Llega septiembre. La vuelta al cole, los coleccionables, las despedidas y otra vez la rutina. Vuelve, también, el mes en el que más parejas deciden finalizar su relación. Septiembre es, históricamente, cuando más divorcios se producen. Las tensiones del verano dejan paso a decisiones duras que, en ocasiones, suponen una liberación. ¿Pero cómo plantearlo con tu pareja para que sea lo menos doloroso posible para los dos?
Según los últimos datos del Consejo General del Poder Judicial, en 2018 se divorciaron en España 111.704 personas, con un perfil de entre 40 y 49 años y que llevaban, de media, 16 años casados. Ese es el perfil. Las causas son heterogéneas: desde las más graves como maltrato o consumo de estupefacientes hasta las propias del hastío o de darse cuenta de haber contraído matrimonio muy joven. También, claro, el hartazgo post-vacacional, que es un motivo clásico al que este año se le suma el post-cuarentena.
En Uppers hemos hablado con Trinidad Bernal, doctora en Psicología, presidenta de la Fundación ATYME y miembro del Colegio Oficial de Psicología de Madrid para aclarar todas las dudas e intentar que el comienzo de un proceso de divorcio sea lo menos doloroso posible.
"Por lo menos el tema de acudir con la idea de separarse sí, luego llevarlo a cabo ya es distinto. A veces, el final de agosto es el estallido final de unas vacaciones mal llevadas, o la gota que ha colmado el vaso. Pero, en general, las vacaciones sí provocan ciertos estragos, aunque este verano ha sido atípico y no ha habido tantas vacaciones en las familias como otros años. El problema es que también se ha juntado con el tema de la COVID, que ha mantenido situaciones muy tensas, sobre todo en las familias que tienen poco espacio en sus hogares".
"Lo que hay que conocer es cómo es tu pareja, porque cada una es un mundo y la percepción de la situación es muy diferente en cada uno de ellos. La forma de introducir el cambio que uno quiere depende de la relación y de cómo es el otro.
Algo que es bastante común es comunicarlo en un momento de estallido, y esa no es la mejor fórmula, porque puede haber retrocesos y la persona que lo recibe puede tener la duda acerca de si ha sido el momento de 'calentón' y no es algo tranquilamente pensado y asimilado; por lo tanto, lo mejor es hacerlo en un periodo de calma".
"Es interesante tener una cierta explicación de lo que le mueve a la persona sin echar culpabilidades, hablar desde el yo, como 'yo me siento', 'creo que yo...', etc. Además, a la hora de comunicarlo también depende de cuántas veces la personas que quiere separarse lo ha dicho. Cuantas más lo hayas utilizado más sensibilizada está la otra parte y menos se lo va a creer. En esos casos hay que hacer un movimiento muy brusco para que la otra persona se entere, y eso es contraproducente".
"Se puede, de alguna manera, mitigar un poco, tampoco es tan fácil, pero no reaccionando como un ataque, porque hay que comprender que la persona lo vea de otra manera y, de alguna forma, se resista a eso que no quiere. Por eso es mejor no comunicarlo en los momentos álgidos y aprovechar cuando esté todo más tranquilo".
"Antes de eso es muy importante que se entienda que para separarse o divorciarse es muy interesante usar la mediación, porque en vez de acudir a un abogado o a una demanda (que complica mucho más todo). Hace falta apagar fuegos y acudir a un servicio de mediación para la separación tiene un efecto muy positivo. Es muy importante que las personas aprendan que para resolver el conflicto lo mejor no es ir a un abogado, sino que los dos padres se puedan poner de acuerdo para mantener la familia, porque mientas que la pareja termina, la familia continua y lo interesante para los hijos es seguir teniendo relación con sus padres".
"Hay que prepararlos en función de cómo sean los padres, qué costumbres tienen... y luego dar la información dependiendo de la edad que tengan los hijos, el nivel cognitivo, etc. Hay que adaptar el lenguaje a los hijos. Para llevarlo a cabo, es interesante hacerlo en un ambiente tranquilo y relajado, y eso depende de las familias. Si se tiene costumbre de ir a un ambiente distendido puede ser un sitio ideal para hacerlo, pero si no es un poco raro. Por ejemplo, si la familia suele ir a un italiano a comer y es un ambiente relajado, ahí se puede aprovechar. Pero si nunca han ido a un italiano, ir para decir eso puede ser contraproducente y más agresivo".