No es una fase: cuando tu hijo ha sido gay, bi, pan... y sigue explorando

Cuando Noah (13) le dijo a sus padres que se identificaba como una persona no binaria, Miriam y Jorge se mostraron comprensivos y empáticos. Les costó un poco, pero aprendieron a conjugar el género con la e, incluso empezaron a llamar a su hije por el nombre elegido para asumir su nueva identidad, la defendieron ante familiares y amigos, e incluso se unieron a colectivos activistas para promover el reconocimiento de las personas NB ante el resto de la sociedad. Dos años después, Noah volvía a ser Noah, y ahora se identificaba como un varón gay.

"Cuando Noah salió del armario como NB nos lo tomamos con mucha calma pero también con mucha seriedad -dice Miriam-, pero fue cuando empezamos a escuchar que seguramente aquello 'era una fase'... no lo habíamos pensado así, pero claro, ahora creemos que probablemente lo fue", asegura. ¿Lo fue? ¿Y que entendemos exactamente por 'fase'? Se lo preguntamos a una profesora de sociología experta en temas de género, a una psicóloga y a una adolescente bisexual.

"Me da pena por ellos"

Elena (19) ha escuchado mil veces que lo suyo "es una fase", muchas veces de sus propios padres. "Tuve una novia durante dos años y aunque se tomaron bien lo de tener una hija lesbiana, cuando lo dejamos y empecé a salir con chicos, empezaron con eso de que había sido una 'fase'". Para Elena, "es un palo" porque siente que siempre que alguien usa esa expresión lo hace con cierta condescendencia. "Lo hacen como para menospreciarte y decir 'te lo dije'. Pero a mi la verdad es que me da pena por ellos, porque no se enteran". Y no solo se trata de los padres, muchos de sus amigos, sobre todo chicos cis, también se lo han soltado alguna vez, asegura.

Elena, que ahora está en primero de carrera (Antropología) y se auto identifica como bisexual, tiene claro que "cuando ellos hablan de 'fases' lo dicen casi como si fueras tonto, o como si pasar por una 'fase' fuera solo un momento previo a tu vuelta a lo que consideran normal", afirma.

"No es menos verdad"

Para Carmen Romero Bachiller, feminista y profesora de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid, "esto de la 'fase' se sustenta en la idea de que las identidades que tenemos son estáticas y hay una 'verdad inherente a ellas' como si fuera algo inmutable, algo que viene desde el nacimiento". Para la docente, sin embargo, "todo que tiene que ver con los procesos en los que vamos aprendiendo, recolocándonos, encontrando los referentes que nos ayudan a pensarnos, y que obviamente van cambiando, van transformándose... Y eso no hace que todos los momentos por los que hemos pasado sean menos reales cada uno de ellos".

En la misma línea, la psicóloga Andrea Valenzuela opina que "la adolescencia es la etapa de formación de la personalidad, la que está directamente ligado a nuestra identidad. Esa formación influyen además muchos factores que van de los biológico a lo ideológico" asegura.

Precisamente, para Romero Bachiller, en lo biológico "se ha buscado a lo largo de los años alguna 'verdad genética' -el famoso gen gay- que pudiera explicar determinada predisposición de las personas a diferentes orientaciones. Pero hay que recordar que los primeros informes de sexología, como el informe Kinsey y todo eso, hablan de un 'espectro' en el que la gente se va moviendo y desplazando", dice la profesora, que asegura que "en espacios donde ha habido un mayor cuestionamiento de las posiciones normativas, hay mayores posibilidades de indagar, de bucear, de pensar otra formas de identificarte, y eso no lo hace menos real".

¿Qué podemos hacer como padres ante las exploraciones?

"Lo peor que podemos hacer con un adolescente -asegura por su parte Valenzuela- es hacerles sentir más inseguros, y o es lo que conseguimos cuando nos tomamos a la ligera sus sentimientos o sus convicciones, por frágiles que nos parezcan a nosotros". Para Romero Bachiller, "quizá lo que deberíamos preguntarnos es por qué actuamos con tanta rigidez e incluso con tanta violencia para sostener las normas de género cisheteronormativas".

Elena asegura que en estos momentos está muy bien con sus padres, "yo no los juzgo por no entender, así que solo espero que no me juzguen ellos a mí", dice entre risas. "Tal vez lo único que les pediría que si vuelvo a estar con una chica más adelante no vuelvan a encasillarme como 'la buena hija lesbiana', creo que les hacía más ilusión que a mí que tenga un solo tipo de pareja". Y Elena tiene claro que no va a ser así.

Romero Bachiller firma quizás la frase más elocuente sobre las consabidas 'fases': "La posibilidad de fluidez es real y no hace menos real las experiencias vividas por los más jóvenes".