Discutir con tu pareja por el dinero: cuatro claves de experto para acabar con el (eterno) tema
Nuestra relación con el dinero no está, en realidad, marcada por nuestro patrimonio o nuestra cuenta bancaria, sino con nuestro sistema de creencias
Enterrar los sueños financieros suele provocar un desgaste importante en las relaciones de pareja
"Ella cobra más que yo y no lo llevo bien": ¿le sigue afectando a los hombres la diferencia de sueldo con su pareja?
Todas las parejas discuten por dinero. Los asuntos económicos, especialmente en épocas de crisis, de inflación alta o en momentos concretos del año, como después de Navidad y tras las vacaciones de verano, desencadenan las peores pesadillas cuando en la familia confluyen distintos compromisos financieros. La discrepencia suele surgir porque nuestra relación con el dinero no está, en realidad, marcada por nuestro patrimonio o nuestra cuenta bancaria, sino con nuestro sistema de creencias y nuestro patrón de consumo.
A algunas personas les aterroriza acometer un desembolso importante, pero dilapidan su dinero a diario con los llamados gastos 'hormiga'; otras viven en un escenario de austeridad preocupante, y otras no reparan en gastos. Cuando los dos miembros de la pareja coinciden en sus patrones, no suele haber problemas. Pero si hay discrepancias entre una mente enfocada a la abundancia y otra dirigida a la escasez, las discusiones son continuas y el desgaste para la pareja, importante.
MÁS
Estancados por un puñado de euros
Si las discusiones por temas económicos son habituales, la pareja llega a un punto que el psicólogo estadounidense John Gottman define como 'atascamiento financiero', una trampa para la pareja. ¿Por qué? Porque no es un tema abstracto, sino de una aplastante realidad. Las decisiones en temas de dinero tienen consecuencias importantes para la vida familiar, lo que dificulta que cada miembro de la pareja cambie de opinión o modifique su postura.
Por otra parte, el flujo económico de una familia está marcado por sus aspiraciones y, en última instancia, sus sueños: la casa de la playa, el gran viaje que siempre quisiste hacer, el coche que deseaste desde pequeño o una formación concreta para tus hijos. Lo fundamental es acordar en pareja que esos sueños pueden cumplirse. Ignorarlos, no aceptarlos o poner trabas son 'ladrones' de amor que la pareja puede terminar pagando muy caro en términos afectivos.
Las aspiraciones financieras no son solo económicas, sino que forman parte de nuestra identidad. Por tanto, descubrirlos, compartirlos y establecer estrategias para llevarlos a cabo son un asunto de primer orden para la salud de la pareja.
Los sueños personales a menudo no se mencionan porque nos preocupa que sean una carga para la pareja o que tengan un impacto negativo en la relación. Es común que las parejas no se sientan con derecho a sus sueños, pero cuando se entierra un sueño, se puede provocar resentimiento y, en última instancia, estancamiento.
Al compartir los sueños con la pareja, estamos dotando al vínculo de un propósito profundo y un sentido de significado compartido. Como explica Gottman, "las parejas que son exigentes con su matrimonio tienen más probabilidades de tener uniones profundamente satisfactorias que aquellas que reducen sus expectativas". ¿Cómo lograr salir de ese estancamiento que va lastrando a la pareja? Las cuatro claves que propone este psicólogo y terapeuta de pareja no son mágicas, requieren paciencia, pero sí son tremendamente efectivas.
1. Explorar los sueños del otro
El primer ejercicio consiste en descubrir los sueños del otro con una actitud abierta. Si un miembro de la pareja quiere comprar una segunda residencia en un medio plazo, la otra parte no debería invalidar la propuesta con argumentos simplemente económicos.
La recomendable sería conocer qué significa realmente para la otra persona poseer esa casa desde el punto de vista emocional y dejar los sesgos propios a un lado. Por otro lado, en temas de finanzas, existen las deudas 'buenas', las que se revalorizan e incrementan el patrimonio, y las 'malas', las que se deprecian. ¿De cuál se está hablando? Reconocer y respetar las esperanzas y sueños más profundos y personales de cada uno es clave para salvar y enriquecer cualquier matrimonio.
2. Elige la tranquilidad (propia y ajena)
Hablar de sueños profundamente arraigados que se oponen entre sí puede ser estresante. Para que la relación no se resienta hay que prestar atención a los niveles de estrés. Si la conversación sube de tono, basta con detenerla y retomarla en un momento más propicio y después de haber pensado en lo que motiva la discusión.
En los asuntos financieros, no somos conscientes de que el dinero suele venir acompañado de deuda. La cuestión es analizarla, ver de dónde viene y si es productiva o un lastre estructural. Esa simple reflexión bastará para saber si merece la pena embarcarse en una guerra de pareja o si es mejor dejarla pasar. La tranquilidad y la armonía familiar son también activos a los que hay que cuidar.
3. Asumir compromisos
Si no se llega a un acuerdo, es aconsejable aceptar las diferencias que lo impiden y llegar a algún compromiso temporal por ambas partes. En este punto es conveniente saber qué áreas son no negociables (por ejemplo, el colegio de los hijos) y cuáles son flexibles por su impacto real. De nuevo, hay que poner atención en los gastos 'hormiga', desembolsos inferiores a 10 o 20 euros que, cuando son continuos, pueden hacer daño en la cuenta corriente.
Una vez que se llega a ese compromiso temporal de redistribución de gastos, hay que poner un límite para poder medir cómo ha afectado a la economía familiar. En función de la dinámica de esos meses, se puede ir planteando otros compromisos. El objetivo real, sin embargo, no es tanto mejorar financiaramente como vivir más tranquilos.
4. Valorar lo que se tiene
Cultivar la cultura de aprecio por lo que se tiene no esta de moda. Pero, realmente, si se hace balance de lo que se ha construido como pareja, tanto emocional como familiar, social y económicamente, comprobaremos que la nuestra es una historia de éxito. Por tanto, cualquier conversación encaminada a mejorar la situación ha de verse de manera positiva y no como una fuente de conflicto permanente.
La mejor manera de lidiar con el estancamiento financiero es, en primer lugar, evitarlo. Y eso se hace compartiendo inquietudes, sueños y proyectos. La única condición es que sean realistas y se alcance algún compromiso para que no se queden en sueños imposibles. A medida que una pareja se embarque es descubir sus sueños, descubrirá que los desacuerdos financieros que una vez les abrumaron, en realidad los acercan más en una nueva intimidad.