El próximo 8 de abril se repetirá uno de los fenómenos astronómicos que más fascinan a la humanidad: Taylor Swift saca nuevo disco. Es broma. Para el disco habrá que esperar al 19 de abril. Lo que ocurrirá el 8 es un nuevo eclipse total de sol, que tampoco está tan mal. Eso sí, solo podrá verse en su totalidad desde algunas regiones de norteamérica, más concretamente en la región del Niágara (Canadá), algunos condados de Texas (EE UU) y en ciudades como Durango y Mazatlán (México).
Podrá verse también, pero solo parcialmente. Los localidades que vivirán (aunque muy levemente) este nueva noche sin día, este nuevo día sin noche, serán las islas de El Hierro, La Palma, La Gomera, Tenerife y Gran Canaria, en Canarias, y en Finisterre, Muxía, Santiago de Compostela, Vigo y Pontevedra, en Galicia. En todas esas regiones, el eclipse podrá verse de manera parcial alrededor de las 21:00 horas. Pero si eres de los que esperan la oscuridad como agua de mayo, el Instituto Geográfico Nacional tiene buenas noticias para tí: el 29 de marzo de 2025 ocurrirá el próximo eclipse parcial visible desde todo nuestro país y el 12 de agosto de 2026 tendrá lugar el próximo eclipse solar total visible desde el norte y el centro de la península.
En las regiones norteamericanas señaladas, dada la fiebre habitual por "ver el eclipse" se han tomado medidas radicales como declarar el estado de emergencia. También se han suspendido las clases y dado que se esperan aglomeraciones masivas en parques y zonas públicas durante los minutos que durará el fenómeno, se activarán alertas en todos los servicios de emergencia. Como es habitual, también se recomiendan el uso de gafas con protección ISO 12312-2 para evitar daños oculares.
Prever un eclipse puede salvarte la vida. O no. En un cuento célebre de Augusto Monterroso un fraile español está a punto de ser sacrificado por nativos de Guatemala cuando tiene una idea brillante: ducho en asuntos astronómicos, él sabía que ese mismo día ocurriría un eclipse total, así que utilizaría la ciencia para engañar a los salvajes y hacerles creer que era una especie de dios. Monterroso lo remata así: "Dos horas después el corazón de fray Bartolomé Arrazola chorreaba su sangre vehemente sobre la piedra de los sacrificios (brillante bajo la opaca luz de un sol eclipsado), mientras uno de los indígenas recitaba sin ninguna inflexión de voz, sin prisa, una por una, las infinitas fechas en que se producirían eclipses solares y lunares, que los astrónomos de la comunidad maya habían previsto y anotado en sus códices sin la valiosa ayuda de Aristóteles".
Cada año se producen al menos dos eclipses solares visibles desde algún lugar de la tierra.