profesional, pero la otra parte no termina de verlo. ¿Qué debe hacerse en esos casos cuando vemos que la relación está en peligro? Almudena Sos, mentora y terapeuta personal y de parejas, tiene las claves.
¿Debo hacer terapia si me pareja no tiene interés en ello y la relación no va bien?
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Esta situación es muy frecuente. De hecho, rara vez deciden los dos miembros de la pareja al unísono acudir a hacer terapia para salvar la relación. En realidad insistir si la otra parte no quiere ir no sirve de nada y, además, es contraproducente. Cuanto más insistas, menos irá y tú peor te vas a sentir. En una relación de pareja es habitual que haya una parte más activa, más de organizar, más de tenerlo todo controlado y planificado, mientras que la otra es más de ir sobre la marcha y no le gusta que le organicen.
¿Qué hay detrás de esta conducta?
Tras haber trabajado con miles de personas en más de 22 años, he podido comprobar lo siguiente: la persona que necesita tenerlo todo bajo control, generalmente coincide que tiene herida de abandono desde la infancia. Y para mitigar los efectos de esa herida de abandono, necesita que se haga lo que ella dice y saber qué se va a hacer.
La persona que no quiere saber nada suele coincidir con una infancia en la que ha tenido madre o un referente muy absorbente y todo ha girado en torno a ese referente. En la edad adulta, necesita ser ella misma y no hacer lo que otro u otros dicen. Esta segunda persona tiene alergia a que invadan su intimidad, le dirijan, le pidan cosas.
¿Qué ocurre si se insiste?
Si le dices que vaya a terapia, se está sintiendo como que le vuelven a dirigir por lo que es muy probable que se niegue, diga que no lo necesita o que acabe yendo a regañadientes y deje la terapia a la primera de cambio. Además me he encontrado con muchos casos en los que el propio terapeuta no sabe la importancia de tratar de una forma muy concreta estos casos, por lo que la persona suele verse en una encerrona entre su pareja y el terapeuta y es muy habitual que opte por irse de la terapia y de la relación.
Si va un solo miembro de la pareja a hacerse terapia, ¿es suficiente?
Definitivamente sí. Es más, yo suelo trabajar en la mayoría de los casos con un solo miembro de la pareja, y suele coincidir con esa parte de la que hablaba antes que es más controladora.
Si me viene a pedir ayuda la otra parte, es porque se ha encontrado con un ultimátum. “O vas a terapia o te vas de casa”. Para mí es mucho más sencillo tratar y conseguir resultados más rápidamente a este segundo tipo, el que no quiere ser controlado y viene a terapia por obligación que a la persona que es más controladora.
Pero en cualquiera de los dos casos, al trabajar con uno de los dos miembros, y hacerle entender lo que está ocurriendo realmente en la relación, que no suele ser lo que se imaginan, (la mayoría se sorprenden cuando se enteran), les deja un agradable sabor de boca porque ven esperanza por primera vez en mucho tiempo de que su relación de pareja se transforme. Y a partir de aquí empezamos a trabajar en terapia, no solo para que sepan y entiendan lo que ocurre sino para transformar cosas.
¿Y cómo ocurre?
Pues al trabajar con uno de los miembros de la pareja, este experimenta una transformación y empieza a vivir las cosas normales de la relación de otra forma. Lo que llevaba tanto tiempo haciéndole daño, deja de dolerle. Por fin entiende cosas que llevaban toda la vida ocurriéndole y ni siquiera tenía consciencia de ello. Empieza a entenderse a sí mismo y a entender a su pareja.
Su pareja, a su vez, como ve reacciones diferentes, por su parte también empieza a cambiar cómo vive las cosas de la relación y de su vida. La relación mejora y cada uno de los miembros mejora.
Uno de ellos sabe más específicamente qué está ocurriendo y es más consciente de que es una parte activa muy importante en la relación, y el otro quizás reacciona como efecto rebote y más inconscientemente, pero la relación en su conjunto mejora y ambas personas crecen.
¿Y quieren saber la verdad?
Al final te das cuenta de que esa evolución que has hecho llevabas toda tu vida esperándote y es gracias y a través de tu relación de pareja que puedes hacerla. Te das cuenta de que al final, no va de tu pareja, va de ti, y cuando la has hecho te sientes una persona nueva porque sencillamente estás a otro nivel. Y cuando eso ocurre, ya no hay vuelta atrás.