Love Story: ¿de verdad "amar significa no tener que pedir nunca perdón"?
'Love Story', el taquillazo protagonizado por el fallecido Ryan O'Neal, popularizó la frase que ensalzaba las relaciones infalibles, un objetivo poco realista que puede entrar en el terreno de lo tóxico
Por su poder compensatorio, pedir perdón juega un papel muy relevante en la trama de las relaciones humanas
Los ocho pasos que recomiendan los expertos para pedir perdón y darlo
Tras protagonizar 'Love Story', Ryan O'Neal, fallecido recientemente a los 82 años, no podía sospechar que la película, además de éxito y fama, anticiparía de manera premonitoria la intensa historia de amor vivida con Farrah Fawcett, una relación en la que contaron tanto los buenos momentos como los conflictos familiares -algunos ciertamente graves- y el propio cáncer que acabó con ambos.
La famosa película nace de un guion original de Erich Segal, después convertida en novela y en una serie de merchandising que los mayores de 50 recordarán: las tarjetas de "Amar es...". Quizá una de las más conocidas sea "Amar es nunca tener que pedir perdón". Vista desde nuestra perspectiva, la frase no parece tan oportuna. Incluso bordea lo tóxico.
¿Somos infalibles?
La relación de pareja se construye con algo tan frágil como los sentimientos que, a su vez, nacen de los espacios más recónditos de nuestro consciente y subconsciente. En cualquier pareja van naciendo códigos de lo que es bueno, aceptable o inaceptable en ese mundo de dos.
No tener que pedir nunca perdón implica que una persona que ama lo hace de manera tan perfecta que nunca hace daño a la otra parte. Pero, en realidad, una relación sin fallos es utópica porque la propia dinámica de los seres humanos es aprender, muchas veces a partir de errores. El error, a su vez, implica asumirlo y compensar al ser dañado. Pedir perdón juega un papel muy relevante en esa compensación; paradójicamente, a muchas personas les cuesta pedir perdón y perdonar porque lo consideran una muestra de debilidad, pero nada más lejos de la realidad. Solicitar la benevolencia de los que nos rodean significa aceptar que no somos perfectos, que vamos a hacer daño, la mayoría de las veces no de manera intencionada, y que podemos y debemos superar esa circunstancia. ¿Cómo no vamos a fallar cuando la vida es un cambio constante, un cambio para el que no siempre estamos preparados?
Crisis y cambio
Las crisis son consustanciales a la vida de pareja. Normalmente, cada momento de cambio suele ir asociado a una crisis, ya sea por conocer a nuevos miembros de la familia, adaptarse a nuevas demandas, por ejemplo, con los hijos adolescentes, atravesar el duelo de las muertes o, sencillamente, ir evolucionando con la experiencia vital. Superar cada una de estas crisis es necesario para la continuidad de la pareja.
Ante un vínculo amenazado por las crisis descritas, el perdón es el recurso adecuado para ser consciente de en qué hemos fallado y por qué; se trata de una herramienta formidable de autoconocimiento sin el que no podemos avanzar en la vida. Como explica la psicóloga Mabel Guillén en una publicación LinkedIn: "El perdón es uno de los aspectos mas importantes y necesarios para superar la mayoría de las crisis y conflictos. Cuando ambos buscan y conceden perdón es posible lograr satisfacción y una vida amorosa plena, además de superar obstáculos".
En opinión de esta experta, el perdón proporciona una mirada amable hacia nosotros mismos y hacia los demás. La aceptación de que somos humanos y, por tanto, falibles también sube nuestra autoestima. Como explica Guillén, "la baja autoestima, muchas veces enmascarada en aparente autosuficiencia, vergüenza, distancia emocional y sexual, desconfianza y aislamiento, atrapan a la pareja en un patrón negativo y doloroso de interacción y en muchos casos termina con la ruptura".
¿Cómo pedir y dar perdón?
La mayoría de los expertos consideran tanto pedir perdón como perdonar como un recurso clave en la relación de pareja. Pero no es fácil hacerlo por todos esos sentimientos 'subterráneos' que configuran cualquier relación. ¿Cómo hacerlo? La psicóloga Mabel Guillén recomienda este itinerario:
- Reconocer la falta, sin tratar de justificar la ofensa o el daño. Esto implica asumir la responsabilidad de las acciones y requiere ver el conflicto con una mirada honesta.
- No asumir el rol de víctima. Existe la tendencia de inculparse en exceso.
- Perdonarse a sí mismo. Esto implica reconocer la propia vulnerabilidad, sin quedarse anclado en el fallo.
- Buscar una compensación creativa.
- Identificar los factores que ocasionaron el problema y evitar que se convierta en un patrón de comportamiento.
- Sustituir las creencias y recuerdos dolorosos por pensamientos de momentos felices. Esto ayuda a rebajar la ira y a valorar los sentimientos de manera fidedigna.
- Crear momentos de cercanía e intimidad. Generar buenos recuerdos y centrarse en el presente ayuda a evitar maltentendidos y evitar situaciones potencialmente conflictivas.
- Ser conscientes de que siempre va a haber fallos en la vida pareja. La compasión es la clave para no quedarse anclados en ellos.