La palabra celos asusta. No extraña; la propia RAE la define como "sospecha, inquietud y recelo de que la persona amada haya mudado o mude su cariño en otra". Pero el también denominado monstruo de los ojos verdes no solo surge en el terreno sentimental, sino que puede darse en otros muchos contextos de nuestra vida.
Aunque cueste admitirlo, cualquiera puede sentir celos. Su aparición e intensidad dependen de la personalidad del individuo, su entorno o ciertas patologías. No son una enfermedad, pero en algunos casos podrían llegar a ser enfermizos. ¿Cuándo dejan de ser inofensivos? En el vídeo, te explicamos cuáles son las señales que indican que es hora de ponerle freno.
Los celos pueden producirse por diferentes motivos. El más común es el sentimiento de posesión y control que sienten algunas personas. También puede deberse a un sentimiento de abandono – normalmente relacionada con experiencias previas - o a la baja autoestima. Si uno es incapaz de lidiar con ellos, es conveniente ponerse en manos de un profesional.