Parecían felices, tranquilos y compenetrados. Hasta hoy. Isabel Preysler ha confirmado su separación de Mario Vargas Llosa. Ocho años y muchos ríos de tinta después -recordemos los momentos inmediatos de la ruptura del Premio Nobel y su exesposa, Patricia Llosa-, la pareja de oro de la alta sociedad española ha puesto punto y final.
La ruptura se produce poco después de otra ruptura sonada: la de Tamara Falcó, hija pequeña de Isabel Preysler, e Íñigo Onieva. ¿Qué puede haber detrás de la separación de la matriarca? La psicóloga y terapeuta de pareja Lara Ferreiro esboza algunas posibilidades.
Más de 1.000 personas mayores de 70 años se separan al año en España, según datos del INE. La jubilación puede ser una etapa de inflexión. Puedes darte cuenta de que la persona con la que has convivido durante años no es la adecuada para ti. Las razones que pueden llevar a la decisión son múltiples, pero quizá hay una especialmente poderosa: "La rigidez mental. Con la edad nos hacemos más exigentes. Y llega un momento en el que haces un balance emocional y si ves que no te compensa, no sigues. Más aún cuando hay una diferencia de edad. Él va hacia la vejez, que es una etapa más problemática, y quizá ha pensado que no le compensa. También hay personas que quieren disfrutar de la vida, independientemente de la edad, así que si la convivencia desgasta, se acabó", asegura la experta.
En el caso concreto de Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa puede haber, además, un problema de expectativas. Parece que en la pareja las discusiones eran frecuentes y eso no era del agrado de Isabel. "Ella está en una fase más tranquila, de querer disfrutar de los nietos, sin conflictos", explica Ferreiro. A la diferencia de talantes se une el efecto espejo: su hija Tamara está pasando por una ruptura y ha decidido que no tiene por qué aguantar nada. Quizá Isabel haya pensado lo mismo".
"Isabel Preysler es una persona que te hace sentir absolutamente único. Te hace sentir como el centro de su vida. Isabel hacía sentir siempre a Mario como el protagonista, es una expresión de la faceta geisha que ella tiene", señala la experta.
Para Ferreiro, Preysler encaja perfectamente en el perfil seductor. "Son personas que explotan su halo de misterio. También tienen una parte extrovertida, pero sabiendo guardar sus secretos. Son personas asertivas que saben controlar, con un punto maquiavélico. Saben muy bien con quién van a estar, con quién van a cenar... Tienen muy buen control del lenguaje, del cuerpo y de sus movimientos. Controla muy bien el lenguaje no-verbal y son personalidades muy coherentes", asegura esta psicóloga.
Por estas razones, la ruptura no parece improvisada. "Isabel Preysler es una francotiradora, va a por lo que quiere. Si lo ha contado en ¡Hola! es que es definitivo porque es su publicación de cabecera", señala Lara Ferreiro, quien también ve rasgos de liderazgo en la personalidad de Preysler. "Es una líder en la sombra. Y suelen saber gestionar muy bien las emociones".
Las seductoras suelen despertar celos en sus parejas. "Es así porque saben mantener el halo de misterio por mucho tiempo que pase", explica la experta. Parece que los celos -infundados o no- han precipitado la ruptura. "Tenemos que dar tiempo para saber qué ha pasado, pero lo cierto es que Isabel siempre ha hecho trasvase de parejas y podría quedarle algún novio más porque a ella le gusta tener pareja, es el estado en el que mejor se siente", asegura la psicóloga.
Si los celos son racionales, son emociones lógicas. Si son irracionales, pueden entrar en juego sentimientos posesivos patológicos. En líneas generales, sentir celos genera relaciones dependientes. "Las personas que sienten celos suelen ser personas inseguras que sienten que puede haber alguien mejor para su pareja. Suelen ser desconfiados y suelen tener baja autoestima", explica Ferreiro. ¿Baja autoestima Mario Vargas Llosa? "No sabemos lo que pasa en la intimidad de esa pareja. Y en muchos casos, detrás de los celos, hay personas solitarias que pueden tener una relación adictiva con su pareja", señala esta experta.
"Dicen que la diferencia de ritmos vitales ha podido influir en la ruptura. A ella le gusta socializar, salir, mientras que él prefiere levantarse a las cinco de la mañana para ponerse a escribir", explica Ferreiro.
Pero, además, las diferencias culturales también han podido hacer mella. "Él es de Latinoamérica y ella, asiática. Son culturas muy diferentes. En Latinoamérica, sentir celos está más extendido. Las diferencias culturales son importantes. Se dice que el 50% del éxito de la pareja es que se sea de la misma cultura. Si no es así, hay que tener mayores niveles de negociación y de consideración".
Los 15 años de diferencia también pueden haber sido determinantes. "Isabel tiene 71 años y Mario, 86. Al final esos años pesan, sobre todo si hay celos por detrás. Puede haber reproches injustificados. Los celos son una distorsión del sentimiento amoroso. Nadie puede ser objeto de posesión de nadie. Esto puede ser fuente de muchos problemas porque los celos no entienden de edad"
Para esta psicóloga no hay posibilidad de reconciliación. "Absolutamente no. Isabel calcula y medita mucho todo lo que hace. Es más probable que el año que viene nos sorprenda con un nuevo novio que otra cosa. Ella no va a jugar con su imagen, la cuida mucho. Y a su edad, si toma la decisión, es que se ha acabado", asegura la psicóloga.
¿Y el Premio Nobel, cómo se sentirá? "Imagino que no lo gestionará bien. Parece que ella marca a los hombres y que después de estar con ella nadie lo supera. Carlos Falcó dijo que fue su gran amor y que no llegó a superar nunca la ruptura. Algo tiene la reina de corazones", asevera la experta.