El curioso pueblo donde cuelgan pimientos rojos en las fachadas de las casas: así es su peculiar tradición
La tradición de secar colgados los pimientos decorando las fachadas para celebrar la cosecha desde el siglo XVII ha hecho famoso a este lugar
El microclima de la zona es parecido al de su lugar de origen en México, por la cercanía del mar Cantábrico y de Los Pirineos
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El último fin de semana de octubre se celebró en una bonita localidad francesa la Fiesta del Pimiento. Aquí las fachadas blancas se habían adornado con estas verduras de un rojo intenso a juego con las ventanas de las construcciones tradicionales. En Uppers nos hemos puesto en modo viajero para conocer en qué pueblo cuelgan pimientos rojos en las casas. Se trata de Espelette, en pleno País Vasco francés, en la provincia de Labort, a quince minutos en coche desde la localidad navarra de Dantxarinea, que hace frontera con Francia en Los Pirineos, y a media hora desde la costa de San Juan de Luz o de Biarritz donde termina el Mar Cantábrico.
El terreno adoptó su nombre porque Ezpeleta (Espelette en francés) significa lugar de pequeños árboles o arbustos, lo que en euskera se llama ezpel. Estas tierras también le dieron el nombre a una familia noble, los barones de Ezpeleta, que hacia el año 1000 construyeron un vasto recinto fortificado para protegerse de las invasiones con cinco torres de vigilancia. Esta fortificación tenía forma de polígono irregular y ocupaba todo el término municipal. En 1694, la Baronesa Juliana Henríquez murió sin descendencia y legó el castillo a los habitantes de Espelette. De esta construcción, solo queda una de las torres y una parte del antiguo château, pero se puede visitar porque alberga la Oficina de Turismo, el ayuntamiento y una sala de exposiciones.
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Un pimiento mexicano en el País Vasco francés
En cuanto al pimiento o la guindilla que ha hecho tan famoso al lugar es más moderno. Proviene de México y lo trajeron aquí los primeros colonizadores de Sudamérica en las bodegas de los barcos a su vuelta a casa. Según detallan las fuentes se tiene constancia de la presencia de este producto en las tierras vascas desde 1650. Cuentan que un marinero del País Vasco que había estado navegando con Cristóbal Colón volvió a su tierra con algunos pimientos. Al principio, se utilizaban como remedio para males del cuerpo porque se entendía que tenían propiedades medicinales. Fue más tarde cuando se incorporaron a la cocina como ingrediente para sazonar los alimentos y para conservar carnes y jamones. Después, la pimienta empezó a subir de precio y los lugareños comenzaron a cultivar este pimiento para reemplazarla. Dio la casualidad de que en esta región hay un microclima parecido al de su lugar de origen gracias a la cercanía del mar y de la montaña, con temperaturas suaves en verano, lluvias frecuentes y un relieve geográfico que reduce la brisa.
Esta variedad de pimiento se planta en el mes de mayo y tras el verano, a finales de agosto, se cosecha. Después, se pone a secar, de modo que se engarzan en cordeles uno tras otro para colgarlos en las fachadas de las viviendas y dentro de las casas, antiguamente, con la intención de celebrar la cosecha. Además, se empleaban los hornos de pan para secarlos, tostarlos y darles su punto crujiente, a continuación, se machacaban hasta obtener el pimentón. Ahora, con ellos se adornan las fachadas manteniendo la tradición. Pero en su ciclo de producción convencional se cuelgan en rejillas dentro de invernaderos, una forma de secarlos que hace que el pimiento vaya perdiendo poco a poco todo el agua que contiene conservando todos sus aromas y sabores.
La tradición se ha mantenido generación tras generación y hoy el pimiento de Espelette se emplea en alta cocina gracias a sus características organolépticas. Los chefs lo utilizan para cocinar ya sea enteros y frescos como ingrediente o enteros y secos o en polvo para condimentar. Son muy apreciados por el toque agridulce que aporta a las recetas y por la sensación de calor que ese picante genera.
El pimiento de Espelette tiene Denominación de Origen
Hoy se producen en diez pueblos de la región además de en Espelette y la UE ha otorgado a esta área geográfica la Denominación de Origen. Aunque solo tienen la denominación aquellos que se han secado con el método tradicional. El festival del pimiento se remonta a 1968, se ha hecho muy famoso y acoge cada año más de 20.000 visitantes. La localidad de Espelette organiza eventos culturales, de ocio y culinarios para rendir homenaje a su pimiento cada último fin de semana del mes de octubre.
Las calles de este pueblo con sus construcciones típicas y engalanadas con sus guirnaldas de pimientos rojos van a dar a la calle principal que es peatonal. Además del castillo se puede visitar la iglesia de San Esteban, una construcción que data del siglo XVI y aunque en el interior hay un hermoso altar barroco y mobiliario del siglo XVII, se aprecian unos muros que destacan por ser más robustos de lo normal ya que el recinto también se utilizaba como fortaleza.