El sexo tiene una parte emocional y otra física. En lo que concierne a esta última, no deja de ser una especie de coreografía gimnástica. En ese sentido, puede entrenarse como entrenamos otras habilidades. "Es importante recordar que el sexo es movimiento y es ejercicio", explica en el New York Times Debby Herbenick, directora del Centro para la Promoción de la Salud Sexual de la Universidad de Indiana.
Para esta experta, una vida sexual satisfactoria implica realizar actividad física de manera habitual. El ejercicio puede ayudar a prevenir la disfunción eréctil o el dolor cuando hay penetración, además de mejorar el sexo en términos generales. Con estos alicientes, ¿cómo no intentarlo? Algunos ejercicios son más adecuados que otros para lograr el objetivo. De entre ellos, destacamos los cinco más beneficiosos con el 'Mueve tus caderas', de Burning, como música de fondo.
La actividad cardiovascular impacta directamente en la salud sexual al activar dos sistemas importantes para el sexo como es la erección y la lubricación sexual. Algunos estudios también muestran que en algunas personas el ejercicio aeróbico puede estimular la excitación sexual.
Para las personas que aún no hacen este tipo de ejercicio, habría que empezar paulatinamente, con una actividad moderada: 20 minutos suaves y algún pico intenso. Dependiendo de la forma física, se puede optar por la bicicleta, el running o cualquier otra forma de alto impacto. El objetivo es hacer que el cuerpo tenga un nivel de resistencia alto, de manera que la actividad sexual no suponga un trabajo extra para el organismo.
Famosos para casi todas las mujeres que han pasado por un embarazo y un parto natural, los ejercicios de Kegel no son exclusivos de la salud femenina. El estado del suelo pélvico puede hacer la diferencia entre una experiencia sexual gratificante y otra dolorosa. En España, alrededor de un 6% de los hombre y un 26% de las mujeres sufren dolor durante las relaciones sexuales. Cuando los músculos del suelo pélvico están débiles o demasiado tensos, el orgasmo se siente con menor intensidad, ya que para eso es necesario que los músculos del suelo pélvico se contraigan y expandan de manera adecuada.
Los ejercicios de Kegel son los más útiles para poner remedio. Consisten en contraer el recto de manera parecida a cuando contenemos la orina o un gas. La clave es asegurarnos de que, después cada contracción, se relajan bien los músculos, algo que no todo el mundo hace bien. Desde el suelo, consisten en levantar las caderas lentamente contrayendo toda la zona durante unos segundos.
Si por el contrario, el suelo pélvico está tenso, en vez de ejercicios de Kegel, los expertos sugieren hacer respiración diafragmática, lo que puede ayudar a relajar y alargar los músculos.
La mayoría de las personas están sentadas varias horas al día, lo que puede propiciar el endurecimiento de los músculos, fascias y ligamentos. Si las caderas no están flexibles, hay mayor posibilidad de experimentar dolor durante el sexo. Con unas caderas en mal estado, tampoco es posible variar de posición durante el sexo. ¿Cómo solucionarlo? Los ejercicios más recomendados pueden ser algunos clásicos del yoga, como la posición perro-gato (cuatro patas arquear la espalda hacia arriba y hacia abajo) y, en general, cualquier movimiento que suponga estirar y mover el área de las caderas o que implique colocar el pecho lo más cerca posible de las rodillas. ¿El objetivo? Desbloquear la zona.
Cuanto más fuerte esté el core, los músculos abdominales, lumbares, de la pelvis, los glúteos y la musculatura profunda de la columna, mejor nos moveremos durante el sexo. La mayoría de los nervios y músculos involucrados en la función sexual se integran en el core. Por tanto, fortalecerlo y mantenerlo en buen estado puede ayudar a reducir molestias en la espalda en todos los ámbitos de la vida, incluido el sexo.
Los ejercicios más recomendados para ello son las famosas 'planchas', consistentes en mantener el cuerpo firme cuando estamos boca abajo con la única sujeción de manos y pies.
El yoga ayuda a mejorar la movilidad de las caderas y del core. Practicar una respiración profunda y lenta, lo que se conoce como respiración diafragmática, ayuda a relajarse. Cuando esto ocurre, se activa el sistema nervioso parasimpático relacionado con la mejora del sistema inmune. Además, estando relajados, la penetración vaginal se hace más cómoda y las erecciones se producen de manera más fácil.
Si el yoga no convence, bastaría son tumbarse en el suelo, ponerse la mano en el vientre y sentir cómo la respiración hace que nuestro diafragama suba y baje. Ese simple gesto bastará para empezar a sentirnos bien, e, incluso, sentirnos preparados para el amor.