"Solo salgo con personas mayores que yo": una psicóloga nos da las claves emocionales de este patrón
¿Por qué levantamos la ceja ante una relación con una gran diferencia de edad entre los enamorados?
Cumplir años en buenas condiciones físicas y mentales ayuda a mantener la atracción, aunque haya varias décadas de separación
Rosa Navarro, psicóloga y sexóloga, nos explica las circunstancias que hacen posible un flechazo que a menudo acaba en un amor de larga duración
No hace falta que Hollywood nos escriba el guion para toparnos, cada vez con más frecuencia, con enredos intergeneracionales como el que nos sirvió hace ya unos años Jack Nicholson en 'Cuando menos lo esperas', en su papel de Harry. En la cinta, a su novia, Marin (Amanda Peet), 35 años menor que él, le pierden los hombres mayores, pero Harry acaba enamorándose de su propia suegra, Erica (Diane Keaton). A su vez, esta es cortejada por Keanu Reeves en el papel de un joven médico que ha descubierto que le gustan las mujeres maduras.
¿Es tan extraño?
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Brigitte Macron, Madonna, Michael Douglas, Leonardo Di Caprio, Mick Jagger, Enrique Ponce, Demi Moore, Alejandro Fernández… Todos han enamorado a parejas mucho más jóvenes que ellos y, en la mayoría de los casos, la relación va viento en popa desde hace tiempo. Incluso la escritora Candace Bushnell, creadora de 'Sexo en Nueva York', parece haberle robado esta inclinación a su personaje Samantha. A sus 63 años, ha iniciado una relación sentimental con un atractivo modelo de 21 años al que conoció en un desfile de moda en Nueva York.
Pocas parejas habrán sido sometidas a tanto escrutinio y burla como Emmanuel (44 años) y Brigitte Macron (69), a pesar del magnetismo y complicidad que desprenden. Según la escritora Gaël Tchakaloff, amiga del matrimonio y autora de la biografía 'Mientras estemos juntos', cuando ella le mira a él, ve a un prodigio, a un genio. Y cuando el presidente mira a Brigitte, sus ojos cobran un brillo muy especial. Siempre caminan de la mano y transmiten complicidad, lo que hace pensar que sortean bien las críticas, habladurías y difamaciones.
Tendemos a seguir un patrón
¿Por qué levantamos la ceja cuando existe una gran diferencia de edad entre dos enamorados? ¿De dónde viene esta aversión? Las conquistas de Di Caprio (47) han sido incluso objeto de estudio. En 2019 un gráfico viral detallaba su historial de citas y en él se reflejaba que solo salía con mujeres menores de 25. Antes de cumplir los 26, ya había ruptura. Rosa Navarro, psicóloga y sexóloga de Diversual, tiene una explicación: "Aunque el atractivo físico es una cuestión muy subjetiva y varía mucho de una persona a otra, tendemos a seguir un patrón más o menos estable en cuanto a las características físicas que nos resultan atractivas".
Si además resulta que comparten opiniones, creencias y valores, esa persona de más edad "generará una sensación de seguridad que provocará una mayor atracción interpersonal", añade Navarro. Generalmente, a alguien mayor se le atribuyen cualidades más interesantes, experiencia y ese toque de misterio que puede hacer que resulte irresistible. "También es factible -dice- que relacionemos a las personas de mayor edad con más prestigio y que tener una pareja madura favorezca una imagen de mayor consideración y éxito".
El dinero y su peso
Estas razones, sin embargo, acaban convirtiéndose en un tabú difícil de superar, sobre todo si esa posición social va acompañada de una buena cuenta bancaria. Hasta mediados del siglo XX, la escasa presencia de las mujeres en el mercado laboral hacía que estas priorizasen el factor dinero y escogiesen a hombres económicamente estables. A medida que la población femenina ha ido tomando impulso en todos los ámbitos, esta razón ha perdido peso, aunque nunca desaparecerá. "El nivel socioeconómico -opina Navarro- podría influir a la hora de escoger pareja. Por norma, las personas de mayor edad suelen tener un mayor estatus económico".
Y lo que inicialmente puede facilitar el acercamiento o suscitar un encanto es posible que termine en enamoramiento y en una atracción interpersonal si concurren otros factores, como la atracción física, la sensación de proximidad o el hecho de coincidir en actitudes, creencias, valores y opiniones. "Esto suele generar una sensación de seguridad que va a hacer que esa persona nos genere una mayor atracción interpersonal", insiste la psicóloga.
El fenómeno inverso: buscar parejas más jóvenes
De igual forma que algunos hombres y mujeres tienden a escoger pareja siguiendo ese patrón de mayor edad, mayor interés y mayor veteranía como acicates fundamentales de la atracción, otros escogen siguiendo características ligadas al concepto de juventud, como la lozanía física, la belleza y la vitalidad. Navarro no descarta que alguien elija pareja con menos años buscando establecer con ellas relaciones de superioridad. "Hay personas -señala Navarro- que pueden encontrarse más cómodas viviendo relaciones afectivas en las que tienen el control. Normalmente, alguien de menor edad suele aceptar más fácilmente este tipo de noviazgo".
La probabilidad de divorcio
Alrededor del 8% de las parejas heterosexuales presentan una diferencia de edad superior a diez años. En las parejas homosexuales llega al 25%. Solo en el 1% de los casos esta brecha es de 30 años o más. Según Grace Lordan, investigadora de London School of Economics, la probabilidad de divorcio en las parejas con edades dispares es mayor.
A la misma conclusión llegó la Universidad de Emory (EEUU) y precisó aún más: la diferencia de un año es la idónea para su supervivencia. Si es de 20 años, el porcentaje de parejas que continúan juntas después de cinco años no llega al 5%. Pero no deberíamos ser tan dogmáticos. Catherine Zeta-Jones parecía una conquista más en la vida de Michael Douglas, 25 años mayor, cuando se conocieron en un festival de cine en 1996 y, desde entonces, han superado toda suerte de crisis y achaques.
Por otra parte, las relaciones son cada vez más cambiantes y es difícil emparejarse pensando a largo plazo. Importan más los puntos en común que encuentran dos personas que deciden unirse para vivir el presente. Evolutivamente, el deseo o necesidad de reproducirnos ha hecho que la atracción se centre en personas de edad similar, al menos en las etapas fértiles. La capacidad de concebir es un factor que aún puede estar presente, si bien las técnicas de reproducción asistida están permitiendo desviar esta prioridad en la búsqueda de pareja.
Aprovechar el pico de plenitud sexual
En cuanto a la sexualidad, no perdamos de vista que el momento de mayor plenitud sexual en una mujer está en torno a los 40; el del hombre, entre los 25 y 30. El flechazo en esta confluencia de edades puede ser explosivo. No obstante, la sexualidad masculina en edades maduras existe, aunque se viva de forma diferente. Según una encuesta de la Universidad de Chicago, tres de cada cuatro hombres de entre 57 y 65 años afirman ser sexualmente activos. Incluso por encima de los 75, aunque más tranquila, la sexualidad sigue presente, lo que respaldaría su atractivo.
Nuestro lenguaje edadista
Pero persisten los prejuicios y la tendencia a juzgar o a rebuscar motivos ajenos a una atracción veraz. Nos delatan las expresiones sugar daddy, gigoló, fetichista, cazafortunas o asaltacunas, usadas siempre con connotaciones despectivas. Cuando se trata de mujeres mayores de 50 y hombres jóvenes, se ha puesto la palabra cubbing, que viene a ser algo así como caza de cachorros. En las grandes ciudades existen locales dedicados en exclusiva a la caza de cachorros. Generalmente, son encuentros fugaces que no van más allá del disfrute sexual.
Lo que para muchos es sinónimo de empoderamiento, otros lo ven como un intercambio de intereses. Tanto recelo basado en la cuestión de la edad es simplemente un edadismo más, devastador para quien se enamora sin fijarse en la fecha de nacimiento.