¿A quién le importa tu color de pelo, tu tono de piel, tu altura, tu anchura, el tamaño de tus orejas, tus manos, tus pechos? ¿Quién se va a fijar en si vas o no depilada o depilado, si andas con paso firme o medio bailando hacia los lados? Pero sobre todo… ¿Qué interés tiene tu edad, más allá de que es un número? El amor es como ese vehículo igualador donde no importa la edad que tengas. ¡Vivan las parejas desiguales en edad y alineados en ilusión, amor, cariño y pasión! ¡Abajo el edadismo!