Destino Estambul: "Santa Sofía al atardecer es muy bella, pero el mejor viaje nos acerca a otras realidades"
El periodista y escritor Pablo Zulaica despliega en 'Paisajeros' la crónica de 20 periplos en tren donde lo importante no es tanto el destino como el propio viaje
"No sé si el viaje significa salir del estado de confort o entrar en él"
"Estambul significó para mí un momento de cierre en mi vida"
Para los viajeros de raza, viajar nunca es ir a un lugar, sino conseguir una nueva manera de hacer las cosas. Uno de esos viajeros de raza es el periodista y escritor Pablo Zulaica. Acaba de publicar 'Paisajeros' (geoPlaneta), la crónica de 20 periplos en tren donde lo importante no es tanto el destino como el viaje en sí mismo, junto a las personas y espacios que conforman la experiencia. Después de 'Los acentos perdidos' y 'Un fin de semana en la coladera', Zulaica, avezado observador, ha escrito una crónica fascinante que va desde Noruega a La Patagonia y desde Canfranc a Madagascar.
Con Zulaica ya hemos hablado de la ruta por el Transiberiano y de otros periplos. Hoy, llegamos con él a Estambul, la ciudad milenaria que separa Asia y Europa a través del estrecho del Bósforo. Una vez más, el viaje va unido al misterio del tren. ¿Quiénes se suben a él, por qué y hasta dónde?
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En la literatura, en la filosofía y en algunas religiones, el viaje se asocia al transcurrir de la vida. ¿Qué significa el viaje para ti?
No sé si el viaje significa salir del estado de confort o entrar en él. A veces, el estado de confort resulta ser el viaje, si sabes llevar la incertidumbre, y del mismo modo llega un punto en el que sientes que es bueno parar, repensar y ordenar lo vivido y aprendido. Y también ordenar lo que uno ha documentado. Lo de viajar y parar puede ser otro de esos equilibrios tan difíciles, como el de tener tiempo o dinero, que no suele darse a la vez, o habitar el campo o en la comodidad de la ciudad.
¿Cómo fue tu llegada a Estambul?
Llegué a Estambul en tren, no en avión como suele ser habitual, y no fue para visitar la ciudad sino para terminar en Haydarpasha, su estación del lado asiático, un recorrido de cien días por Asia Central.
¿Qué supuso para ti llegar a un lugar tan mítico como la antigua Constantinopla?
Para mí significó un momento de cierre porque ya había estado en la ciudad y, por ejemplo, solo vi la mezquita de Santa Sofía recortada al atardecer desde la orilla asiática del Bósforo.
¿Cómo estaba en aquel momento la ciudad?
Era un momento grave, tres o cuatro días después del intento de golpe de estado contra el gobierno de Erdogan, y solo trataba de entender un poco qué había sucedido a través de amigos que lo habían vivido de cerca.
¿Te dio Estambul todo lo que esperabas?
La foto del atardecer fue muy bonita, pero creo que el viaje que más llena es el que nos acerca a otras realidades, no aquel del que uno regresa con un placer que solo ha sido estético.