Parejas aliadas y parejas enemigas: ¿de qué tipo es la tuya? ¿Sabes reconocerla?
Las parejas aliadas no idealizan el amor, sino que apuestan por un proyecto de vida en común.
El estilo de apego y el de crianza, si se ha vivido en una familia fusión o isla, determinan el tipo de pareja que vamos a formar.
Cuando surgen sentimientos de odio hacia el otro miembro de la pareja, es momento de acudir a terapia.
Esas parejas que se lanzan puyas en público, esa amiga que pone verde a su pareja a la primera de cambio... Si te ha ocurrido esto, probablemente te hallabas delante de una pareja enemiga. La buena noticia es que también existen parejas aliadas. ¿En cuál te encuentras? Antes de eso, ¿sabes lo que son y cómo reconocerlas? La psicóloga y terapeuta sexual Lara Ferreiro nos lo explica.
Parejas aliadas: razones de peso
MÁS
"Son parejas que se han elegido por las razones adecuadas. Hay personas que eligen a su pareja por su físico o su poder adquisitivo y eso son argumentos vacíos que pueden afectar a largo plazo a la vida en común", explica la psicóloga. ¿Cuáles son las otras características asociadas a las parejas aliadas?
- No idealizan el amor. Lo suyo tiene que ver más con un proyecto de vida. "Tienen claras las fases que hay dentro de las pantallas de cualquier relación. Saben que después del enamoramiento va a haber un amor mucho más tranquilo, pero por ello no se agobian. Tienen claro que es una transición y van a atravesar las etapas del amor de una manera natural, sabiendo que al principio va a haber pasión y que luego se va a crecer en intimidad y confianza".
- Respeto. "Son parejas que se respetan muchísimo y no hay nada tóxico entre ellos". No hay críticas ni celos ni nada que empañe un amor sano.
- Comunicación abierta y honesta. "Saben expresar sus sentimientos y necesidades. No creen que su pareja tenga que adivinar lo que les pasa. No juegan a las adivinanzas". Saben cómo tienen que hablarse entre ellos porque saben el 'idioma' sentimental de su pareja, si se necesita un abrazo, un regalo o un gesto de apoyo.
- Felices por separado. "Eso es super importante. Hay que estar bien para poder estar bien con tu pareja porque si no vas a proyectar tu mal estado anímico. Son personas con vida propia". En una pareja siempre hay tres espacios: el de cada miembro de la pareja y el común. Hay que respetar cada uno de ellos, así como los amigos y las aficiones de cada uno.
- Flexibles. "Algo también muy importante. Por ejemplo, a la hora de ordenar o hacer limpieza, cada uno puede tener diferentes estándares, pero lo importante es ser flexible y respetar el criterio del otro".
- Saben elegir las batallas. "Llegan a acuerdos, no se pelean por tonterías. Las parejas aliadas saben cuándo hay que quemar el cartucho del conflicto y cuándo no".
- Controlan los semáforos emocionales. "Es otra cosa fundamental. Es muy importante que conozcamos la 'temperatura' emocional, algo así como un semáforo del amor: verde, naranja y rojo. Cuando están en naranja saben parar y aplazar la discusión para que la tensión baje".
- Saben perdonarse. "No se guardan rencor y, por ello, logran mantenerse a salvo de los Cuatro jinetes del Apocalipsis del amor: crítica, desprecio, actitud evasiva y actitud defensiva".
- Cultivan la erótica y la intimidad. "Estas parejas al menos se reservan dos horas a la semana para estar solos, darse un masaje o disfrutar del sexo. También se dedican tiempo de calidad yendo a actividades culturales o practicando sus aficiones".
Parejas enemigas: egoísmo y distintas sintonías
En este caso, la historia cambia por completo. Para Lara Ferreiro, las parejas enemigas "son parejas tóxicas. Su característica fundamental es que viven en el pasado. Recrean los conflictos y no saben perdonar. Están anclados a sus problemas y ejercen con su pareja la crítica y el desprecio, también la evitan o reaccionan de manera desproporcionada". Hay, además, otros rasgos vinculados a estas relaciones.
- Egoísmo. "Son muy egoístas, miran no por la pareja, sino por su propio interés. No priorizan a la pareja, están muy volcadas en su trabajo o en otras cosas. Su pareja es su última prioridad".
- Desconfianza. "No respetan los espacios del otro y se entrometen. Hay desconfianza, celos… Se aburren, se comparan con otras parejas y se lamentan de lo que no son". Muchas veces admiran a las parejas aliadas, aunque no se comprometen a hacer nada que mejore su relación
- Expectativas diferentes. Quieren vivir la vida de distinta manera. "Uno quiere hacer determinadas cosas, por ejemplo, casarse y tener hijos, y el otro no y eso ocasiona una guerra a fuego. Esto se ve mucho en terapia. La relación con la familia política también es importante, sobre todo con las suegras. Cómo gestionar las expectativas, el trabajo y la relación con las familias de origen influyen mucho para que una pareja sea o no enemiga.
- Ambiente violento. Vivir con una pareja enemiga es estar sobre un polvorín. No es raro que la violencia haga acto de presencia. "Cualquier tipo de violencia que tengan, ya sea la física, verbal o psicológica llega a un punto que si se perpetúa, o bien hay que romper la relación y contacto cero o bien hay que pedir ayuda profesional y eso hay que hacerlo a tiempo. De hecho, se viene al psicólogo entre tres y cinco años más tarde de lo que se debería".
- Mala comunicación. "En lugar de hacer peticiones o expresar necesidades, culpan continuamente al otro de su situación". También es habitual que intenten cambiar a la otra persona. "Quieren moldear al otro a su imagen y semejanza, sin dejar que exprese su propia personalidad".
- Dependencia emocional. "Curiosamente en este tipo de parejas, una de las partes siente adicción por la otra". Una persona demanda mucho y el otro, que tiene su propia vida, se siente desbordado. Eso va a generar muchísimos conflictos y discusiones.
- Manipulación. "Están buscando excusas, por ejemplo, mensajes del móvil, para crear conflictos interesados". De esta manera pretenden generar un sentimiento de culpa en la otra persona para lograr sus objetivos o simplemente tener sometido al otro.
¿Nacen o se hacen?
Las parejas enemigas ¿nacen o se hacen? Parece lógico pensar que todas las parejas son aliadas en sus inicios y que, poco a poco, por el desgaste de la convivencia, se van convirtiendo en enemigas. Según la psicóloga, esto no es así: las parejas aliadas o enemigas nacen de una manera u otra desde el principio. De hecho, hay cinco variables que determinan si la nuestra va a ser una pareja aliada o enemiga. "Estas cinco variables son el estilo de apego, el estilo de crianza (en qué tipo de familia haya vivido cada miembro de la pareja), los planes de futuro, el estilo de vida y la gestión de los conflictos", asegura Lara Ferreiro.
En cuanto a estilos de apego, "hay cuatro tipos. El primero es el seguro: 'estoy bien y quiero que mi pareja esté conmigo'. El segundo es el evitativo: gente que no quiere casi decir 'te quiero', que quiere estar poco con su pareja y tiene una vida aparte. El tercero es el ansioso: personas que quieren estar todo el día con su pareja y, por último, el ambivalente: un día te quiere y otro no", explica la experta. La clave es que los dos miembros de la pareja tenga un apego seguro. "Si ambos no tienen un estilo de apego seguro hay muchas probabilidades de que la pareja sea enemiga. Por ejemplo, si se empareja alguien con apego evitativo con alguien con apego ansioso, el conflicto está asegurado", señala Ferreiro.
¿Familia fusión o familia isla?
El estilo de crianza también es muy importante. "Si pertenezco a una familia fusión y nos encanta estar juntos los fines de semana y mi pareja se ha criado en una familia isla, en la que cada uno va a lo suyo, seguramente ahí se va a dar una pareja enemiga", explica la psicóloga
Lo mismo puede decirse de los planes de vida y el estilo de vida: "si hay diferencias de expectativas y de cómo cada uno quiere vivir la vida, esto aumenta las probabilidades de que la pareja sea enemiga. Y si no coinciden en gustos o prioridades en el estilo de vida (¿dónde vivir? ¿cómo disfrutar del ocio? ¿a qué queremos dedicar el dinero?), va a haber un choque frontal".
La gestión de conflicto también es determinante: "si en vez de expresar peticiones, gestionan los conflictos de manera tóxica, con rencor, con alusiones continuas, sin llegar a perdonar... es terreno abonado", asegura la experta, que también ve hitos en la vida de la pareja, por ejemplo, cuando se tienen hijos o hay que tomar decisiones con las que no se contaban, como aceleradores hacia la pareja enemiga.
Señales de que somos una pareja enemiga
Si este es tu caso, probablemente lo tengas claro, pero si dudas, la psicóloga comparte las señales que deben ponernos en guardia:
- Empiezas a ver toda la relación mal. Tienes sentimientos de rabia.
- Criticas todo lo que hace de manera destructiva, delante de él y con el grupo común
- No hay erótica entre vosotros.
- Crees que los problemas o los conflictos que vivís son irresolubles.
Para prevenir estos estadios, la psicóloga recomienda practicar una comunicación clara, asertiva y amable, pensar qué necesita la otra persona, dejar espacios individuales y acudir a terapia cuando vemos que la relación se nos va de las manos, lo que ocurre, especialmente, cuando empezamos a sentir odio hacia nuestra pareja.