Viagra. Cialis. Levitra. La sexualidad no tiene límite de caducidad. Parece una obviedad, pero no está de más recordarlo. Lo explica el experto terapeuta y sexólogo Miguel Vagalume, quien insiste en que no hay una hipotética línea del tiempo que reste, en la que solo se es válido en la juventud y luego "se deja de funcionar". Para solventar los posibles cambios corporales que la madurez trae, la medicina tiene respuestas en las que apoyarse. Adaptarse con naturalidad a los nuevos tiempos es el espíritu.
Es el caso de Jose (70 años), operado de próstata hace cuatro, que ha visto en la Cialis un nuevo redescubrimiento de su sexualidad junto a su mujer, de setenta y dos. Algunos detalles han cambiado, como que ahora tienen que "planificarlo con antelación", pero reconoce que se ha acostumbrado perfectamente a pesar de "lo asustado que estaba".
"Yo tomo Cialis, que es parecido a la Viagra, desde hace cuatro años que me operaron de la próstata. Lo que más me preocupaba entonces era poder mantener mi vida sexual con mi mujer, que ahora tiene 72, porque llevamos juntos más de 40 y para los dos era importante. Me he adaptado bastante bien para lo asustado que estaba. Ahora es diferente, hay que planificarlo con antelación, tomar la medicación, tener en cuenta todo lo del prospecto, pero oye, funciona y dentro de lo que cabe no me puedo quejar. Tiene también la gracia de que aumenta la resistencia, me refiero a la duración de las relaciones, que puede ser ventaja o desventaja, claro, porque a veces acabamos muy cansados mi mujer o yo o los dos (risas).
Para mí no es un secreto pero tampoco me gusta que lo sepa todo el mundo, hay gente que es muy pesada con el cachondeíto, si fueran de otra manera no tendría problema en hablar de ello, a mí de hecho me parece positivo que se hable de estas cosas, pero hay algunos a los que sencillamente no tengo ganas de aguantarlos. Por ejemplo, en mi familia lo sabe todo el mundo. Mis hijos, mis hermanos, mis cuñados, hasta los nietos lo saben y no me importa que se pregunten cosas ni que se hagan bromas. Pero con la pandilla de amigos que tengo con mi mujer pues prefiero no sacar el tema porque hay tres o cuatro pesados, así de claro. Son los de toda la vida, los que hacen que no se pueda hablar bien de las cosas, en casi todos los grupos hay algunos tipos así que se ponen nerviosos con estos temas por represión o por lo que sea. Yo soy el primer bromista, ¿eh? Pero también puedo pasar de la broma. Hay que poder estar para las dos cosas y si estás sólo para una no cuentes conmigo".