Amantes hasta el final: el fenómeno de los infieles que se aman de por vida sin dejar a sus parejas
¿Se puede amar a dos personas a la vez y no estar loco? El cantaor Diego El Cigala dice que sí
Ocurre en el pueblo más pequeño de Extremadura, en el glamouroso Hollywood, en la aristocracia o entre líderes mundiales. Suele ser un secreto a voces
La psicóloga Paulina Millán nos da las claves para mantener la chispa sexual hasta el fin de la vida
"Yo no puedo comprender cómo se puede querer dos mujeres a la vez y no estar loco". Con esta letra y el quejío de Diego El Cigala, Mariano, apodado El Molinero, debió de preguntar eso mismo a su corazón hasta el último día de su vida. Recientemente, moría en un pequeño pueblo extremeño Conchi, su amante durante casi seis décadas. Tenía 82 años y era la última superviviente de un triángulo amoroso que resistió habladurías, disputas, recriminaciones por parte de los hijos, enfermedad y vejez. Cuando ella llegó a la vida de Mariano, este ya tenía esposa e hijos. A pesar de todo, se amaron. Él amó también a su esposa y permaneció junto a ella hasta que murió, en 2014, con 83 años. Ese día ambas mujeres velaron al amado sin cruzar una mirada.
"Cómo las puedes amar tan tranquilamente"
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"Una es el amor sagrado. Compañera de mi vida y esposa y madre a la vez. Y la otra es el amor vivido, complemento de mi alma al que no renunciaré". Nunca habría encontrado este hombre palabras más acertadas que las de El Cigala para describir su situación. Y para rematar el chismorreo común que despertó a su paso Mariano por su gran secreto a voces, el pueblo debería continuar: "Cómo las puedes amar tan tranquilamente".
Nacieron en una época sin divorcios y de gran represión que obligaba a vivir a la sombra un nuevo enamoramiento o una pasión infiel, pero al mismo rojo vivo que ahora. Como era de suponer, a veces acabaron tan sólidos y duraderos como los oficiales. La aplicación virtual de encuentros extraconyugales Gleeden no existía entonces, ni mucho menos, pero, si les hubiesen preguntado, habrían respondido igual que lo hacen hoy casi la mitad de sus usuarios: una canita al aire aporta alegría de vivir y un sentimiento de libertad. Para casi un tercio, la infidelidad fortalece el matrimonio.
La infidelidad se erige como modo de vida ordinario
La socióloga Marie-Carmen García dice en su libro 'Amours clandestines' que más que responder a una situación de crisis matrimonial, la infidelidad se erige como un "modo de vida ordinario". Otra cosa es qué expectativas tiene cada uno con respecto a la relación. Después de entrevistar a numerosas parejas, la autora observó una asimetría que se repite con frecuencia, Cuando la amante es mujer, la perspectiva de la separación permite vivirlo como una historia de amor romántico. Ella es la elegida, el verdadero amor; la esposa, un error que él revertirá cuando se separe. A medida que transcurre el tiempo, empieza a ser consciente de que no abandonará a la esposa. En sus encuestas, García comprobó que al hombre le cuesta renunciar al crecimiento de sus hijos o a su rol de esposo protector.
Un lugar de honor en el funeral
Existen ejemplos muy populares de relaciones extramatrimoniales que solo acaban con la muerte de un miembro de la pareja. Antes de morir, el duque Felipe de Edimburgo dejó cerrada la selecta lista de personas que asistirían a la ceremonia de despedida. Entre ellas, llamó la atención el nombre de lady Penny Brabourne, condesa Mountbatten de Birmania, la "amiga especial e inseparable" durante décadas. Ni su presencia en la vida del duque, ni los continuos rumores rompieron un matrimonio que duró 73 años.
Una historia similar protagonizó el presidente de la República Francesa François Miterrand con Anne Pingeot, si bien de esta relación clandestina nació una hija secreta que los franceses conocieron el día del entierro del político socialista. Amante e hija ocuparon un lugar de honor en su funeral junto a la familia oficial. Pingeot esperó paciente e inútilmente 32 años para iniciar una vida en común.
Katharine Hepburn y Spencer Tracy: una infidelidad de cine
Una de las historias de amor infiel más lacerante e interminable fue la de Katharine Hepburn con Spencer Tracy. Casado desde los 23 años, el actor siempre se sintió forzado a continuar en su matrimonio debido a su credo católico y por respeto a uno de sus hijos, que nació con sordera y necesitó especial atención. Pura fachada. Cuando se conocieron, en 1942, en los platós de la Metro Goldwyn Mayer, saltaron chispas y a partir de ese momento iniciaron una relación silenciada por la prensa durante 25 años. La actriz cuidó a Spencer y soportó sus demonios, su alcoholismo y los deslices con otras mujeres. Él murió con 67 años y ella con 96, 35 años después. Ya anciana, Katharine seguía ensalzando su pasión: "He tenido suerte, he amado y he sido amada".
Los cinco consejos de experta
Para entender cómo sobrevive una relación infiel hasta la vejez, hemos preguntado a Paulina Millán, psicóloga, sexóloga y asesora de Gleeden. Lo resume en varias claves:
- Lo clandestino siempre es un plus que agradece el deseo
El riesgo de que se apague existe. Como en cualquier relación a largo plazo, cambian las dinámicas, los acuerdos, las expectativas y, por supuesto, también el deseo sexual. En una infidelidad, este deseo, además de ser muy espontáneo, se ve acentuado por lo que tiene de clandestino. Con el tiempo, pierde vehemencia para convertirse en el resultado de cariño, gestos y una cercanía que logra que el cuerpo responda sexualmente. Mantener esa cercanía es muy importante para ir reavivando el deseo y conseguir que siempre esté presente.
- La complicidad fuera de la cama se traslada al sexo
Ambos comparten un secreto muy íntimo, solo de ellos. Esta complicidad fortalece la relación y lleva a una comunicación muy particular. La complicidad fuera de la cama se traslada a la cama, de manera que la relación sexual es mucho más profunda y desde un conocimiento mutuo muy enriquecedor. Es algo que difícilmente ocurre dentro del matrimonio.
- La sensualidad crece en una cercanía cuidada y poco monótona
No hay que dar por hecho que todas las dinámicas se mantendrán estáticas. A pesar de no ser una relación convencional, siempre vale la pena poner sobre la mesa cómo estamos en la relación, si los acuerdos deben modificarse o iniciar conversaciones. que llevan a conocernos. Es de las cosas más sensuales que hay. La cercanía conduce a una mayor satisfacción y hace el deseo aún más profundo.
- Licencia para mostrarse tal y como uno es
Una infidelidad mantenida en el tiempo logra un vínculo de amistad, conocimiento y complicidad que permite mostrar la propia vulnerabilidad, sin las reglas sociales, etiquetas y estándares sociales que rigen en el matrimonio. Todo esto pierde importancia y se vuelve algo mucho más genuino, amistoso, respetuoso, satisfactorio y, sobre todo, apegado a lo que uno siente y es realmente.
- No hay que esperar la misma frecuencia sexual a los 25 que a los 75
Es lógico que cambien las apetencias y disminuya la libido, pero lo que se ha establecido es mucho más valioso. El ideal ahora es tener a una persona en quien confiar, con quien pasar una tarde y a quien besar y abrazar.